MARCO
Lo intercepté al pie de las escaleras.
—¿Qué ha sido eso?
Sonrió orgulloso.
—Una niña que vendrá rogándome en… — contó con sus dedos — una semana.
—Le has hecho daño — era una afirmación, era de mi conocimiento la mala fama que tenía con las mujeres, le gustaba jugar con ellas, nunca había tomado a alguien en serio, él les prometía y les bajaba la luna, cuando se aburría simplemente las desechaba.
—¿Y a ti qué te importa? Nunca te has interesado en defender a ninguna.
Eso era cierto. Siempre había pensado que ellas mismas se lo habían buscado al involucrarse con alguien como mi hermano. A kilómetros te dabas cuenta del tipo de hombre que era, si se dejaban endulzar por solo unas cuantas palabras y regalos caros tenían algo de culpa.
Pasó de largo subiendo las escaleras. Vi su espalda perderse. Saliendo de la casa empezaba a preguntarme cuáles eran los sentimientos de ella. ¿Había sido tan tonta como las otras en caer ante los encantos de mi hermano? No parecía ser una chica fácil, esa no fue mi primera impresión al conocerla. Si fuese ese tipo de chica, nuestro encuentro había sido diferente.
Caminé hasta llegar al auto deportivo. Suspiré. Este era el tipo de regalos que hacía mi hermano, debía de haber sospechado desde que dijo que un exnovio se lo había obsequiado.
—¿Y este auto? — mi madre venía de su caminata.
Me apuré a llegar a ella para ayudarla.
—De una amiga de Damián.
—¿Está en casa? ¿Damián trajo a su chica?
Que mi madre usara el “su” me molestó, fue inevitable no hacer una mueca, ella no le pertenecía.
—Ella no está, Damián está en su habitación.
Ella quiso hacer más preguntas, me limité a decirle que no sabía nada más. Después de dejarla con mi padre subí a mi habitación, tenía tarea, investigar las cuatro compañías, llegaría a ella por mis propios méritos.
…………………………..
En las siguientes semanas, la veía pasar cada vez que se iba a sus prácticas. Estudie su horario y me estacionaba unos cortos minutos solo para verla cruzar la calle, era pervertido, lo sé. Pero todavía no había buscado la forma de acercarme a ella, no quería asustarla ni que pensara que era igual a mi hermano, tal parece que había tenido una mala impresión de su relación, no dejaría que pensara lo mismo de mí. Fui a cada función de su presentación, era el primero en llegar, escogía exactamente el asiento donde ella miraría al frente cuando terminara su solo. Todas las veces nuestras miradas se conectaban. Silencio, sin palabras. Primero quería que supiera de mi existencia. Odiaba la idea que me compare con él, en parte era por eso que no me había atrevido a acercarme, si le recordaba su relación pasada sería inaceptable para mí. Nuestras situaciones eran diferentes, ella venía de una relación, tal vez era bueno que nunca había escuchado mencionar nada a mi hermano, eso era buena señal, ¿no? Tal vez su relación no había siso importante.
Cuando los actos terminaban y los bailarines salían a despedirse, ella miraba a mi dirección, me buscaba con la
mirada, era fascinante como solo una mirada era capaz de provocar tantas emociones.
Después de tres semanas seguidas, esta noche sería la última de sus funciones, ahora me arrepentía de todas esas veces que mi padre insistía que lo acompañara y había declinado.
—Marco, ¿irás hoy al teatro? — mi padre preguntó casualmente mientras se llevaba una aceituna en la boca.
Damián y mi madre también estaban presentes.
—Tal vez — dije a la ligera, todas las veces anteriores había ido solo. Tal parece que mi padre estaba pendiente de mis salidas.
—¿Te ha gustado después de todo? — mi madre preguntó. — ¿y tu Damián? ¿Nos acompañas esta noche?
Quería decir un no, pero él hizo un gesto con la mano diciendo que no le importaba.
—No me gusta.
—Hijo, ¿no tu novia está ahí?
Mi oreja se levantó.
—Mamá, no quieras meterte en mis asuntos.
—Isabella, — mi padre le tomó su mano — déjalo.
Mi madre suspiró. Damián se levantó de repente saliendo del comedor.
—Pensé que con ella asentaría cabeza.
—¿De qué hablas? — pregunté, tenía una sensación que la chica, era ella.
—Tu hermano salía con una chica, es perfecta para él, pero… tal parece que todo terminó. No entiendo que fue lo que él hizo mal. Vi como la trataba, era gentil y caballeroso. — sonaba como si le echara la culpa a ella, y mi hermano fuera un sol.
—Mamá, no creo que estés hablando de Damián. Estoy seguro de que si se acabó, habrá sido su culpa.
— No, ella lo terminó, ¿acaso no has visto a tu hermano malhumorado? — en realidad lo veía igual — está desconsolado.
No pude no aguantarme la risa, mi madre me miró enfadada.
— Debes hablar con esa chica y hacerla entrar en razón, hablar por tu hermano.
Me levanté.
— Tengo que irme, o llegaré tarde. — no quería seguir escuchando cosas absurdas.
Mi padre igual se levantó.
— Vamos, que igual vamos al mismo destino.
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Comments
Milcaris
Que madre se gasta Marcos.
Damián es un desgraciado.
2022-11-01
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