Su tío
La gente del hospital nunca se imaginó que tal espectáculo tan grande se fuera a dar dentro de las instalaciones, la pareja más envidiada acababa de terminar, y todo el mundo hablaba de ello. Cristina, sin poder soportar más las habladurías sin fundamento, se retiró del lugar sin mirar a nadie directo a su casa, y poder terminar este espantoso día.
¶
—Mamá, papá… ya llegué. —Anuncie agotada, solo quería que este día acabara, lanzarme en mi cama y despertar de esta pesadilla. Quité mis zapatos y colgué mi abrigo, cuando de las escaleras bajo una nerviosa Nuria, mi honorable madre con unos bucles perfectamente hecho que se movía a su paso, el cabello les llegaba a los hombros y aún era un misterio como los mantenía todo el día tan intacto.
—Ay, cariñito que bueno que llegaste, tengo algo muy importante que contarte. —Dijo chocando sus nudillos con nerviosismo. La amaba, pero… hoy no era el día de escuchar sus exageraciones.
—Madre es muy importante, ha sido un día muy largo y te juro que solo quiero dormir.
—Lo sé, bebe… pero es realmente importante y te atañe a ti y a tu hermanita —la miré por fin a la cara y nerviosa indico.
—Está bien… ¿Dime que pasa? —inquirí soltando mi cabello ondulado.
—Resulta que venía de la peluquería, después de que Rochi me dijera que tenía muy bien cuidada el cabello, ni una punta abierta, ¿te lo puedes creer? —alce mis ojos y propine.
—¡Mamá al grano por dios!
—Ay, pero no te enojes, querida, las arrugas… Guillermo estaba en casa y le pidió a Fiona que cuidara de su tío Eduardo, y que si no lo hacía, Guillermo dejara de prestar apoyo a la familia
—¿Qué? Pero como se atreve ese sinvergüenza a pedirle a mi hermana semejante pedido, como si fuéramos sus criados.
—Cómo lo escuchas corazoncito, la nena está super asustada. Ya sabes cómo es ese hombre…
Eduardo salva era un joven privilegiado con vestimentas de ogro en su torre de marfil, no se lo aguantaba ni su propia familia. Pero llevaba años con mala salud, y buscaba a alguien que se ocupara de él para darle un hijo. Me había encontrado con él una vez y ese hombre era tan malhumorado que prefería mantener las distancias. Pensativa llegué a la conclusión de que Guillermo solo hacía esto como una clara represalia por la ruptura que habíamos tenido hoy.
—¡Nini! —grito el apodo cariñoso que mi hermana me tenía, se lanzó a mis brazos entre lágrimas mientras papá se sentaba en su sillón favorito café del salón.
—Por favor Nini… ayúdame a evitar que vaya a ese lugar, no quiero cuidar a ese hombre, es muy malo… —dijo alzando su rostro con sus ojos rojos de tanto llorar.
—Fiona deja a tu hermana, ya te lo dije… ni ella ni nosotros podremos evitar que vayas a cuidar al tío de Guillermo. —Zanjo mi padre, encendiendo su pipa. Carlos Soriano siempre era un hombre duro por fuera, pero muy dulce por dentro.
—Pero papá…
—Ni un, pero más quiero escuchar, ante todo tenemos que tener buen trato con las familias. ¿O olvidáis que en cualquier momento si quiere Guillermo pueden hacernos dormir en la calle? —Fiona volvió a llorar soltando.
—Pero no es justo… yo no quiero ir. —Reprocho Fiona, solo tenía dieciocho años, por supuesto que no estaba en sus planes a ir a cuidar aun cascarrabias arruinándole su día. Me miro buscando ayuda en mí y con fuerza se aferró en mí para decir.
—Por favor hermanita, tú eres como mi ángel guardián… pídele a Guillermo que busque a otra persona, por favor… —rogó una y otra vez, provocando que no pudiera soportar ver más sus ojos rojos. Aunque no quisiera para nada hablar hoy precisamente con Guillermo lo haría para interceder por Fiona. Tome mi celular y marque al idiota, pero quien me contesto fue su asistente Federico.
—Señorita Cristina, a que se debe el placer de su llamado —me comí mis palabras y dije al grano antes de que estallara.
—¿Por qué Guillermo le pide a Fiona que se ocupe de su tío, ¿es que caso no tiene a nadie más?
—Señorita cristina, el señor Guillermo me dijo que si llamaba por casualidad… Le avisaré que, si se disculpaba y cenaba con él, el asunto se arreglaría —Cristina no podía creer que Guillermo pensara que podía decidir el destino de alguien con tan solo decirlo, era él quien había cometido el error y ahora era ella la que tenía que disculparse, solté una leve risa y dije.
—Dile a tu amo, que se olvide de ese deseo sin sentido, no me voy a disculpar, ¡jamás!
—Entonces dígale a su hermana que la esperaremos para que cuide al señor Eduardo o la familia Soriano se tendrá que declarar en bancarrota. Es una lástima que las cosas terminen así, con lo mucho que la ama el señor Guillermo… jamás podrá encontrar a un hombre mejor que él. —Sin dejarlo hablar más, colgué dispuesta a que no me lavara el cerebro. Después de colgar mi familia estaba expectante a lo que había pasado y sin más elección dije.
—Fiona, no te preocupes, yo iré a cuidar al señor Eduardo —me abrazo con fuerza y yo se lo devolví con la misma devoción. Alguien se tenía que sacrificar y creo que lo más justo era que yo lo hiciera, Fiona no tenía la culpa de que le hubiera terminado a Guillermo.
—Cristina, pero como puedes decir eso… tú estás comprometida por contrato con Guillermo, si él se entera se podrá como un puma —con amargura solté un fuerte suspiro para decir claro y sin pelos en la lengua.
—Papá Guillermo me engaño y está por tener un hijo.
—¿Qué? —dijeron al unísono mi familia.
—Eso no puede ser posible, debe haber una explicación para esa confusión… no puedes decirme que Guillermo es peor que ese ermitaño de Eduardo. Guillermo te ha tratado mejor hija… —bueno o malo, solamente la propia Cristina lo sabía con seguridad, y ya había tomado la decisión de irse para allá.
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Comments
Neri Raime
que egocéntrico he Guillermo
2023-04-17
0
Graciela Garcia
jaja cuantas preguntas y recién empieza
2023-03-11
0
Livia Silva Mejias
cual es la enfermedad que padece Eduardo??
tanto tiempo enfermo, no tiene cura?
siendo una persona tan adinerada y con tanto poder económico, debió realizarse muchos estudios y encontrar la cura...
2023-01-11
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