Capítulo 7 ANGUSTIA

...💕💕💕💕 RENATA GÓMEZ 💕💕💕💕...

Pasaron dos meses desde que mama comenzó a estar fatigada aún sin realizar esfuerzo físico. Dos meses donde con papá le hemos pedido no preocuparse por cosas como las tareas de la casa.

Yo me levantaba más temprano para así adelantar las tareas porque ella no quería quedarse en la cama sin hacer nada. Aveces le llevaba el desayuno a la cama para hacer que permaneciera quieta un rato más.

-Papá yo creo que mamá tendría que ver un doctor, seguro necesite unas vitaminas

-Hay mi niña he intentado convencerla tantas veces de ir a uno pero ya sabes cómo es de testadura- papá suspiraba y yo hacía lo mismo porque no podíamos hacerlo

-¿Traer al doctor del pueblo será muy caro? Para que la revise al menos

-Deberias ir y preguntarle a Fausto si puede venir, ¿Por qué no vas con Eliot?

Fui a ver a Eliot antes de nuestra hora pactada y le pedí de favor llevarme al pueblo por mamá. Entre nosotros no había secretos y el sabía que estábamos preocupados por mamá, incluso el había ido a casa en varias oportunidades.

-Vamos bonita, déjame cambiarme- me dió un beso mientras con rapidez se quitaba la camisa sucia por el trabajo

-Gracias amor, te amo

En menos de diez minutos él ya había encendido la camioneta para irnos al pueblo a ver al señor Fausto, un buen médico que llevaba al menos tres décadas atendiendo a la gente del lugar.

-Todo estará bien bonita, regálame una sonrisa ¿Si? Yo estaré contigo ¿Lo sabes verdad?- el me abrazó cuando entramos al consultorio del doctor

El doctor dijo que iría al acabar con sus pacientes del día y no nos cobraría su visita ya que papá siempre le ha dado de nuestros productos para su familia.

Eliot pasó ese día conmigo esperando a mi lado a qué el doctor llegara mientras que mamá descansaba. Ese día no hubo nada preparado para él pero supo entender, incluso se negó a qué le preparara algo especial.

Yo lo amaba por su buen corazón. Él era una de esas personas tan hermosas por dentro como también por fuera. Él no sólo estaba junto a mi en los buenos momentos sino que en los malos es cuando se ven las verdaderas personas, las que valen la pena y por él yo sabía que podía meter las manos al fuego sin quemarme.

El doctor llegó y lo guié al cuarto donde mamá descansaba y por la mirada que me dió supe que se había molestado pero ella no era irrespetuosa así que dejó que el doctor hiciera su trabajo.

Al salir del cuarto él nos dijo que debería hacerle unos estudios y que vendría al día siguiente para tomarle una muestra de sangre y poder dar un diagnóstico para saber de que debíamos ocuparnos.

Papá vino de trabajar más temprano para saber que dijo el doctor y para aguantar los regaños de mamá mientras que yo fui con Eliot a mirar un bonito atardecer.

Yo no sabía que aquel atardecer sería uno de los últimos que veríamos juntos porque de haberlo sabido me habría aferrado más a él y habría pasado más tiempo aún a su lado. Nuestros abrazos habrían durado mucho más tiempo y le hubiera dicho infinidad de veces cuánto lo amaba para que jamás lo olvidara.

Las primeras brisas del tornado estaban amenazando con llevarse mi tan soñado castillo. Aquello que luego se llevaría mi amada rutina, el amor de mi vida y parte de mi alma en el proceso.