¿Estás enfermo?

🗨️ Violeta se sorprende al bajar a la cocina y encontrar a su esposo poniendo comida de la que quedó la noche anterior en un plato, para luego meterla al microondas.

— Pensé que no estabas en casa, todo estaba en silencio y no te vi en la habitación.

—Estaba trabajando en el cuarto del lado, pero no te sentí llegar, si quieres te preparo algo.

—No, dejalo, así está bien.

🗨️ Por un momento Violeta se preocupa, llega a pensar que quizá este enfermo, pero luego recuerda lo sucedido la noche anterior y después de dejar un par de vasos en la cocina decide subir a seguir trabajando, pero una pregunta detiene sus pasos.

—¿Te gustaría salir un rato? No sé a dar una vuelta.

—¿Estás seguro, qué estás bien?

—Si, ¿qué tiene de extraño? Quiero salir con mi esposa, no sé, caminar un rato, comernos un helado.

—Espera me pongo algo adecuado y nos vamos.

— Pero si así te ves muy bien, no necesitas ponerte nada más, además estás muy bonita sin maquillaje.

🗨️ Violeta aún no podía creer lo que escuchaba, se dio un suave pellizco, que a pesar de lo suave dolió, lo que la hizo entender que no era un sueño.

Dando pasos cortos se acercó a Omar, tomó su mano y reviso su pulso, luego tocó su frente a ver si tenía calentura.

Se te olvidó revisarme en un lugar, ahí si tengo calentura.

🗨️ Sonrojada por lo dicho por su esposo Violeta retrocede, a una distancia suficiente.

— Vamos, me decías que querías salir.

🗨️ Violeta se adelantó un poco, Omar va detrás de ella, pero algo lo detiene.

—¿Sucede algo?

—No sé desde cuándo este espejo aquí, pero acabo de ver que estoy muy mal presentado para salir contigo, podrías por favor ayudarme a buscar algo acorde al momento.

— Si claro, pero solo debes abrir la puerta que nunca abres de tu vestier, ahí encontrarás ropas menos formal de la que usas a diario, pero de verdad te sientes bien.

— Sí, sí, espérame un poco, no tardó.

🗨️ Violeta se dejó caer en el sofá, mientras veía a su esposo correr por las escaleras.

—¿Qué se traerá entre manos?

🗨️ Y es que el Omar que ella conoce no es tan amable, nunca pide que le hagan un favor y nunca le dice que se ve bien y mucho menos que se ve bonita.

—¿Será que tuvimos alguna incursión alienígena y le hicieron algún cambio?

🗨️ El ruido en los escalones y la fragancia de su esposo, la sacó de sus pensamientos.

—¿Qué tal quede?

— Muy bien, como siempre.

—Debo estar a la altura de lo hermosa que eres.

🗨️ Violeta poco acostumbrada a los halagos de parte de Omar, ya está empezando a preocuparse.

— ¿Y a dónde iremos primero?

—¿Qué te parece si vamos a aquella heladería, que queda cerca del puerto? Los helados que venden ahí siempre te han gustado.

— Perfecto vamos allá, hace rato no paso por ahí.

🗨️ Subieron al carro y Violeta no puede evitar mirar a Omar, en su cabeza hay mil preguntas ¿a que puede deberse ese cambio tan drástico y repentino?

En el camino sus pensamientos la envolvieron mientras disfrutaba del paisaje, de repente se imaginó caminando de la mano, mientras sonríe, en su mente escucha fuertes carcajadas, pero se da cuenta de que no es la risa de Omar, siente un mechón de pelo caer por su rostro y una mano presurosa lo pone en su lugar y besa sus mejillas.

Violeta se lleva la mano a su cabeza y Omar baja la velocidad del auto.

—¿Te pasa algo?

— No, ¿por qué?

—Te llevaste la mano a la cabeza, como si algo te molestara.

🗨️ Con una sombra de sudor frío en la frente y un poco de calor en sus mejillas, Violeta no sabía que decir, solo se ocurrió una excusa un poco sosa.

—No te preocupes, solo acabo de recordar donde puse unos documentos que he buscado por varios días.

—¿Estás segura de que solamente es eso? Si deseas podemos regresar a casa.

—No, por favor continuemos, ya se me hace agua la boca por un helado.

🗨️ El auto retorno al camino, pero Violeta hacia su mayor esfuerzo por no pensar, Ángelo Morgan, acababa de meterse en su cabeza y eso no es lo correcto.

Llegaron al lugar y Omar se ha apresurado a abrirle la puerta, asombrada Violeta acepta la atención y trata de disimular su asombro.

El mesero los ubica en el segundo nivel, junto al ventanal, la vista del atardecer es hermosa y Violeta se pierde en ella, Omar la ha tomado de la mano y la acerca a él, dándole un tierno beso, que Violeta corresponde.

Justo en ese momento llega el mesero, con la carta, situación que ella aprovecha para poner un poco de distancia.

Sé siente extraña, disfruta de estar ahí, es uno de sus lugares favoritos, pero siente que todo es perfecto menos la compañía, las atenciones de Omar, que en vez de halagarla se puede decir que la hacen sentir incómoda.

—¿Ya han decidido que van a pedir?

—Pará mi una copa con helado de frutos rojos y una porción de torta de chocolate y para mi hermosa esposa, una ensalada de frutas con dos bolas de helado, una de sabor a macadamia y la otra crujiente de coco y por favor una cereza como decoración.

—Pero vaya que me has dejado sorprendida.

— Por hoy quiero disfrutar sin pensar en las calorías.

—Si, eso también lo note, pero no sabía que aún recordabas lo que pedía cuando estudiábamos juntos.

— Bueno hay cosas que son imposibles de olvidar.

🗨️ La cercanía de Omar y las pocas posibilidades de evitarlo, hicieron que Violeta rogara por qué alguien apareciera y la sacara de ese incómodo momento.

Para su fortuna una voz desconocida llegó en su auxilio.

—Pero vean a quien me acabo de encontrar, nada más y nada menos que al señor Omar Onetti y como siempre acompañado de una hermosa y joven mujer.

Que dicha la de este caballero, que para su desgracia, tiene una esposa que como él mismo la ha calificado, no es para nada agraciada, pero siempre se rodea de hermosas mujeres.

La salvación llegó de la mano de un periodista de farándula, que años atrás tuvo un inconveniente con Omar y desde ese momento sus publicaciones no le son nada favorables, estaba en vivo y no dudo en acercarse.

—Señor Onetti, muy buenas tardes, podría usted contarle a nuestra tele audiencia quien es esta hermosísima mujer.

🗨️ Omar intentó pararse, pero en ese momento el mesero llegó con su pedido y Violeta a diferencia de lo que él esperaba, empezó a disfrutar plácidamente de la delicia que le han puesto en la mesa, haciendo de cuenta que lo que sucedía con su esposo no tenía nada que ver con ella.

Para evitar que el ridículo en el que lo estaban dejando fuera mayor, decide salir de la heladería, contestar de mala gana algunas preguntas, para luego regresar al lado de su esposa que seguía como si nada.

— Disculpa, ese periodista siempre está molestando.

— No te preocupes, no dijo nada que no fuera verdad.

Omar no logra salir de su asombro, espera que Violeta le reclamará por lo dicho por el periodista, pero ella está feliz, tranquila y serena.

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