AÚN NO ENTIENDEN.

Esther ¿Dónde te habías metido?._ Pregunto Joaquín caminando en dirección a la joven.

- Hermano? Cómo has estado?._ Habló Keyler, había reconocido a ese joven que recién llegó.

- Keyler? Qué haces aquí bastardo? Deberías estar encerrado!

- Por qué él estaría encerrado Joaquín?.

- No es nada Esther, me preocupaste así que vine a buscarte, pensé que te habías perdido.

- Yo no dejaría que esta belleza se perdiera._ Dijo Keyler mirando coquetamente a Esther.

- No la llames asi.

- Por qué no?._ Preguntó Keyler, el sabia que Joaquín tenía una obsesión por la joven.

- Esther le pediré a uno de nuestros carruajes que te lleve a tu mansión, no necesitas hacerle caso.

- Bueno.

Joaquín tomó el brazo de la joven y se la estaba llevando de ahí, volteó una última vez a donde estaba Keyler y le dijo.

- Más tarde hablaré con mi padre, estas advertido.

Keyler no le hizo caso, en lugar de eso miro a la joven quien también lo estaba mirando y se despidió de ella haciendole señas con la mano, fue algo que le molestó mucho a Joaquín así que se apresuró a llevársela de ese sitio.

- No dejaré que ella se entregue a ti Joaquín._ Dijo Keyler viéndolos irse.

En la novela, Esther se sentía tan sola por los rechazos de su prometido, hasta que un día Joaquín y ella estuvieron juntos, de eso se enteraron todos los nobles y fue una razón más para cancelar el compromiso de ella con el Duque Julián.

Keyler se marchó de donde estaba y le dijo a un guardia que lo guiara hasta la oficina del archiduque Tomás, su padre.

El guardia no le hacía caso y eso hizo molestar mucho al joven, agarró la espada y le hizo varios cortes delante de todos los que estaban ahí.

- Ahora sí me llevarás?

- Cómo logró hacerme esto?._ Preguntó el guardia sorprendido, no había pasado ni dos minutos en que ya había salido herido.

- Yo lo llevaré Joven._ Dijo un muchacho de la misma edad que Keyler.

- Tu quién eres?

- Soy un aprendiz para caballero.

- Tu nombre amigo.

- Amigo?

- Me dirías tu nombre? ._ Habló con paciencia Keyler.

- Me llamo Rubén.

- Así que Rubén?._ Dijo el joven con una sonrisa, se había topado con alguien que en el futuro sería fuerte.

- Si.

- De ahora en adelante serás mi escolta.

- Yo?

- Acaso no me entendiste?

- Si joven lo entendí, pero al archiduque quizás le pueda molestar...

- Yo me encargaré, ahora llévame a su oficina.

- Entendido.

Rubén sabía acerca del hijo del archiduque, este siempre paraba encerrado así que no lo había visto jamás, le sorprendió la facilidad en como atacó a un guardia bien entrenado.

- Le puedo preguntar algo?

- Qué pasa?

- Por qué quiso que yo fuera su escolta?

- Porque me da la gana.

- Qué es dar la gana?

- No entiendes, no me hagas preguntas.

- Bueno.

- Es aquí?._ Preguntó Keyler al ver que Rubén se detuvo.

- Si joven aqui es.

- Qué se les ofrece?._ Habló uno de los caballeros que custodiaba aquella oficina.

- Vengo a ver al Archiduque, dígale que su hijo Keyler está aquí.

- Mira mocoso no vengas a interrumpir los asuntos del señor.

En esa mansión era bien sabido de que Keyler no tenía ni voz ni voto, no importaba si el fuera el hijo de un archiduque, siempre lo tratarían mal.

Rubén se sintió mal al ver como ese guardia se burlaba de su ahora joven amo, pero no se sentía así por el, tenía pena de que en cualquier momento Keyler lo mandaría gravemente a la cama a ese guardia y a los demás que se burlaran de él.

- Al parecer aún no entienden?

Keyler derribó fácilmente a ese guardia que se río de el, y le estaba dando puñetes en el rostro haciéndolo sangrar.

El joven se levantó del piso con las manos manchadas de sangre, vio que el también se había lastimado, eso fue porque aquel cuerpo aún era débil.

Se limpió las manos en una de las cortinas y ahora miro al otro guardia que estaba ahí y le dijo.

- Tu también te quedarás parado o quieres que te mande tres metros bajo tierra?._ *Con una mirada tenebrosa*

- Yo le diré al archiduque que usted quiere verlo joven, por favor espere un momento.

- Levántate y vete a curar, me desagrada verte.

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