Las puertas del infierno - XIII

Capítulo XIII - Denis y su espíritu corrompido

Mina estaba contando a Rafael un poco de su pasado.

–Yo lloraba por las noches cuando mi abuela curaba mis heridas y me decía que debía ser valiente. En teoría, teníamos que darle tiempo a mi madre para poder recuperarse. A mí no me dolían tanto los golpes como ver su mirada. Ella en verdad me odiaba, y nada era más doloroso que eso. Mi abuela me enseñó una técnica para que mi mente y mi cuerpo se separaran. Era como si fuera algo de meditación. Así podía escapar del dolor que sus golpes y su mirada me causaban.

–¿Qué te decía cuando te golpeaba? –preguntó Rafael serio.

–Decía que era mi culpa que mi padre se hubiera suicidado. Cuando intentó matarme, mi abuela consiguió meterla en un psiquiátrico, pero ahí encontró a quien hiciera lo que ella deseaba sin tener que tocarme –dijo Mina y se quitó la blusa para que él viera su pecho.

–¿Qué me estás queriendo decir? –preguntó él al ver la marca de una herida que al parecer estaba en su corazón.

–Los demonios empezaron a seguirme y a lastimarme cada que podían. Siempre me decían que era un regalo de mi madre. Así que no sé cómo hizo para volver al cielo, pero no me interesa verla. Pueden decirme que ella era un ángel, pero para mí siempre fue un demonio –dijo Mina y se cubrió el cuerpo.

–¿Quiere decir que dejaras de ayudarnos? –preguntó Rafael entendiendo un poco el enojo y la frustración que ella había manifestado con anterioridad.

–No quiero volver a verla en mi vida –dijo Mina con un resentimiento más que entendible.

–Está bien, puedo comprender esa parte. Pero debes saber que al transformarte en cazadora los demonios, estos te buscaran para absorberte tu energía vital o dañarte, aún más que antes –le advirtió Rafael preocupado por ella–. Aun así, estás en tu derecho si quieres irte.

–Gracias Rafael. Intentaré manejarlo sola –dijo y se puso de pie.

Mina volvió a su departamento, pero todos los hechizos de protección que había hecho su abuela habían desaparecido. Eso quería decir que ya no servían para ocultar su poder. En solo unos cuantos días su vida había cambiado pro completo.

Se dio cuenta que era hora de partir, ese ya no era su hogar. Más sabiendo que los demonios vendrían por ella. Guardó sus cosas en una mochila y caminó a la puerta.

Al salir del edificio se encontró con Denis. Él parecía cansado, pero aun así sonrió al verla. Denis había sido el único amigo real que había tenido Mina todo ese tiempo. Ella lo quería casi tanto como a su abuela.

–Hola. Supe que ya no estás yendo al club. Quería asegurarme de que estuvieras bien. Ya que sigues en pie puedo irme –dijo él triste. Después de su pelea ya no habían vuelto a hablar.

–Espera Denis –dijo Mina y tomó una de sus manos.

–En ese momento se dio cuenta que un parásito había atrapado a Denis. Esto no era posible, ese hombre tenía un espíritu puro. ¿Por qué un parásito había podido atravesar su coraza?

–Denis, ¿te encuentras bien? –preguntó Mina muy preocupada por él.

–Si. Solo me siento un poco cansado –dijo él mientras le soltaba la mano a Mina.

–Escucha, necesito que me acompañes a un lugar. ¿Podrías hacerlo? –preguntó ella con amabilidad.

Necesitaba separar a ese demonio de su amigo antes de que absorbiera toda su energía vital. Por lo que no dudo en volver al salón de tatuajes. Rafael no estaba ahí por lo que le pidió a Denis que la acompañara a desayunar hasta que el arcángel volviera.

Mientras entraban al bar enfrente del local Mina notó a varios demonios que se acercaban a ellos. Eran de categoría uno, pero la energía debilitada de Denis llamaba su atención.

Mina le mostró a Denis el amuleto que su abuela le había regalado cuando era pequeña. Le explicó que servía para ahuyentar espíritus malignos. Denis sonrió, él no creía en ese tipo de cosas y hacía bien. Así por lo menos estaría a salvo un tiempo más. Ella le pidió que se lo probara y él lo hizo.

Era extraño porque no parecía pesado hasta que lo tuvo puesto, pero eso era porque él ya tenía un demonio aferrado a él. Los otros demonios que estaban cerca se fueron y Mina respiró con más tranquilidad por un momento.

Denis aprovechó el tenerla ahí y le contó que con su sangre había logrado curar a varias personas que habían ido con diagnóstico de principio de cáncer. Al hablar de eso él parecía muy emocionado, incluso se iba el cansancio de sus ojos.

–El problema es que ya nos queda poca sangre –dijo él de manera incómoda. No le gustaba tener que decirle así las cosas, no quería que pensara que su amistad era por conveniencia. Pero necesitaba que ella le diera algo de sangre para continuar con sus investigaciones y poder seguir curando personas.

–No sé si mi sangre siga sirviendo –dijo ella lamentándose por haber aceptado convertirse en una cazadora sin pensarlo bien o preguntar más sobre el tema.

Quería ayudar a Denis y a sus pacientes, pero ahora su poder espiritual era más alto por lo que existía la posibilidad de que dañara a las personas con su sangre. Y no quería que Denis se culpara por eso. Finalmente vio a Rafael entrar a su local acompañado de Adrián y de una chica. ¿Sería la nueva cazadora?

Le pidió a Denis que dejara el desayuno y la acompañara. Al salir del bar intentaron cruzar la calle, pero un demonio de categoría tres los bloqueó.

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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