Capítulo 13 TRISTEZA

...BETANIA PRATT...

Después de la primer salida a la que mi esposo fue con sus amigos y volvió tarde todo comenzó a cambiar. Me gustó que decidiera salir a divertirse de verdad. No sentí celos ni ningún sentimiento de posesión por lo que hizo.

Conocí personas que no permiten salidas a menos que no sea con ellas presentes o que llaman cada ciertos minutos, cosas así. Yo no hice nada de eso, no me importaba hacerlo. Siempre fui una mujer más que nada pensante y comprensiva.

En éste momento que nuestra relación va tan mal entendí que él necesitaba despejarse y alejarnos un poco tal vez. Demasiado estrés tenía en su semana laboral y al llegar a casa nada cambiaba para bien así que salir lo haría relajarse, distenderse, divertirse y tal vez volver a casa con energías renovadas y un mejor humor.

Me mantuve optimista y lo más tranquila posible rogando que él no llegara dispuesto a destrozar aún un poco más mi autoestima.

Varias veces me angustié e incluso lloré por sentir que irremediablemente perdía a mi esposo sin poder hacer nada para recuperar la hermosa y cálida relación que teníamos hace tiempo; uno que me resultaba demasiado lejano ahora.

Miré las fotos de nuestra boda y pensé en qué momento cambiamos tanto, ¿Cuando dejamos de ser felices?

La duda de saber si me seguía amando y solo estaba enfadado aún estaba latente en mi como una divina esperanza que me negaba a dejar ir. Quería a mi dulce esposo de nuevo y que me regalara siempre una sonrisa, un beso, un abrazo, tal como era antes.

Quise ser feliz y solucionar nuestra relación encontrando un punto medio entre ambos en el cual nos sintiéramos cómodos los dos pero en verdad fracasé en eso porque ese punto medio no existía y nuestras diferencias en la intimidad nos estaban alejando demasiado.

No quise imaginarlo con alguien que le daba todo lo que el de mi esperaba y no podría darle. Quise convencerme de que las crisis existen en todas las parejas así lleven un año, diez, veinte o toda la vida y que ésto era pasajero.

De verdad me llené de esperanzas en vano. La brecha que se creó entre los dos cada vez se sentía más grande y yo cada vez más desconocía a éste nombre igual a mi esposo pero con un modo de hacer tan extraño que dormía a mi lado.

Seguí inmersa en mi rutina de trabajar desde casa, hacer todos los quehaceres y esperarlo siempre con comidas caseras preparadas obviamente lor mi que antes eran sus favoritas pero que ahora parecía odiar.

Si él venía a comer se quejaba de la falta de sal, el exceso de sal en otras oportunidades. Las tostadas del desayuno que no eran como le gustaban o que su café estaba desabrido o demasiado dulce; así como también helado o muy caliente.

Me fui a dormir sabiendo que esperarlo despierta no tenía caso alguno. Seguro al llegar buscaría el modo de quejarse por algo ya que no pierde oportunidad de hacerlo.

Estando en la cama profundamente dormida llegó, se quitó la ropa y luego fue al baño. Al salir se metió a la cama y me abrazó desde atrás. Pensé que me había extrañado y que sería cariñoso para dormir pero me equivoqué.

Quiso empezar a hacerlo, podía sentir su excitación y fue brusco al comenzar así como en todo momento. Lo escuchaba disfrutar y sentía como sus movimientos cambiaban. Él terminó, salió de mi y se quedó dormido abrazado a mi cuerpo mientras que yo sintiéndome desecha por dentro. ¿Así desea hacerlo siempre? Yo no podría complacerlo.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***