capitulo 4: “vete"

De un segundo a otro, sentí una presencia detrás de mí, al voltearme rápidamente, era él. Tuve que retroceder hasta chocar con la mesa levemente, esos ojos azules no me dejaba de ver tan diferente. En mi interior solo me causaba repulsión, no importa el tiempo o la vida, lo odio con todo mi ser... Si fuera por mi, hubiera dado una dosi más alta para terminar con esto de una vez, pero si no lo cuido, mi madre sufrirá la misma consecuencia. Solo tengo que ser paciente, su enfermedad poco a poco lo hará sufrir, solo tengo que pretender de cuídarlo hasta que llegue a su final. Sin embargo, me leyó la mente pues Sebastián dice.

— ambos sabemos que esa inyección no me hará nada. Que tus cuidados serán una perdida de tiempo... Pero lo que no comprendo es el odio profundo que sientes por mí. Para lo poco que nos conocemos, es algo difícil de creer...

Su perspicacia me asombra algo, pero es difícil guardar el odio. Aún así, suspiro y pienso en mi madre. Aproveche lo cerca que estábamos y le subí la manga del brazo derecho para darle la inyección. Y mientras que lo iba distrayendo con mi hablar, le iba administración la medicina...

— primero que nada, a nadie le agradarías por tu manera tan malcriada de ser. Es fácil agarrate odio a la primera vez. Solo hagamos esto...— le saque la aguja de la inyección y le rectifico— hagamos esto, yo solo vengo a darte la medicina entre otras cosas triviales y del resto nos podemos ignorar.

Sebastián se veía el brazo un poco incrédulo, no se dió cuenta que ya le había inyectado la medicina.

— así de simple pueden ser las cosas...— dije yo, a la vez que recogía las cosas para luego llevármelas.

Pero, de pronto, el albino me toma de los hombros y me hace chocar contra una pared con un leve impacto. Jadeo por la sorpresa para luego verlo a los ojos, que brillaban con un intenso brillo de perversidad. Apenas que iba a soltar una palabra, el me tapa la boca con su mano.

— ¡¡¡¿....?!!!

— lo siento. Pero las cosas se hacen a mi manera. ¿Tu vas a pretender que te voy a ignorar hasta mi muerte?... Las cosas no van a ser tan simple como tú piensas...

En este momento, me recordó exactamente segundos antes de perder la cabeza. Quería libérarme, así que le mordí la mano con que me tapa los labios. Me suelta al otro segundo, no chilló, pero si le dolió pues se soba con su otra mano.

— eres solo un niño malcriado. No ves en la situación que estás. No valoras nada que tú familia haga por ti. Tampoco dejaré que me trates de esa manera.

— mi situación me dejó de importar cuando me enteré del cáncer, y yo jamás le pedí a mi familia que se hiciera cargo de mí, al contrario, solo le pedí estar en paz en esta mansión...

— por lo menos tienes a alguien que se preocupa por tí sin importar que seas tan arrogante y egocéntrico.

— vete de la mansión.

— no lo haré. Tengo un trabajo que hacer contigo.

— entonces. Haré lo que sea para que te vayas.

Ambos nos miramos fijamente, no iba a dejar que me intimidara, está vez, frunce el ceño y de inmediato sale de la habitación. Respiré con lentitud, tocaba mi corazón que aún latía rápido por el susto.

— esto va hacer más difícil de lo planeado.

Al irme a mi habitación, no vi a Sebastián por el recorrido. Luego de cerrar la puerta, veo las llamadas perdidas de alguien. Marco a ese número y de inmediato me responde.

— lo siento, estaba ocupada...

en la otra línea, era la voz de un hombre. Le responde con suavidad.

— no te preocupes. Sé que trabajas todo el tiempo... ¿Como te va en tu nuevo trabajo?

— bueno... Es el peor que he tenido.

— ¿Que? ¿Por qué?— le doy una breve explicación de lo sucedido— ¿Por qué sigues ahí?

— me ofrecieron ayuda para mí madre, está gente tiene los recursos para curarle esa enfermedad.

— Julieta, renuncia. Yo puedo ayudarte con los gastos.

— no Ralph, es mucho dinero y no es que quisiera ofenderte, pero tú capital no cubrirá los gastos... Es mi madre, y como tal debo de hacerme responsable.

— haré lo posible para ayudarte, es mi deber como tú pareja... Te llamaré luego. Te amo.

— yo también te amo...

Corte la llamada y me zumbe a la cama, Ralph es mi pareja de hace un pequeño tiempo. Pero ambos nos amamos, el trabaja en un club nocturno, siendo mesero. Por nuestro trabajos, muy poco nos vemos, aún así, el tiempo que nos encontramos es más que suficiente...

Dejando a Julieta reposar en la cama, el oído de alguien había escuchado la conversación de la chica a escondidas. Siendo Sebastián, pues no pudo evitar querer saber más sobre su enfermera, y que con eso, pudo entender el porqué ella está aquí.

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