Capítulo X

Ada.

Hoy me siento una chica distinta, una chica nueva, como si me hubiesen dado un poder para hacer algo. En pocas palabras ¡Empoderada!

Llegué a mi departamento, allí estaban los tres, apenas abrí la puerta y se abalanzaron sobre mi, y me acribillaron a preguntas.

—¿Cómo te fue?

—¿Te lo tiraste?

—¿ Te dolió?

—¿Qué dijo de que eras virgen?

—¿Cómo es el tipo, es precoz o dura bastante?

—¿Te hizo el oral, y el anal?

—¿lo tiene grande?

—¿En qué quedaron se seguirán viendo?

—¿Ah y cómo se llama?

—¿Cuántos años tiene?

—¿A qué se dedica?.

Bueno fue una verdadera avalancha de preguntas.

Ya va, ya va, ¡carajos déjenme siquiera terminar de llegar.!

Suspiré profundo y comencé a contarles todo. Nosotros no tenemos secretos. Así que supieron cómo fue mi debut.

Se alegraron mucho, pero cuando les dije que no volveré a verlo se entristecieron.

—Pero no puede ser,

—¿¡Por qué crees eso!? — dice George

—Miren amigos, ese tipo es multimillonario, sí vieran el departamento que tiene, eso es lujo absoluto por donde mires. De hecho, vive en una zona súper aristocrática de la ciudad.

—¿Ustedes creen que él va a pensar en mí para algo serio? — No, no lo creo, debe tener su novia de su misma clase social, además, lo que quería, ah bueno, y ustedes también lo conseguí y fue maravilloso. Así que para que voy a querer volverlo a ver.

—Es verdad— dice Leidys, ya lo disfrutaste y punto en boca. Me alegro adorada amiga que tu debut fue con un excelente polvo, de aquí en adelante polvo y más polvo, eso sí, con responsabilidad, cero enfermedades venéreas, y cero embarazos no deseados. Por cierto,

—¿Se cuidaron?

—No les conté que él se retiró el condón antes de hacerme "el daño", pero tranquila, no estaba en mis días fértiles.

—Ah bueno, pero mosca, la próxima vez, sea con quien sea, debes usar protección, siempre tendrás dos o tres condones en tu cartera. Recuerda que no es sólo cuidarte de un posible embarazo, sino de enfermedades venéreas.

— Bueno está bien, dije, me voy a duchar y a comer. —¿Pedimos pizza?

—¡Siiiii!— dijeron todos.

En lo que me duchaba me toqué allí abajo, y eso se sentía raro, se siente más ancho como un túnel o un boquete abierto, me dió un poquito de nostalgia, perdí mi perla, pero bueno tenía que pasar en algún momento, y ya pasó, no obstante que pesar que tan solo ha sido por química y no por amor. Lágrimas asomaron a mis ojos. Entonces me pregunto:

¿y ahora qué?

¿vas a sentir sentimientos de culpa?. — No, pasa página y listo, por lo menos lo disfrutaste, y eso es lo que importa.

Así que comimos, era las 5 de la tarde. Luego me voy a mi habitación enciendo mi móvil y me empiezan a llegar todos los mensajes, todos eran de la oficina contándome cómo les fue con la despedida y la bienvenida.

Comienzo a mirar las fotos, me quedo de piedra y empiezo a gritar llamando a mis amigos. Rápidamente entran a la habitación y les digo:

—¡Amigos estoy perdida!. Miren quién va a ser el presidente de la compañía a partir del lunes.

—¿¡Quuuéééé!?.. asombrados respondieron al unísono.

Sí amigos es él, será el presidente, miren, se llama Gerald, y es el hijo del dueño.

—¿Qué les parece?

—¿Qué voy a hacer ahora?

—¿Cómo voy a verle a la cara?

—¿Qué hago amigos, que hago?

—¿Será que renuncio?

—No, eso no puedo hacerlo, y menos en este momento que mis padres necesitan de mí.

—Bueno, dice George, esta es una señal, el destino los está uniendo.

—George por favor,

—¿tú escuchaste? — desde el lunes va a ser el presidente, es un tipo multimillonario.

—¿Qué se va a fijar en mí? — por favor amigo, piensa y ayúdame

—Además, dice Leidys,

—¿y si cuando te vea allí en su empresa te manda a despedir para que precisamente no quieras chantajearlo con las fotos y el video qué grabaste?, la gente adinerada es así.

—¿Qué voy a hacer? —¡Dios mío!

—Sí hubiese ido ayer a la empresa, lo habría conocido y no estaría hoy en ésta situación.

En eso Efrén con mi móvil en su mano dice:

Pero mira, el muy malvado está aquí con su novia ¡Mírenlo!

Efectivamente está abrazando a una hermosísima rubia, parece modelo.

Rápidamente llamo a Julieth, y disimuladamente le pregunto. Entonces me dice:

—"El tipo está buenísimo, pero tiene novia. La, chica dijo que tienen tres años de amores y están por casarse, ella por ahora estará en Múnich atendiendo una productora de doblaje qué es de él mientras preside la constructora"

—Bueno está bien. Nos vemos el lunes.

Cuelgo y les cuento todo lo que me dijo.

Cada uno comienza a despotricar de él, qué es un mal hombre a cuenta de que tiene dinero anda por la vida dándosela de galán y enamorando mujeres, ni siquiera le es fiel a su novia con la que tiene tanto tiempo. O sea, tremendo ejemplar resultó ser el tipo al que te entregaste. ¡Una plasta!

Sin embargo solo me hago una pregunta

—¿Qué voy a hacer? — angustiada con la cabeza entre mis manos, a cada instante, creo que casi un millón de veces me repetía la misma interrogante.

George me pregunta:

—¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar con tal de salvar tu empleo?

—Hasta dónde sea, mientras no tenga que matar a nadie.

—Bueno amiga tranquila. No tendrás que matar a nadie. Confía en mí, vístete, y vamos todos, por el camino les cuento.

Llegamos al atelier de su amigo gay, me presenta con él y me dice:

—"Mira Ada, él, es una luminaria, hace arte con todos los actores de teatro, cine y televisión".

—Hola, mucho gusto — dije.

—Mucho gusto chica.

—¿Qué puedo hacer por ti?

George responde:

—Queremos un cambio radical, pero cuando digo radical, es un cambio que quede irreconocible.

—Ah okay....

—¿Eso es todo? — Bueno, estamos en mi campo. Esa es mi especialidad. Si la señorita quiere en esa melena tan espectacular un cambio radical, pues lo tendrá ¡Sí señor, la orden es un cambio radical! y así será, ni tu madre te reconocerá. ¡Te lo aseguro!.

No sé qué tiempo había pasado, casi dos horas creo, cuando me dijo

—¡Listo! — Terminé.

Me miré al espejo, estaba irreconocible. Mis amigos abrieron la boca, tanto que se les veía la campanilla. Ahora tenía el cabello corto hasta mis orejas y de color rojo con apenas unos cuantos reflejos dorados. Me encantó el resultado, y a todos les pareció increíble, sobre todo cumpliría lo que yo quería, que él no me reconociera. Aunque me sentía algo triste sobre todo no tener mi mechón dorado herencia de mi abuela paterna.

George dice:

— Aún no está completo el cambio. Pues bueno, no sé en qué momento había comprado unas lentillas en color verde y además unas gafas de moda.

Cuando llegamos a casa les dije que me tomaran varias fotos para ver la reacción de mis compañeros de trabajo.

Así que en el grupo de la oficina publiqué una foto con las siguiente pregunta:

—¿Adivina quién es?

Bueno, ahí mismo comenzaron a responder

—¿Es tu hermana?

—¿Es tu prima?

—¿Una actriz de teatro?

—¿Tu vecina?

—¿Tu tía?

y así muchas preguntas pero ninguno ni siquiera asomó la posibilidad que era yo. Publiqué otra foto, una mano sosteniendo una larga cola de caballo. O sea, mi cabello

Pero tampoco nadie logró decir a quién pertenecía

Luego escribí. Prepárense para la sorpresa. Les enviaré un vídeo.

Y a continuación el video que el asistente del estilista grabó mientras éste hacia el cambio de look, pero aún no me descubrí por completo, y luego poco a poco fui mostrando mi cara y comencé a hablar saludándolos.

Me imagino cómo se quedaron de sorprendidos que inmediatamente las reacciones eran controversiales,

—¡Estás bellísima!

—No puedo creerlo.

—¿Qué hiciste?

—¿Pero bueno muchacha estás loca?

—¡¡No lo creo, no puedes haber cortado tu cabellera!!

y es qué hasta la señorita Esmeralda me escribió asombrada

—¿¡Pero qué hiciste Elizabeth!?

e inmediatamente escribe:

—Aunque te ves bellísima, sí claro irreconocible, aún así bella. Te favorece ese look. ¡Te felicito!

Así que quedé complacida, y gracias a George lo logré.

El lunes podré ir a mi trabajo y no causaré impresión a nadie ya que todos me han visto con mi nuevo y radical cambio, y sobre todo si llego a ver a ese papacito, no me reconocerá. Por lo menos estoy más tranquila luego del estado de nervios en que me encontraba, en verdad ha sido terrible después de haber vivido las mejores horas de mi vida, y como dicen por ahí: " Después de un buen gusto, un buen susto" Así mismo me pasó.

George comenta:

—"Mañana te pondremos otra cosa para terminar tu cambio"

Así fue, al día siguiente me llevó a un médico para que pusiera en mi dentadura ortodoncia artificial, ¿Cómo es eso? — son unos brackets removibles. Así pues se completa mi transformación.

Me siento eufórica y ansiosa esperando el día de mañana. Seguramente esta noche no dormiré.

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