T2 Karol.

Después de que arregle las cosas con el chico loco, me quedé sentada por bastante tiempo a su lado. Él se calmo y su nariz paró de lagrimear. Cómo me sentía aburrida me levanté y subí las escaleras, cuando estuve en el mismo punto que anteriormente llegué. El chico me llama.

–¿Te irás? –Negué con la cabeza. Además no es como si supiera como regresar a casa. –Solamente voy a dar un paseo. –Su semblante se relajo y luego sonríe al decirme: –Ve con cuidado. Allá afuera es diferente de aquí. –Asentí despreocupadamente. –Lo sé, lo dijiste antes. –Parece querer decir algo pero al final simplemente asiente y sonríe.

Seguí mi travesía después de cruzar el umbral, la puerta se cerró por si sola. "Eso me asustó" Caminé por el pasillo que dirigía a la cocina, todo era parecido y había algunos utensilios con unas formas extrañas y otras parecían deformes.

Toque la olla que era de color rojo y su agarre se desprendió en mis manos. La olla cayó y el sonido fue nada. "¿No hay ruido?" Dejé la olla tirada allí y salí de la cocina. No subí a las habitaciones, solo pase por la sala y abrí la puerta principal.

Sentí un sentimiento conocido, un frío que te hace sentir completamente aterrado. Dude en poner mi pierna afuera cuando observé la niebla conocida. Sin embargo respire profundo y salí con el corazón en mano.

El ambiente incómodo y la niebla que apenas podías distinguir algo en ella, todo eso hizo que mis vellos se pararan de punta. Con lo único que puedo comparar este entorno es con algún paisaje de pesadilla, una en la que por más que corras no sabes a dónde te diriges, y pareces siempre dar vuelta volviendo a ese lugar del que quieres escapar.

"Deseo regresar a casa" No había más pensamientos en mi cabeza, todo era el inmenso deseo de regresar. Odio tanto a este "don" o "regalo divino" sea lo que sea lo odio con todo mi ser, escenas que siempre pensé irreales se vuelven reales frente a mi vista mientras simplemente me queda verlos con el corazón apretado por el miedo que recorre todo mi cuerpo. Al menos en las películas te daban la oportunidad de escapar por ser simplemente el/la protagonista, no sucedía en todos los casos, pero había la posibilidad. En cambio a mi simplemente me maldicen y luego me llevan al otro lado, el desconocido y extraño.

Camine unos pasos sin saber a dónde me dirigía, solo estuve caminando sin rumbo. Escuché por momentos algunas ramas secas quebrarse, lo que hacía que volteara a gran velocidad para verificar si no había nadie detrás, a parte de eso, todo el lugar se oía demasiado silencioso. Un silencio inquietante, me daba tanta ansiedad no poder escuchar casi nada, no saber si algo se aproximaba.

Ensimismada en mis propias ideas de que era todo este mundo invisible, no pude ver ese tronco de gran tamaño y choque fuerte contra ella.

–Auch!

Escuché el ruido de choque, por un momento me alegro eso, pero luego sentí un mal presentimiento. Tenía minutos caminando sin escuchar tanto ruido y sin importar lo que tocaba, esto no producía sonido y que de la nada suceda esto, daba mala espinas.

Mientras acariciaba la zona dañada, escuché un gruñido no tan lejos de mí. Era parecido a los gruñidos de un tigre o algún animal feroz. Busqué algo donde esconderme y ver ese agujero en el tronco fue mi salvación, entré sin pensarlo tanto. Después de unos minutos escuché pasos cerca, aguanté la respiración tanto como pude.

"¿Uno de los grandes?" Esa cosa era gigante, sus piernas podrían ser dos de mi cabeza, tiene un pelaje oscuro, aunque no pude ver claramente su rostro; la niebla lo cubre e impede que pueda ver.

Se nota que busca algo o a alguien. Mientras observaba a ese gigante ser, siento como algo se desliza por mi cuello y así mismo siento algo caminar sobre mis piernas. Con rapidez intento sacar lo que se paseaba en mi cuello, no pude evitar soltar un grito cuando ví un cienpiés tan grande como del tamaño de un antebrazo. Por desgracia esa cosa escuchó, se acercó al tronco y lo pateó con su fuerza sobrehumana. Salí a rastras, como pude me levanté y corrí sin mirar atrás; escuchaba como esa cosa me seguía, pero tuve tanto miedo de girar, porque pensé que talvez si lo hacía me atraparía y por alguna razón sentía que podía ser mi fin.

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