Capítulo 11 DESCORTÉS

...💔💔💔💔 RENATA GÓMEZ 💔💔💔💔...

Me desperté muy temprano como siempre para atender a mí madre y hacer las cosas en casa. Fui a darle de comer a nuestros animales, después a la huerta y me puse a amasar para hacer el pan.

Estuve atenta por si escuchaba algún vehículo acercarse por si esa mujer llegaba. La escucharía, no tenía nada que perder y podía ganar salvar la vida de mí madre. Estaba ansiosa y nerviosa a la vez.

Escuché una camioneta llegar después del almuerzo y era Eliot quien venía con una hermosa rosa blanca que cortó del rosal de su madre.

Nos besamos y se quedó a almorzar con nosotros.

-¿Te pasa algo bonita? Te noto nerviosa- Eliot me preguntó poniéndome su brazo para que me apoyara en él

-Ayer vinieron los Arango y la señora me dijo que hoy hablaría conmigo, creo que quiere proponerme algún trabajo a cambio de pagar el tratamiento de mamá así que estoy esperando que llegue. Aunque- hice silencio

-¿Aunque?

-Mis padres no quieren que hable con ella y no se por qué. Parece bastante amable creo, tal vez un poco extraña, no se

-Bonita si tus padres no quieren que hables con ella por algo es. Deberías tomar en cuenta sus palabras ¿No lo crees? Además ellos no son gente de perder dinero. No sé amor pero no me da buena espina

-Tal vez tengas razón pero si estuviera tu mamá en lugar de la mía escucharías lo que esa señora tiene que decir por salvarla

-En eso tienes razón, creo que ahí vienen- vimos que una camioneta se acercaba y no era vieja como las de los campos cercanos

El matrimonio Arango bajó de la camioneta seguido de dos personas más. Un hombre de por lo menos cincuenta años que venía con un maletín en su mano izquierda y un muchacho de alrededor de veinticinco años.

El muchacho era alto, se lo veía fuerte tal como un hombre que se ejercitaba mucho. Tenía el cabello negro y unos ojos oscuros. Él lucía más amenazante que el hombre del maletín. Se me quedó viendo fijamente y después miró a Eliot quien tomaba mí mano con una sonrisa escalofriante.

-¿Cómo estás niña? ¿Será que podemos hablar ahora?

-Hola señora, señores. Pasen por favor- abrí la puerta haciéndolos pasar primero y los dos hombres desconocidos miraron todo con detenimiento

-Deberiamos hablar a solas niña- miró a Eliot pidiéndole que se retire sin usar palabras

-Bonita después nos vemos- lo acompañé a la puerta y me abrazó, dejó un pequeño beso en mis labios y se fue

-¿Puedo ofrecerles algo de comer o tomar?- pregunté intentando ser amable con ellos pero todos negaron

Me senté y esperé con nervios que hablaran pero nadie decía una palabra.

-Bien, él es el abogado, Aníbal Lancome- el hombre del maletín me estrechó su mano y me presenté- y él es nuestro hijo Abraham Arango- estrechamos nuestras manos

Me resultó maleducado el tal Abraham ya que le habló al abogado en secreto mientras que yo estaba allí pintada al igual que sus padres.

-Bueno señora usted me dirá que trabajo me iba a proponer- hablé nerviosa tomando valor ganándome una mirada de los presentes

-Asi que no sabe nada, esto será muy interesante- habló ahora el tal Abraham riéndose, algo que sentí como una clara burla hacia mí

Yo no tenía idea de que me hablarían éstas personas pero todo se vio interrumpido cuando mí madre se levantó e interrumpió la conversación.

-Hija no los escuches, retirense por favor ya conocen el camino- Mamá se veía enojada

-Mamá por favor no seas descortés, disculpenla por favor

Mamá claramente sabía algo que yo desconocía pero aunque su salud estaba deteriorada se puso frente a mí intentando protegerme de algo que no tenía idea. Me sentía incómoda pero no en peligro así que no entendía su actitud.

Papá llegó y fulminó con la mirada a los presentes. Yo lo miré sin comprender porque ni siquiera por educación los saludó y accedió a llevarse a mamá al cuarto ante sus múltiples quejas.

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