capitulo 11: “fuera de control"

— ¿Necesitas ayuda?

— Sebastián... ¿Que haces aquí?

— escuché un golpe desde mi habitación, más tu voz alzarse me hizo venir.

— no es nada... Además, no ha pasado la medía hora para que te quitará el suero, regresamos a tu habitación.

Estando nuevamente en el cuarto de Sebastián, no dejo de pensar en la forma tan horrible como Ralph me había terminado. No tuvo la decencia de hacerlo frente de mi, pero si lo hubiese hecho, no hubiera dudado en darle un solo puñetazo...

— Auch!...— gimió Sebastián a la vez que introducía la aguja del suero en una de sus venas, luego pregunta— ¿Que te ocurre?

— nada.

— ¿Nada?... Por supuesto que te pasa algo. Puedes decírmelo.

— no puedo y no quiero.

Y con esa declaración, le di la espalda, mis emociones anda alteradas pero negativamente. Lo único que quiero es darme un baño eh irme a dormir o tratar de hacer eso. En un segundo, siento el agarré de la mano de Sebastián en mi muñeca. Otra vez, él se había liberado del suero.

— Sebastián, esto es serio, deja de quitarte la medicina-...

Y de inmediato, él albino me lanza sobre su cama y en cuestiones de segundos, él se encontraba encima de mí. De manera posesiva se quedaba viéndome. Tomaba mis dos muñecas para no poderme levantar.

— ahora... Me dirás qué te ocurre.

— ¡Sueltame!

— he tratado de ser tolerante, Julieta. Pero no me gusta sentir el dolor de la aguja. Arreglamos ésto ¿Quien era el que te llamó y porque te hizo sentir así?

— déjame, Sebastián... Eso no te importa...— mis voz era temblorosa, perdí la firmeza en ella al recordar las cosas hirientes de Raph.

— realmente me importa, Julieta...— su tono era casi un arrullo.

Por un momento le creí, luego le declare.

— deja de mentir, ambos sabemos que solo finges en hacerlo solo por fastidiarme, yo jamás te llegaría a importa ni tú a mí...

— no estemos tan seguro de eso...— dijo él, como un susurro tan suave que sin dame cuenta habia erizado mi piel, lentamente se flexionaba más hacia mi, poco a poco se acercaba a mí rostro que sin dudas alguna, iba tras mis labios...

Mi cuerpo no quería reaccionar, ¿Por qué no te mueves?... Odias a este hombre, es solo un engreído que solo piensa hacerte sufrir si caes en su juego...

— Te la creíste ¿Verdad?

— ¿Ah?— veía la sonrisa burlona de Sebastián encima de mí rostro.

— mira lo roja que estás...

— ustedes los hombres, son tan despreciable... Suéltame o te daré un golpe.

— no lo tomaré como una amenaza -...— subí mi rodilla y golpeé sus entre pierna, causando que se bajará de mi con sumo dolor.

— te lo dije. Al parecer, tendré que amarrarte a la silla la próxima vez...

Antes de irme, Sebastián pronuncia mi nombre aún acostado en la cama.

— Julieta... Si necesitas ayuda... Puede pedírmela. Prometo comportarme.

Solo lo miré sin respóndele. Es imposible creerle hasta que me demuestre lo contrario.

Julieta por fin se marcha de la habitación. Sebastián solo suspira y se lleva las puntas de sus dedos a su labio inferior.

“no puedo creer que de verdad quería besarla. Solo pretendía molestarla, pero al estar más cerca... ¿De verdad me estoy llegando a interesar en ella?... Al principio solo fingía, pero cada vez lo hago sinceramente..."

El albino solo se sienta al borde de la cama con dolor por el golpe en sus partes.

— esto se me está saliendo de las manos...

En la ducha, Julieta se queda pensando mientras que el agua cae sobre su desnudo cuerpo.

Quizás podría pedirle... No. No puedo, arruinaría todo con mi madre. Pero no hay más nadie quién podría ayudarme de esa forma.

Hay un dicho que, Dios aprieta pero no ahorca... A mi me está ahorcando hasta matarme.

En la mañana siguiente, como es de costumbre, tenía que darle el medicamento a Sebastián. Toque la puerta y entre al no oir respuesta. En ese momento él estaba colocándose su suéter, mostrando un poco su cuerpo escultural, para estar enfermo, se nota que aún conserva su energía, eso quiere decir, que la medicina no lo está rechazando está vez y está haciendo su trabajo...


— buenos días, Julieta.

Hump, al parecer se levantó de buen humor a pesar que anoche lo golpeé... Aún me encuentro indecisa por el favor que le pediré...

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