Los Pecados De Una Mala Esposa.

Los Pecados De Una Mala Esposa.

Gula.

El salón de fiestas estaba repleto de rosas blancas y muchas hortensias, olía a primavera y se veía como un sueño.

Carmina estaba embarazada de siete meses y su felicidad podía cegar a quien la viera fijamente.

Su vientre era pequeño, ella no era una mujer cualquiera, era esposa del alcalde, Río Grande.

El pueblo entero amaba a Antonio Fernández, era un hombre bueno, amable con todos y un excelente gobernante, ni hablar de lo buen patrón que era con sus muchos empleados que trabajaban para él en su hacienda.

Había tenido cuatro hijas antes de este pesado y difícil embarazo, dos semanas antes pudo al fin ver a su bebé, era un niño, el varón que Antonio tanto esperaba.

Revisaba con cautela cada cosa que se ponía en las mesas de alimentos, nada de nuez o miel, había desarrollado una alergia rara a esos alimentos en este embarazo, si duda extraño pues ella nunca fue especial para la comida.

En la fiesta por la noticia que tendrían un varón, medio pueblo se dio cita, toda la clase alta del pueblo, los hacendados y dueños de tierras se hicieron presentes.

Las mujeres veían con recelo a Carmina, toda ella era una belleza singular, alta, piel clara, cabello largo y negro, labios carnosos y ojos color miel.

La gente se apresuró a llegar a las mesas repletas de distintos platillos, dulces, salados, crujientes, suaves, fríos y calientes. Parecían aves de rapiña.

__Preparaste todo muy bien, míralos, comen con una desesperación. __Antonio acariciaba su vientre que al tacto se puso duro.

__Hice todo lo que pediste, no hay nada fuera de lugar.__Carmina miró a su alrededor comprobando así que no hubiera errores en la fiesta.

__¿Dónde está Julia?.

La sola mención de ese nombre, puso de mal humor a Carmina.

__No lo sé, supongo que en la cocina, donde siempre está.__Contestó molesta.

Antonio le dio un suave y dulce beso en la frente y en su vientre.

Dirigió sus pasos hasta la cocina.

__María, ¿has visto a la señorita Julia?.

La nana de Carmina sabía todo de todos en la hacienda, ella era el ama de llaves, los ojos y oídos de Antonio, pero sin duda su lealtad estaba con Carmina.

__Se fue a su habitación señor ¿quiere que la llame?.

__No, dile a Carmina que me siento mal, que despida a los invitados.

Caminó por un largo pasillo hasta llegar a la habitación de su sobrina, Julia era una chica bonita, era la hija de la única hermana de Antonio. Y él la quería mucho.

__Hola nena, ¿estás bien?.__Preguntó Antonio.

__Hola, no en realidad, Carmina no me dejó tomar algunos pastelillos para comerlos aquí en mi cuarto.

__Vuelvo enseguida, no te preocupes.

Antonio fue a la cocina y consiguió una gran bandeja de postres, frutas y frituras, algunos jugos y dulces.

__Mira, ya estoy aquí y lo mejor es que no comerás sola...no deberías esconderte Julia esta es tu casa también, Carmina no puede hacerte nada...

Ambos comieron como siempre lo hacían, juntos y hablando de cosas lindas.

Julia era tímida y escondía todos sus problemas detrás de una buena comida.

Regularmente escondía grandes cantidades de comida, para después devorar todo en la tranquilidad de su habitación, Antonio casi diario compartía la cena con ella.

Poco a poco su hábito se lo pasó a Antonio, ambos disfrutaban de más al comer, era un placer disfrutar de tanta comida y más si estaban juntos.

Carmina, pocas veces la veía y cuando lo hacía trataba de hacerle entender que comer en exceso estaba mal.

__No tienes que ser tan grosera Carmina, yo no te hago nada para que me digas cosas tan feas. __Lloró Julia cuando vio llegar a Antonio.

__No he dicho nada malo, solo quiero que comas saludable, cuida tu peso.

Julia salió de manera dramática de la cocina, llorando.

__No seas cruel Carmina, Julia no tiene familia, pero yo la voy a defender, incluso de ti.

Carmina entendió entonces que debía dejar a Julia en paz.

Y transcurrieron los meses, nació el varón de Antonio, un niño hermoso muy parecido a Carmina.

Los años pasaron y el niño comenzó a mostrar señales de no ser normal.

Pasaron siete años y no había dicho ni una palabra, pocas veces lloraba o reía y casi nunca veía a las personas a los ojos.

Antonio se sentía decepcionado, pero amaba a su hijo.

Carmina pocas veces estaba con el niño, al que llamaron Samuel. Algunas veces el niño desaparecía y en la hacienda creció el rumor de que Carmina lo encerraba para castigarlo.

Y así ella fue ganando fama de ser una mujer malvada. Nunca salía más que a misa y en la hacienda solo se le veía cuando eran fiestas, siempre elegante, pero muy reservada, la gente comenzó a odiarla.

Pues creían que maltrataba a sus hijas y no quería a su único hijo.

El niño nunca fue visto con ella, parecía que lo escondía.

De pronto la mala fama de Carmina era muy conocida, ella era una mala madre, una mala amiga, una mala mujer y sobre todo una mala esposa. Las mujeres del pueblo veían cada semana como ella llenaba al menos dos camionetas de víveres que compraba en el mercado del pueblo.

__¿Pará qué compra tanta comida?, ella es una tacaña, seguro compra todo para así no dejar que los pobres alcancen algo.

__Oí que ella come mucho a pesar de tener ese cuerpo, una muchacha de las que trabajan en la hacienda me lo dijo, dice que a diario le hacen mucha comida.

__Esa mujer se irá al infierno, don Antonio es tan buen hombre, que no se merece una arpía como ella, peca de gula.

__Dice el padrecito Elías, que la gula es el pecado de los ricos, así que ella se está ganando el perdón, haciendo caridad, pero Dios no perdona a esa gente.

Los chismes se regaban como la humedad y Carmina nunca salió a desmentir nada.

Sus hijas crecieron, cada una se fueron a la ciudad a estudiar. Casi obligadas por su madre.

Samuel creció, convirtiéndose en un adolescente muy lindo, adorable y educado.

Seguía sin hablar, o al menos no lo hacía con cualquier persona. Pocas veces se le veía en el pueblo y solo era cuando iba acompañaba a su padre y siempre se le veía con miedo.

Tenía solamente quince años, cuando le dijo a su madre que había visto a un muchacho en su escuela, que le hizo sentir cosas extrañas.

Carmina sintió morir, casi nunca salían palabras de su boca y cuando lo hizo, fue para confesarle que otro hombre le llamaba la atención. Su único hijo le estaba confesando algo aberrante, cubrió sus oídos y cerró sus ojos, rogando al dios al que le daba una buena limosna cada domingo, que se apiadara de ella.

Jaló a Samuel tan fuerte que clavó sus largas uñas en su piel. El muchacho gritó, rogó piedad, imploró por un milagro pero no llegó.

Carmina tenía los trozos de piel en sus uñas, miro a su alrededor y cerró las cortinas, en la obscuridad de la noche, tomó su mejor lencería y se acostó en una posición que Antonio no pudo soportar.

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Comments

Patricia Salazar

Patricia Salazar

🤔 Porqué trata a su hijo así 🤷‍♀️

2024-08-05

1

Nayvi Moreno

Nayvi Moreno

Me temo que vive en algún tipo de pueblo y no en la ciudad por el contexto en cuanto a las personas, sus expresiones y lo último cómo trató a su hijo🤔🤔🤔

2024-07-09

0

Vilma Muñoz Acosta

Vilma Muñoz Acosta

bue....

2023-08-31

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