Capítulo 13 Castigo lento y doloroso

Narra Alex

Después de discutir con Samanta, le dejo claro a Elena que no me gusta que me controlen, estamos casados, sí, pero eso no significa que yo tenga un dueño, salgo furioso, tomo las llaves de uno de los autos, solo espero no tener inconvenientes en el camino pues no tengo mis documentos, recorro aquellas calles tan familiares y siento un aire de felicidad en mi cuerpo, conduzco con prisa y llego a la oficina, estaciono y subo por donde no sea visto, llego a la que era mi oficina y veo a Eva sentada trabajando, no quiero sorprenderla, así que me quedo escondido esperando que ella tenga que levantarse por algo y así emboscarla.

Pasa alrededor de media hora y por fin la veo levantar para ir al baño, la veo entrar y espero salga, la jalo con fuerza y ella da un grito de miedo, le tapó la boca y la llevo nuevamente al baño y cierro con seguro

- ¡Suéltame ya! – grita ella dando la vuelta para ver a su captor y se queda inmóvil al verme

- Eva, necesito que no te desmayes, debes calmarte – le hablo con calma para que asimile la situación

- ¿Alex…? ¿Pero cómo? – pregunta ella con su cara pálida y rostro escéptico de lo que sus ojos ven

- Así es, soy yo y necesito que me ayudes – le explico con calma

Después de recomponerse un poco escucha atentamente, le pido que me dé un informe detallado de todos los movimientos de la empresa en los últimos años en los que no he estado al frente y que los necesito para hoy mismo, ella asiente, me da un abrazo cargado de alegría y se despide.

Salgo de la empresa sin ser visto y voy directo donde John para comenzar con todo, subo a su oficina y sin ser anunciado me permiten el ingreso

- Alex, ven pasa – me saluda con euforia John, yo lo observo y también al hombre a su lado

- ¿Cómo estas John? – le saludo

- Más que bien, mira te presento a mi hijo Joseph, justo ha regresado del extranjero y nos ayudara con todo – me presenta a su hijo, a quien recordaba más chico, claro él tiene en promedio 28 años y salió a estudiar al otro lado del mundo cuando tenía tan solo 18 años

- ¿Cómo estas Joseph? – le saludo estirando mi brazo

- Alexander Jones, toda una leyenda – me saluda estrechando mi mano

- No sé si leyenda o no, pero también me alegra verte – hablo con agrado de su caluroso recibimiento

Comenzamos con todos los pormenores del día, le explico a John que no pude esperar para volver a casa, el me clara una mirada desaprobatoria, pero rápidamente buscamos darle un giro a todo, le cuento que Eva mi antigua secretaria me enviara los documentos de la empresa, quedamos de revisarlo al día siguiente, no pienso dejarle el lugar libre ni un día más al inútil de Robert

- Alex, necesito que entablemos una demanda por intento de homicidio, para eso será indispensable que te presentes a declaras los hechos reales – habla John

- Sobre eso…, quiero esperar un poco – hablo ante su mirada incrédula

- ¿Piensas dejarlo pasar así?– pregunta Joseph

- Claro que no, pero quiero acabar con Robert lenta y dolorosamente, quiero que su maldito corazón se desgaste con cada problema que se le viene encima, no sería útil que de un solo golpe lo acabe, quiero que sufra, pero en un forma más cruel – le explico mi plan y ellos me miran sorprendido

- Pero cuando te vea o se enfrenten, lo pondrás sobre aviso he intentara ocultar cualquier prueba que pueda ayudarnos a responsabilizarlo de la muerte de Marcus y casi tu propia muerte – habla John

- Puedes decir que no recuerdas nada, debes fingir que perdiste los recuerdos de aquel evento, puedes alegar que es estrés postraumático, de esa manera él no se sentirá amenazado y en cambio podría volver a intentarlo y es ahí donde lo podremos tener en nuestras manos más fácilmente – Joseph expone su genial idea, la cual acepto de inmediato

- Ok, me parece perfecto, entonces lo primero es llevar la empresa al borde del precipicio aún más, hacerlo que venda todas sus propiedades, dejar que sus bolsillos queden vacíos, el lógicamente creerá que si él se va a la ruina, yo también, por lo que su maldito orgullo lo hará desarraigarse de la empresa más fácilmente, luego cuando todo este perdido, yo mismo comprare lo que quede con el dinero del fondo de mi padre y hare que todo comience a fluir nuevamente, solo espero poder contar con antiguos socios – les digo como una invitación

- Nosotros estamos contigo, sabemos que en tus manos podremos recibir muy buenos dividendos, pero ¿y las malversaciones de la empresa? Hasta donde sé, Robert no ha declarado todas las utilidades de la empresa los últimos años, por lo que la empresa puede enfrentar un embargo fiscal – habla Joseph

- Me reuniré con algunos amigos en esa área y me encargare, cuando Robert no tenga ni un peso, yo mismo hare la denuncia por evasión de impuesto y malversación de fondos – explico

- ¿y la muerte de tu amigo, en que papel queda? – pregunta John

- Esa será mi última carta, por ahora comencemos con lo que tenemos – hablo esperando su comprensión, ellos asiente y seguimos con todo lo dispuesto en el día

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