Capítulo 8 El reencuentro

Narra Sam

He decidido incorporarme nuevamente en mi trabajo, desde hace meses he vuelto a diseñar, obvio con la inspiración de mi musa que este caso es Liam, igual que su padre, este bebe es el objeto de mis mejores obras y eso debo aprovecharlo, Amy sigue siendo mi gran asistente, nunca me ha dejado abandonada

- Querida prima, vamos de salida hoy – me dice julia quien siempre se aparece por mi estudio como si fuera la sala de su casa, claro que se ha convertido en una gran amiga y aliada debido a su patrocino, ella es dueña de una agencia de modelos y ella misma es la mejor modelo de la temporada

- No puedo julia, hoy debo salir a cenar con Max – me excuso

- ¿Y por cual motivo? Ustedes casi nunca salen – dice julia como en un reproche por no acompañarla

- Eso no lo sé, querida – le digo sarcástica y con una sonrisa

- Bueno entonces tendré que ir mañana y sonsacarte, debes aprovechar que ya Liam ha dejado el alimento y que eres una mujer libre o al menos con sus sen0s libres – dice julia con una carcajada contagiosa

- Algún día llegara tu turno – le sentencio

- No querida, no hay hombre en el mundo que me haga deseas tener hijos, quiero ser libre y andar de hombre en hombre hasta saciarme – dice julia con una mueca y despidiéndose

Llego a casa y subo rápido para cambiarme y ponerme mi mejor vestido, no sé cuál sea el motivo de celebración hoy, quizás algún negocio nuevo que se yo, o quizás una nueva alianza para hacerlos más ricos de lo que ya son, aunque no es de mi interés, debo ir y acompañarlo, así evitare una nueva discusión en este matrimonio fallido. Llego al restaurante y veo a Max en la mesa.

- Perdón la tardanza – me disculpo por la demora

- No te preocupes – me responde y se levanta para ayudarme a sentar

- ¿Qué estamos celebrando? – le pregunto curiosa

- ¿es en serio Samanta? – me pregunta con molestia – ¡hoy es mi cumpleaños!

- Max lo siento, perdóname – le suplico – te compasare

- Es inaudito Samanta, el tiempo pasa, pero tú sigues estancada en el pasado, tienes que soltarlo de una maldita vez – exclama furioso

- No es eso – me excuso sabiendo que él tiene razón

- ¿Con quién dejaste a Liam? – me pregunta

- Con mama ¿Por qué? – pregunto

- esta noche será para nosotros dos – habla

- ¿Qué haremos? – le pregunto

- Solo estaremos como los esposo amorosos que somos – me dice con ironía

Terminamos la cena y luego vamos por una copa, llegamos a un lugar donde están varios de sus amigos y familiares

- ¡feliz cumpleaños! – le dicen todos al mismo tiempo

Cambio mi actitud y me uno a la celebración, conversamos, reímos y bailamos gran parte de la noche, luego Max me invita a bailar, vamos a la pista, nos vemos en una melódica que me recuerda a Alex, no dejo que las lágrimas caigan por mis mejillas y en cambio cierro mis ojos con fuerza para remover su recuerdo, en ese instante Max toma mi mejilla y posa sus labios con los míos, me dejo llevar por su beso

- Quiero estar esta noche contigo – me susurra Max y yo asiento

Al terminar la canción volvemos a la mesa y veo un mensaje en mi celular

- “veo que te gusto” – es un número desconocido, mi corazón se acelera y le respondo

- ¿Quién eres? – pregunto sin ser vista, pero nadie me responde

- ¿Qué sucede? – me pregunta Max al ver que miro en todas las direcciones buscando algo o a alguien

- Nada – le respondo con un toque en su mano

Paso el resto de la velada mirando aquel mensaje y con la duda en mi corazón de si será una equivocación, trato de evadir mis pensamientos y concentrarme en mi esposo, pasamos unas horas más compartiendo y luego nos vamos para un hotel, llegamos a la habitación y Max comienza a besarme desesperadamente y me hace el amor con necesidad. En este tiempo que hemos estado casados la intimidad no ha sido algo fácil para mí, no existe entre nosotros un verdadero vinculo, la verdad Max es un hombre muy apuesto y dedicado, pero no es Alex, es como si mi cuerpo hubiese quedado impregnado por él, aun después de su muerte.

Llega la mañana y con ella la necesidad de estar con mi hijo, como siempre estoy sola al levantarme, me baño y me visto para salir a casa de mis padres, estaciono mi auto y entro a la casa, camino hasta la sala y escucho la risa de mi hijo, me acerco para ver el motivo de su alegría, y mi cuerpo se paraliza al ver una figura demasiado conocida para mi

- ¿Alex…? – pregunto incrédula y con miedo de estar volviéndome loca

- ¡Samanta Jones, es un gusto verte sobrina! – me responde el con la usual picardía que lo caracterizaba

- ¿Eres tú? ¿Pero cómo? – sigo sin entender y caigo al suelo perdiendo el conocimiento

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