--¿Esme?, mi amor.
La voz dulce de Marco me despertó, estaba sentado frente a mi. Había tomado una siesta muy buena, el sofá era muy cómodo y daba perfecto para que pudiera acostarme en el.
--¿Terminaste?—pregunté soñolienta.
--Si, me ha tomado un poco más de tiempo. – admitió.
Tome su muñeca para mirar la hora en su reloj, habían pasado casi cuatro horas. Dormí demasiado.
--Es tarde.
--Te llevo a tu casa.
--¿No ibas a llevarme a algún lado?
--¿Todavía quieres ir? – preguntó sorprendido. No me había percatado que su lenguaje corporal de antes era a la defensiva, como si pensara que me molestaría o algo así, -- entonces, vamos.
Saliendo de su oficina me di cuenta que era realmente silencioso alrededor.
--Donde está toda la gente? – pregunté queriendo saber un poco más.
--En este pasillo está repleto de oficinas—indicó con el dedo.
--No hay ruido.
--Eso es porque están insonorizadas.
--¿Hasta la tuya? .
Asintió.
--Lo próxima vez que vengas podrás comprobarlo. – Mis orejas y mejillas se pusieron calientes de repente. – yo… no refería a…-- trató de remediarlo – no quería sugerir nada—se mostró apenado.
--Está bien, ¿era por aquí verdad?—caminé con dirección hacia un pasillo y si. Ahí se veían los elevadores.
…
--Traje el auto de mi padre,-- recordé en voz alta llevándome la palma de la mano en la frente.
--Puedo hacer que alguien lo devuelva por ti.
--¿Enserio?
--¿Estás de acuerdo?
Marco me presentó alguien de su confianza, le pedí una foto de su identificación por cualquier cosa, uno nunca sabía. Después de ver al hombre marcharse con el auto le llamé a mi padre para avisarle y no se asustara.
--¿Adonde me llevarás? – pregunté curiosa una vez dentro de su auto.
-- Ya lo verás.
En el camino me encargué de saber más de él, bombardeándolo con toda clase de preguntas, absurdas y con importancia. Quería saber todo de él, sus gustos más escondidos, el nombre de su mejor amigo, todo y es que todavía me culpaba por haberme equivocado de color, por haber confundido sus ojos. Una vez que los tenía frente, era innegable que eran los suyos.
--Dime algo que solo saben tus amigos.
--¿Cómo qué?
--¿Cuál es tu color favorito? – comencé por lo banal. -- ¿tocas algún instrumento? ¿Que tipo de música escuchas? ¿Cuál es tu comida favorita? ¿Cuántas relaciones has tenido? Cosas por el estilo – dije en el tono mas casual que mi autocontrol podía. Esperaba que no se diera cuenta de cual era la respuesta que más ansiosa me ponía.
--Mi comida favorita es la tailandesa y la mexicana, también la coreana, en la preparatoria me gustaba tocar la batería, junto con mis amigos tenía una banda de covers que no duró mucho, mi mejor amigo se llama Lucien, que tenia bastante tiempo que no lo veía, recientemente volvió del extranjero, me gustaría que lo conocieras.
--Me encantaría. – contesté escupiendo el pulso de la inquietud.
Esperé por más respuestas, pero solo se concentró en su espejo retrovisor y seguir manejando muy casual. Así que tuve que volver a preguntar.
--¿Y cual es tu color favorito? No contestaste todas las preguntas.
Sonrió viendo hacia el frente.
--Mi vida se limita a idas y vueltas de la oficina a mi departamento, sin tiempo para más, y cuando trabajaba en la empresa de mi padre era igual, y en mi era escolar me mantenía ocupado así que no he tenido ninguna relación seria. -- pausa— en la universidad salí con algunas chicas, pero todo fue demasiado casual y en realidad sin relevancia, no he tenido ninguna relación formal – enfatizó mirándome de soslayo por la mitad de un segundo – ¿y mi color favorito? – esta vez me miró descuidando por completo el frente del camino —nunca he tenido uno, sin embargo ahora que he visto tus ojos, me doy cuenta que el verde es mi favorito, —solo porque conducía tuvo que apartar la mirada, lo agradecí profundamente pues de inmediato me había sonrojado. incliné mi rostro ocultándome de su mirada curiosa, viajaba entre mi y el camino con una pequeña sonrisa de lado.
--Ahora es tu turno de contarme algo sobre ti.
Lo miré, esperando.
Estrujaba mis manos mientras ansiosa, lo vi distraerse mirando por una esquina para poder cruzar, perdí mi vista por la ventana, luego regresé mi vista hacia el camino, él estaba concentrado en mi. Fingiendo no darme cuenta de su mirada. Mordí mis labios a posta. Una vez leí en un blog que a los hombres les gustaba cuando una mujer mordía sus labios, pronto me di cuenta de lo que intentaba hacer. Negué internamente ¿en verdad buscaba verme sensual? Con esta pregunta en mente volví mi vista hacia él. Me derretí. Sus ojos negros no eran muy expresivos, parecían ser sin fondo, pero al mismo tiempo me transmitían un no se qué, ¿paz? ¿Seguridad? ¿Escepticismo? ¿vergüenza? ¿Miedo? Debo admitir que ya puestos también había algo de eso. Miedo a equivocarme, ¿a sufrir? No lo sé, mi vida había sido demasiado tranquila, nadie nunca me ha hecho en verdad algún daño, ni siquiera Damián, me asustó, me impacientó e hirió mi orgullo, pero creo que nunca lo quise lo suficiente como para decir que me hirió. Fácilmente he podido pasar de página, como si fuera una lectura sin mucha información, incluso aburrida y al virarla, al pasar de él cambiando de capítulo me he detenido eclipsada, solamente al leer desde la primera palabra, me he detenido y he leído, leído y releído de nuevo el mismo párrafo, no he podido hacer mucho más, los ojos que tenía frente a mi eran esa palabra y su profundidad ese párrafo sin diálogo, pero que de alguna maneja te encanta, aunque no lo entiendes del todo.
--¿Tienes un segundo nombre? – preguntó de la nada.
--Esmeralda, es mi segundo nombre, Amelia es el primero. Mi padre me llamó así por mi madre.
Sus ojos negros hicieron un pequeño movimiento al enfocarme. Tal vez con ideas de nuevas preguntas.
--¿Hace cuanto empezaste a bailar?
--No hace mucho, llevo cuatro años —dije automáticamente.
--¿De verdad? Por la manera en que lo haces pensé que lo hacías desde muy pequeña.
--Me han dicho que tengo un talento nato.
--¿Piensas dedicarte al baile toda la vida?
--No lo sé, por el momento te diría que si, pero… a veces pienso que quiero algo más.
--cuál es tu color favorito?
-- El negro. – respondí sin dudar. Es el color que más atesoro. Quería coquetear pero tampoco sabía cómo.
--¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
--Estar con mi papá, es mi lugar favorito. Ya sabes pasar tiempo con él, ver películas juntos es lo que más disfruto. —hablar de mi padre siempre era fácil, era un hombre modelo a mis ojos, magnífico, -- ambos disfrutamos de los mismos gustos.
--Tienen una buena relación—dijo en modo de confirmación—yo en cambio, aunque me llevo bien con mi padre no somos tan cercanos.
-- A mi me pareció lo contrario la otra noche.
Negó.
--Es lo superficial – aseguró. Vaya… sus ojos se volvieron fríos repentinamente. –Hemos llegado – anuncio después de una pausa.
Entramos a un enverjado, condujo por unos minutos mas.
--Hubiese preferido traerte aquí con la luz de día, aunque la noche igual tiene su encanto.
No podía ver a que se refería, por lo que me daba cuenta era un terreno muy grande.
Paró el auto, antes que llegara a mi puerta ya había salido.
Caminamos juntos agarrados del brazo.
--Hace un tiempo, como unos dos años empecé a tener una obsesión—hay no, pensé, era demasiado bueno para ser verdad, debía de estar trastornado o algo parecido. ¿A dónde me había metido? – primero apareció en un sueño, no le tomé importancia pero luego seguía apareciendo. Así que investigué un poco y encontré este sitio. Empecé a venir con regularidad, y… ven—me tomó de la mano para hacer que caminara con más prisa. – mira.
Aspire sorprendida.
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Updated 77 Episodes
Comments
Gaby Reyes
Hola gracias por las actualizaciones amo la historia
2023-06-01
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Milcaris
🥰😍
2023-05-31
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