Sustitución
Eduardo Salva era el único heredero de la familia Salva, pero su salud no era buena, así que el abuelo Salva adoptó al padre de Guillermo, porque a Eduardo no le quedaban muchos meses de vida, y todo sería de Guillermo cuando muriera, y por eso la arrogancia le desbordaba. La familia Salva tenía importantes industrias en la ciudad de Toluca, México, y los empresarios que hacían negocios tenían que tener el visto bueno de la familia Salva. En el pasado, Carlos padre de cristina, acompañaba al jefe Salva en sus negocios, pero la familia estaba cada vez peor en los últimos años, y si no fuera por la ayuda de Guillermo, su empresa habría quebrado hace mucho tiempo.
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Termine de leer la información de los Salva aparcado frete a sus inmediaciones, baje mis lentes oscuros echando un vistazo hacia la maravillosa mansión con vistas al mar, pero que esperaba siendo dueños de los conglomerados más exclusivos de Puerto Vallarta. Este lugar era el paraíso de los hoteles de lujo, las casas de verano de los millonarios, y de los incautos extranjeros que venían a visitar estas hermosas tierras. Baje del auto, y mire mis prendas con incomodidad, en mi mente vestirme como mi hermana de dieciocho años parecía una buena idea para pasar desapercibida, pero fijándome bien… Ponerme uno de sus bañadores reveladores, unos lentes de sol, un tapabocas y un short de mezclilla que no dejaba a la imaginación, parecía a punto de ir a una Beach Party, pero bueno… no creo que fuera tan malo darle unas buenas vistas al señor salva. La gran puerta se abrió una mujer que parecía el ama de llaves, me miro con extrañeza.
—¿Y pues usted quién es?
—Soy yo… Fiona soriano, vine a cuidar al señorito Salva —me miro de pies a cabeza y sin preguntar mucho me dejo entrar indicando.
—Bueno, entre pues… el señor salva este a punto de comer, llévele esto y ayúdelo a comer. Le advierto que tiene un carácter muy fuerte —sin darme tiempo aclimatarme, me dio una bandeja y dijo.
—¿Y-y… adonde se supone que tengo que ir?
—Segundo piso a mano derecha, puerta grande… —dijo alejándose como tan poca delicadeza como si fuera alimentar a su perro.
—Solo le falto lazarme la comida —suspire y me encamine hacia su habitación. Por una parte, tenía curiosidad, y otra me sentí nerviosa. Las familias de Guillermo y de Eduardo vivían separadas, así que jamás había estado aquí, ya que Eduardo vivía apartado gran parte del año.
Frente a la puerta que me había indicado, respire hondo y toque levemente esperando confirmación, sin oír nada empuje la puerta encontrándome con Eduardo sentado al pie de la ventana, con la mirada perdida hacia el océano… las prendas de su traje estaban desajustadas, todo su cuerpo parecía agotado, y desaliñado. Tosí llamando su atención, y Eduardo se volteó a verme, y un perfilado rostro, de tez blanca como la leche y cabellos de un intenso cobrizo, se centró en mí, había olvidado lo bien parecido que era, y aquellos ojos grises opacados por las grandes ojeras de su cansancio. Aun así, la intensidad de aquellos ojos tormenta helaban tu alma.
—¿Quién eres y que haces aquí...? Quítate esos ridículos lentes y ese tapabocas muestra tu cara. —En silencio dejé aún lado la bandeja de su comida, mientras me seguía con la mirada repasándome mi cuerpo. Quite mis lentes y mi tapabocas revelando mi rostro. Eduardo pareció reconocerme enseguida por su leve sorpresa en su rostro. Al ver que la habían descubierto, dije con rapidez
—¡Soy yo Tío! Cristina ha pasado mucho tiempo. —Dije fingiendo inocencia. Estaba tan nerviosa que ni siquiera lo pude mirar, y en cuanto clave la mirada en él, se apoderó de mí esa sensación de opresión. Solté un ruidoso rechistes sonriendo con amargura, Entonces dijo.
—¿Qué? —le pregunte nerviosa.
—¿Sabes lo que significa cuidar de mí? —inquirí mirando al horizonte. Entonces dije con sinceridad.
—Sí, lo sé… significa heredar el apellido de tu familia. —volvió a reír con sarcasmo y propino.
—Ya tienes un prometido, Cristina Soriano. ¿Qué haces aquí? —Me acerque insinúate hasta él sentándome a su lado, había entendido que no eran tan terrible como decían.
—Son una mujer libre y sana para tener muchos hijos. Además… Guillermo y yo… lo dejamos, él estaba con su amante y ella está embarazada, ya no tengo por qué preocuparme por él. —Él soltó una carcajada que no parecía sincera
—Así que es por eso qué estás aquí… sé lo que intentas, así que no me tomes por tonto —Nerviosa solté con rapidez.
—¡No miento! Realmente no estoy más con Guillermo, él me engaño. Tan mala era nuestra situación que llevábamos tiempo sin tocarnos, porque muy dentro de mí sabía que había otras mujeres.
Primera foto de nuestro excéntrico hombre, ya saben que me gustan estas cositas, pero vosotras lo podéis imaginar más serio ojeroso, espero que os guste un saludito.
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Comments
ana maria talbott
Pero va a salir de un loco para caer con uno más loco 😱
2024-04-29
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Alba Hurtado
como lo receto el doctor 😂😍🤣😅😁😉😉😀😘😗☺️
2023-05-29
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Khristta LM
muy guapetón el tío!
2023-03-30
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