Capítulo 8 BETANIA PARTE 1

...BETANIA PRATT...

Me llamo Betania y tengo 27 años. Estoy casada con un hombre que quiero pensar que es tan maravilloso como antes pero las cosas entre nosotros han cambiado mucho y ya me encuentro aún más indecisa que antes respecto a lo nuestro.

Para comenzar a explicar cómo me siento tendré que recordar cómo fue nuestra relación en un principio...

Pasado:

Conocí a Antonio hace ya muchos años y de a poco fue conquistando mí corazón con su manera de ser, su forma de tratarme y de hacerme sentir única. Él me dió mí primer beso y de a poco me enamoré de él en lo que fue un hermoso noviazgo.

Antonio no me presionaba para tener intimidad ni intentaba tocarme o hacer algo que me hiciera sentir incómoda. Lo presenté a mis padres y también conocí los suyos pero aunque nuestra relación era seria yo seguía sin sentirme preparada para dar un paso más.

Siempre me gustó la idea de llegar virgen al altar y así lo hice. Planeamos casarnos y ahorramos lo suficiente para nuestra luna de miel ya que nuestros padres y familiares nos organizaron la boda como regalo. Lo que nosotros pagamos fue mínimo pero aún así nos costó bastante esfuerzo.

Cuando fuimos a nuestra luna de miel fue cuando hicimos el amor por primera vez. Era un poco incómodo que me tocara por debajo de la ropa y hacía sentir mí cuerpo súper raro. Yo no quise saber nada de sexo antes porque me interesaba llegar totalmente pura al altar.

Estando allí en pleno acto sentí muchas cosas que eran totalmente desconocidas para mí. La incomodidad en cierta forma jamás se fue porque sentía que era algo invasivo tener a alguien adueñándose de cada parte de mí. También sentí muchísima vergüenza; hasta con mí madre siempre fui muy pudorosa así que con él aún más.

Las veces siguientes que lo hacíamos fui acostumbrándome a lo que me hacía sentir y a sus detalles aunque había cosas que no me gustaban o que me hacían sentir tan incómoda que me era imposible disfrutar como por ejemplo que me besara en mí parte más privada y me lamiera como si fuera un helado.

El tiempo transcurrió y ya adquirimos una rutina hasta para tener intimidad. Yo me sentía más tranquila cuando él era muy suave y no intentaba nada muy raro así que en esos momentos era cuando podía disfrutarlo más, incluso en ocasiones alcanzar un clímax que no era impresionante como decían algunas mujeres en los programas de televisión que solía ver estando sola.

Antonio trabajaba muchísimo y con sus ingresos salimos adelante. Yo colaboraba pero ahorrando lo que él me daba para los gastos de la casa junto a lo que yo ganaba en mí trabajo.

Compramos una casa, él estudió y fue ascendiendo en la sucursal hasta comenzar a trabajar en la empresa que es la responsable de varias sucursales. Me sentía orgullosa de él y creo que esa palabra para describirlo es aún muy poco porque es tan emprendedor y se esfuerza tanto que cualquier mujer estaría más que feliz con un esposo así. Yo era de verdad súper afortunada ¿No lo creen?

Lamentablemente noté que él en la intimidad conmigo no se sentía muy bien, lo notaba insatisfecho o tal vez desconforme. Él comenzó a pedirme cosas que me resultaban bastante raras, incómodas y tal vez hasta denigrantes.

Quiso que veamos películas de gente manteniendo relaciones pero me pareció asqueroso. Después me sentí como una perra cuando me pidió arrodillarme y apoyar mis manos en el colchón para que él me tomara así. Apretaba mis caderas con fuerza y me decía cuánto le gustaba, lo sexy que me veía en esa posición y se movía más agresivo, más rápido y más fuerte que de costumbre.

Nada de eso me era incómodo y en vez de disfrutar padecí esa relación. Intenté ser complaciente pero él no se conformaba con nada hasta que simplemente me desconecté de la relación mientras ocurría a modo de no sentir absolutamente nada.

Después de eso discutimos y decidí no tener más relaciones, seguro si el tiempo pasaba sin que nada sucediera yo podría descansar y el valorar el modo dulce y cariñoso de hacerme sentir mujer cuando quisiera estar conmigo.

Llegó nuestro aniversario y aunque volvimos a tener intimidad no se sintió como antes porque el gustaba de hacerlo fuerte mientras que ese no era mí estilo. La manera de describir nuestra relación sería que estábamos en diferentes sintonías, tal vez en diferentes canales o no se cómo decirlo pero en ese tema no funcionabamos.

Después de nuestro aniversario todo siguió cambiando entre los dos y la tensión al momento de tener intimidad nos alcanzó a ambos así como las peleas relacionadas a ese tema tan insignificante para mí.

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