Noche De Bodas

Luego de pasear por la playa, Andrés y Miguel tuvieron una cena romántica bajo las estrellas, Andrés estaba muy emocionado y nervioso, no sabía cómo actuar. Por su parte, Miguel estaba relajado mientras comía y bebía vino a placer.

Después de comer ambos fueron a la habitación y Andrés fue el primero en bañarse, mientras Miguel se bañaba Andrés jugaba con sus dedos nerviosos.

Al salir de la ducha, Miguel notó el nerviosismo de Andrés.

—Si no te sientes cómodo o listo, podemos aplazar la noche de bodas.

La vergüenza y nerviosismo de Andrés se hicieron presente incluso en sus palabras.

—No, no es eso… yo… yo.

Antes de continuar hablando, Andrés soltó un largo y profundo suspiro.

—Si quiero, me da… vergüenza.

—No debes sentir vergüenza.

Las palabras salieron de forma relajada de los labios de Miguel, luego de escuchar las palabras de Miguel, Andrés se relajó un poco y hablo con normalidad.

—¿Podemos empezar?… pero, yo soy virgen.

—Eso ya lo sabía, es natural en alguien como tú, nunca has estado con nadie.

—¿Era tan obvio?.

—Un poco.

Andrés quiso preguntar si Miguel también lo era, pero en sí la pregunta era tonta, Andrés recordaba la inmensa cantidad de periódicos que vio donde aquel beta era el protagonista con cualquier otra persona, beta u Omega, hombre o mujer, cientos de especulaciones sobre las relaciones personales del beta que máximo duraban seis meses.

Miguel se acercó de forma cautelosa al Omega y lo beso ligeramente, el Omega correspondió de forma torpe, solo cuando la falta de aire hizo casi ahogar se separaron.

Miguel tomó al Omega por la cintura y lo recostó suavemente sobre cama mientras quitaba la pijama de este.

Andrés estaba nervioso y sonrojado, pero como puedo quitó la ropa de Miguel, su corazón latía tan rápido que creyó que podría salirse de su pecho.

Miguel besó el pecho de Andrés hasta subir a sus labios, antes de continuar se levantó y rebusco entre las gavetas de la pequeña mesa junto a la cama.

–¿Qué ocurre?

Pregunto Andrés un poco desconsolado.

—Debo usar lubricante, te dolerá si no lo hago bien, siempre duele la primera vez, pero será más fácil así.

Miguel volvió a ponerse sobre Andrés y abrió la pequeña botella con lubricante, puso una gran cantidad en su mano, cuando líquido frío y viscoso tocó la entrada de Andrés, este sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Estás mojado, pero no lo suficiente.

Después de esas palabras, Miguel introdujo sus dedos haciendo que las paredes internas se comenzarán a abrir, mientras el Omega temblaba y mordía sus labios soportando el repentino dolor.

—No muertas tus labios.

Suavemente, el Omega abrió la boca mientras sonidos nunca escuchados antes salieron de su temblorosa boca.

Con cada movimiento el pequeño cuerpo temblaba y se retorcía.

—Creo que es suficiente.

—¿Qué?.

Andrés no entendía muy bien la razón por la que Miguel se detuvo, pero al bajar su mirada notó como el beta se puso un preservativo y posicionó su palpitante miembro en su entrada.

—Ahhhhh~

Un grito de placer y dolor se mezcló entre jadeos cuando aquel miembro perforó por completo las entrañas del Omega.

Movimientos suaves hicieron que los dulces y extraños sonidos se producirán al salir de la boca de Andrés, este apretaba con todas sus fuerzas las sábanas.

El beta aumentó la velocidad e intensidad de las estocadas, el pequeño agujero temblaba y apretaba su miembro.

La noche estuvo llena de jadeos y sonidos emitidos por la excitación.

Al despertar a la mañana siguiente, el Omega no pudo evitar quejarse por el punzante dolor en su cadera e inclusive en su zona baja, la cual estaba realmente irritada e hinchada.

—¿Duele mucho?

—Sí, pero la pastilla hará efecto pronto, eso espero… ¿Para qué es esa pomada?

Miguel tenía un pequeño recipiente en las manos, el cual le causó una gran curiosidad a Andrés.

—Verás… es para ti.

—¿Para mí?

El beta quería reír por la inocente reacción del Omega, suspiro y le dio a Andrés el pequeño recipiente.

—Ponlo donde está hinchado.

—¿Dónde está hinchado?

El pequeño Andrés todavía no entendía a que se refería Miguel, miro aquel recipiente con curiosidad y confusión ¿Para qué lo usaría?

—No sé si eres tonto o muy inocente, eso es para tu trasero, te ayudará con el dolor y bajará la hinchazón.

La vergüenza hizo que Andrés se pusiera rojo como un tomate, se sentía tonto por no entender algo que a ojos de Miguel parecía obvio, no sabía ni siquiera que decir, Miguel salió de la habitación sin decir nada mientas Andrés aún sentía un mar de vergüenza.

Como pudo Andrés se levantó y fue al baño a ducharse y poner la pomada, luego de un largo y difícil baño salió y se vistió con ropa cómoda y holgada, incluso su pecho dolía un poco y también aplicó un poco de pomada, no sabía si serviría, pero tampoco perdía nada.

Al bajar a desayunar Miguel ya había comido y estaba tomando un café mientras veía su computadora, eso entristeció un poco a Andrés, Miguel ni siquiera lo espero para desayunar o lo ayudo a limpiarse, después de un largo suspiro Andrés preparo su desayuno y se sentó cerca de Miguel.

—¿Comerás tanto?

Pregunto Miguel mientras veía la comida en el plato de Peter.

—Siempre como la misma cantidad en casa.

—Ah.

Fue la única respuesta de Miguel, el cual ignoró totalmente al Omega y volvió su mirada a la computadora, Andrés quería preguntar qué hacía. Sin embargo, la pregunta murió en el fondo de su garganta y comió con un sentimiento amargo en su pecho, este observaba el rostro serio y concentrado de Miguel, el cual ni siquiera se preocupaba por sentir la mirada de Andrés. Tal vez Andrés tampoco debía esperar mucho de Miguel, ya que él no lo amaba, tal vez si se esforzaba en el futuro podría ganar el amor del beta, otra vez un sentimiento amargo se clavó en su ser.

Él no sabía que esa era la primera de muchas futuras amarguras.

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