Capítulo 4: Anhelos imposibles

Capítulo 4: Anhelos imposibles

Los días pasaron en una tortuosa monotonía para Mark. La tristeza había anidado en su corazón y cada vez se hacía más latente, pese a que había mantenido una fogosa relación con Liam durante los últimos dos meses.

Ya no podía negarlo más.

Seguía enamorado de Ethan.

Consiguió una invitación nueva para la boda, pero cada vez que la veía sobre la mesa de noche, sentía un poco menos de valor para presentarse a la ceremonia. Se sentó sobre la cama y se le quedó mirando fijamente a la tarjeta.

—Todavía te duele demasiado. ¿Por qué no puedes olvidarlo aún? —preguntó Liam.

Mark sintió los firmes brazos del alfa envolver su cintura y soltó un largo suspiro, negando con la cabeza.

—Él fue mi primer amor. En realidad, creo que fue el amor de mi vida, pero... —sintió las lágrimas amontonarse en las esquinas de sus ojos—. Incluso creí que era mi alma gemela, pero me abandonó en el momento más complicado de mi vida. Eso es algo que nunca podré olvidar…

Soltó un largo suspiro y dejó nuevamente la invitación sobre la mesa. Liam notó las lágrimas que comenzaban a caer y las besó, limpiando luego su rostro con los pulgares. El aroma a chocolate en la habitación se volvió ligeramente más dulce, mientras el alfa liberaba sus feromonas para calmar el corazón de Mark.

—Ya no hablemos de los momentos difíciles —Liam le dio un par de besos más en los hombros y la nuca—. Mañana será la boda. ¿por qué no tomamos un baño tibio y nos consentimos un poco? Una compañera del trabajo me engatusó para que le comprara algunas mascarillas faciales y otras cosas de skincare. ¿No quieres probarlo para estar radiante mañana?

Mark se giró. Él nunca había hecho ese tipo de cosas, principalmente porque nunca las vio necesarias. Lo único que había en su baño para el cuidado de su rostro era la crema de afeitar con aloe vera y vitamina E. Soltó un suspiro y luego asintió suavemente.

—Supongo que podría intentarlo —respondió con un poco de desgano—. Luego me harás un masaje y a dormir, ¿verdad? Realmente creo que ya no soy tan joven como antes.

—Nos iremos a dormir antes de las doce. Necesitas descansar apropiadamente para deslumbrar a todos mañana. Incluso podrías opacar a la novia.

Mark soltó una pequeña risa amarga y negó con la cabeza al escuchar aquellas palabras.

—Ella no tiene la culpa de que Ethan sea una maldita escoria. Además, solamente deseo presumirle a mi joven, apuesto, influyente y adinerado prometido —suspiró—. Si él pudo atrapar alguien así de exitosa, ¿por qué no puedo hacerle creer que yo también lo hice?

—Oye, es que lo hiciste —soltó una suave risa—. En realidad, me gustas. De no ser porque tengo un arreglo matrimonial con un omega dominante y, principalmente, porque tú no me quieres, realmente me casaría contigo.

Mark sonrió con un dejo de sarcasmo.

—¿Cuál es la obsesión que tienen todos con los dominantes? Estoy seguro de que la novia de Ethan no se habría comprometido con él si no fuera un omega dominante.

—No lo sé. Supongo que es porque somos más competitivos y adem... —se quedó en silencio al notar que algo iba mal en aquella frase—. Espera, espera. ¿Ese tal Ethan es también un omega?

Mark asintió en silencio.

—Claro que lo es, ¿por qué más buscaría a una alfa? Su familia siempre deseó que él se casara con una alfa dominante. Son bastante conservadores y aún tienen ese anticuado pensamiento de cuando existían los betas, de que hombres y mujeres deben estar juntos. Si el hombre es un omega, entonces debe estar con una mujer alfa... Pero hasta donde sé, a Ethan solamente le interesan los hombres omegas, es completamente homosexual —soltó un largo suspiro—. Aunque supongo que trece años son suficientes incluso para cambiar tu inclinación sexual.

Liam lo escuchó en silencio. Él creyó que ese tipo de pensamiento anticuado ya no estaba vigente para nadie, es decir, el pensamiento de que solo los hombres y las mujeres debían ser pareja. Porque claro, el hecho de que dos alfas o dos omegas estuvieran juntos seguía siendo muy mal visto por la sociedad, especialmente porque, aunque bajo ciertas circunstancias los alfas y omegas dominantes podían fecundar a los de su misma casta normales o recesivos, esos embarazos solían ser de alto riesgo y terminaban en abortos espontáneos o, en el mejor de los casos, producían cachorros con enfermedades congénitas y malformaciones, así que los matrimonios entre miembros de la misma casta eran ilegales, aunque no estaban penados por la ley.

—¿Sabes qué? Ya no quiero hablar de ese tal Ethan —sentenció Liam—. Iré a preparar la bañera y cuando vuelva no quiero verte pensando en ese tipo de tonterías.

Mark bajó la vista y asintió ante sus palabras. Volvió a mirar la tarjeta de invitación, la abrió, leyó las letras y acarició con suavidad los relieves dorados con los que estaban escritos los nombres. Alguna vez había soñado con tener una tarjeta igual, con su nombre en el lugar del de la chica, aun cuando sabía que era algo imposible.

Dejó el papel a un lado al escuchar que su gato estaba rasgando la puerta de la habitación con sus regordetas garras, parecía molesto por ser excluido cada vez que ese alfa llegaba a visitarlo. Se levantó y lo dejó entrar. Mufasa se frotó contra sus piernas, buscando llenarlo de mimos. Sabía que su amo estaba triste nuevamente y quería reconfortarlo un poco, así que saltó hacia sus brazos. Liam salió del cuarto de baño mientras Mark mimaba al gordo gato naranja.

—El agua de la bañera está en su punto perfecto, vamos al baño —dijo el alfa.

Al escuchar las palabras “baño” y “agua”, Mufasa saltó de los brazos de Mark hacia el piso y salió de la habitación para buscar algún lugar donde esconderse. El omega suspiró y le dio un golpe suave en el hombro a Liam, frunciendo el entrecejo.

—Asustaste a mi gato —reprochó.

Tomó su toalla y se dirigió hacia el baño, sin mirar atrás. Liam soltó una risa suave, claro que había hecho eso con toda la intención de molestar a Mark, sabía que lo que más odiaba era que se metieran con su gato. Entró al cuarto de baño tras él y lo abrazó por la espalda.

—Cuando estoy contigo, solamente puedes prestarme atención a mí —le dijo al oído.

Mark se estremeció y se removió un poco, antes de fugarse hacia la bañera.

—Liam, mañana es la boda, si quieres hacerlo de nuevo, espera a mañana, para que puedas impregnarme con tu aroma.

El alfa sonrió, antes de retirar su toalla para acomodarse en la bañera con Mark.

—Descuida, ya te dije que nos dormiremos temprano, es solo que me encanta molestarte así. Te pones muy nervioso.

Mark chapoteó un poco de agua en el rostro de Liam y este, en venganza, lo inmovilizó nuevamente. Después de unos segundos, se soltaron a reír y la noche transcurrió sin mayores percances. No insistió más en molestarlo, aunque sí hizo todo lo posible para distraerlo y hacerlo sentir relajado. A veces pensaba que sería bonito poder sanar el corazón de su tutor, pero en el fondo sabía que él no era la persona indicada para hacerlo, especialmente porque Mark solo lo veía como un buen amigo con el cual pasar ratos agradables.

Aun así…

Quizás…

Algún día…

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