Las puertas del infierno - XVI

Capítulo XVI - Solo tómalo

Denis vio a Mina y le pidió que saliera del dormitorio.

–Te traje algo que puede ayudarte –le dijo ella y le dejó una gasa con sangre.

Rafael le había dicho que eso ayudaría a Denis, aunque ella no entendía el porqué. Ella la dejó sobre la mesa de luz de Rafael en un plato como él le había indicado. Después de eso fue hasta la puerta. Escuchó dos gritos más de Denis. Cuando estaba a punto de llamar a Rafael para decirle que no había funcionado lo que él le había dicho que hiciera, Denis dejó de gritar.

–Denis ¿Te sientes mejor? –preguntó ella desde la puerta, no era porque tuviera miedo de estar cerca de él. Solo no quería molestar a su amigo con su presencia si era que este no se sentía bien aún.

–¿Qué me hicieron? –preguntó él como si aún estuviera sufriendo. Solo que ahora solo tenía la respiración acelerada.

–Es difícil de explicar –dijo Mina al acercarse a él.

–¿Soy un vampiro? –preguntó él confundiendo a la chica.

–Sí, pero ¿Cómo lo sabes? ¿Nos escuchaste hablar? –preguntó ella preocupada.

–Deseo descuartizarte y drenar toda tu sangre. La única explicación que le encuentro a eso es que estoy en una pesadilla o que me convertí en un maldito chupa sangre –le dijo él.

–Es así. Lo siento mucho, pero no estaba lista para dejar que murieras –dijo ella avergonzada de haber tomado esa decisión.

–¿Por qué? –preguntó él y se dio vuelta para mirar a Mina directamente.

Su mirada era penetrante y sus ojos estaban completamente negros, incluso la parte blanca. Parecía un demonio y aunque era aterrador Mina trató de no mostrar temor y le explicó lo que había pasado.

–Mi sangre es así porque soy la hija de un humano y un ángel. Tiene el poder de curar a las personas, pero también puedo ver a los demonios. Cuando esa persona nos lastimó tenía en su interior demonios que al tocarlo con ese instrumento y mi sangre hizo que se fuera de la tierra. Pero al tocarte te lastimó ya que la razón por la que venias tan cansado estos días era porque un pequeño demonio parásito se unió a ti. Te traje con Rafael para que tratara de sacarlo de ti, pero solo te metí en problemas. Perdóname Denis –dijo ella angustiada.

–Tu sangre puede curar, esa era la razón. Nunca lo habría imaginado –dijo él sonriendo –. Aun así, no respondiste mi pregunta ¿Por qué le pediste que me salvara después de que tu sangre me lastimó?

–Porque eres muy importante para mí. Eres el único amigo que tengo –dijo ella y él cerró los ojos.

–Sal de aquí Mina –dijo conteniendo sus impulsos.

–Dime que necesitas y te ayudaré ¿Quieres otra gasa? ¿Quieres que me corte y beber de mi sangre? Solo dime que puedo hacer para ayudarte –le dijo ella casi desesperada.

–Te quiero a ti –dijo él y rápidamente la atrajo hacia si–. Te deseo Mina, nunca me sentí tan mal. Deseo besarte y tocarte.

–Solo hazlo –dijo ella lo que sorprendió a Denis.

Él la besó y ella siguió sus movimientos. Era la primera vez que alguien la besaba por su propia voluntad y que le pedía permiso para hacerlo. Nunca había tenido una experiencia tan bella. Y aunque en un primer momento solo había aceptado porque él se lo había pedido ahora no quería que se detuviera.

Denis llevó sus dedos a recorrer el cuerpo de Mina. Esta se dejó acariciar hasta que él tocó su parte más sensible y gritó e inclinó su cuerpo por la extraña sensación. Ella no recordaba lo que había hecho con los otros hombres. Pero estaba segura que no se comparaba con lo que Denis le hacía en este momento.

¿Por qué la hacía sentirse así? ¿Qué tenían las manos de Denis?

–Mina, quiero hacerlo –dijo él de la manera más dulce que le salió. Ella aceptó y una vez que la tuvo desnuda frente a él, se detuvo.

No quería lastimarla cómo lo habían hecho esos desgraciados. No sabía si Mina sentiría dolor al tratar de entrar en ella después de todo lo que le habían hecho. Él recordaba como ella venía al hospital llena de sangre y aunque luego se recuperaba, aun así, tenía miedo.

Como todo médico trató de asegurarse que ella estuviera saludable. Por lo que acercó su rostro a esa parte. Mina parecía no impedírselo por lo que al encontrarse con eso él se sorprendió. No podía ser que ella tuviera eso después de tanto tiempo que esos malditos habían abusado de ella.

–No puedo Mina –dijo como si le quemara todo el cuerpo. El dolor que contener sus impulsos le daba era comparado a prenderse fuego vivo.

–¿Qué es lo que no puedes? –preguntó la joven desnuda frente a él. Todo había ido bien hasta ese momento.

–No sé por qué, pero aun eres virgen. No voy a tomarte siendo un monstruo. No sé si podré controlarme –dijo y se puso de pie.

–Denis no lo hagas. No huyas de mi –dijo ella y se levantó. Al verlo se dio cuenta que él no usaba su prótesis–. Tu pierna…

–Si, al parecer lo bueno de ser un maldito demonio chupa sangre es que tu cuerpo se regenera al punto de darte todo lo que necesitas para ser el peor –dijo él molesto consigo mismo por todos los pensamientos morbosos que había tenido en un solo instante.

–Dime que quieres y te lo daré. Si deseas mi sangre o mi cuerpo solo tómame –dijo ella haciendo que él se sorprendiera. Ella nunca había sido así con él. Incluso la vez que la había ido a buscar a su trabajo, y ahora le pedía que tomara de ella lo que necesitara.

–No necesitas sentirte culpable por lo que me pasó. Yo te dije que quería seguir con vida y no pensé en las consecuencias de mis decisiones –dijo Denis tratando de concentrarse para no morderla y drenar su sangre.

–No lo hago por esa razón. Lo hago porque te quiero y quiero complacerte –dijo Mina.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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