Ya era lunes, inicio de semana; Caín estaba de vuelta al colegio y como siempre los murmullos rondaban tras él.
“El demonio del colegio.”
Un apodo haciendo alusión a su personalidad.
Pero siendo un dolor de cabeza para él.
Caín tenía en cuenta que atraía la soberbia y envidia de los demás chicos de su edad inclusive de los mismos profesores.
Sin embargo, él no era un narcisista.
Sus compañeros de clases sabían muy poco de él ya que el mismo Caín se mantenía alejado de ellos pero en la mente de él no tenía otra cosa que terminar el colegio cuanto antes.
Caín evitaba tener amigos o eso aparentaba.
«Pronto me iré de este lugar.»
Su determinación también era parte de su virtud.
Se dirigió al salón y la primera clase era historia, un tormento para él.
Llegó al salón, antes de abrir la puerta escuchó una tenue voz, al parecer se trataba de alguien cantando…
Caín giro de la perilla con cautela, no había nadie más a la vista excepto por ese alguien que cantaba con mucho sentimiento.
Él observó el perfil de la chica y rápidamente se percató que era la misma que defendió ante los vándalos.
Ella ni siquiera notaba que Caín la observaba sin parpadear.
Su suave voz lo tenía hipnotizado.
¡Imposible!
El demonio del colegio estaba perdido en aquel cantó.
🎶I’m floating through outer space.🎶
🎶I’m lost and i can’t find a way. 🎶
Por su descuidó él soltó la perilla de la puerta lo que provocó un crujido.
De inmediato, ella cerró la boca y miró con asombro.
Su cara se puso roja como un tomate.
—T-Tú, ¿Qué…cómo?
Empezó a balbucear y Caín no entendió nada.
Ella apresurada agarró su mochila y salió del salón pasando de largo ante Caín.
—Oye… —lo dejó con la palabra en la boca.
Él suspiró.
«¿La habré asustado?», se cuestionó.
Entró al salón y se dirigió a su asiento así mismo encontrándose con una libreta que decía en la portada “Thinks” lo cual supuso que pertenecia a la chica.
Enseguida volvió a la puerta para entregarle pero no había rastro de ella.
Entonces empezaron las clases pero ella ni sus luces por lo que Caín optó esperarla a la salida.
Cuando Caín la defendió lo hizo sin nada a cambio y creyó que no la volvería a ver, sin embargo, fue extraño que la reconociera a primera vista.
…
Ya era hora de salida y todos salían del colegio.
Caín se quedó a un lado de la rejilla, esperando y buscando con la mirada a la chica misteriosa.
Pasaron unos segundos hasta que un sujeto alto con un traje oscuro se acercó a él de una manera intimidante.
Caín lo inspeccionó rápidamente.
—¿Tu nombre es Caín? —preguntó el hombre con un tono engrosado.
La complexión de dicho hombre era abismal lo que llamó la atención de los alumnos.
Él no se inmutó para nada.
El hombre volvió hacer la misma pregunta; su aura se tornó gélido y Caín lo percibió muy bien.
Si era un asunto trivial no pensaba llamar la atención así que ignorando al hombre, decidió marcharse del colegio.
Continuó caminando hasta llegar a una esquina solitaria.
Se detuvo y preguntó: —¿Quién eres? ¿Por qué me sigues?
El hombre detrás de él rechino sus dientes.
No estaba entrenado para ser cuestionado.
Entonces su aura se volvió amenazante.
Repentinamente apareció otro sujeto pero con una aura más intimidante y desafiante.
«¿Qué es esto? La presión del aire no es normal.»
—Ja. Tranquilo gorila, asustas al muchacho.
Se escuchó una voz al fondo.
Enseguida captó la atención de Caín y volteó para ver a ese otro sujeto misterioso.
Los ojos marrones de aquel hombre inspeccionaron de una manera quisquillosa a Caín.
«¿Quiénes son estos tipos?»
—Oh vaya. Eres todo un hombrecito. —pronunció el segundo sujeto con cierta confianza.
Como si conociera a Caín de toda la vida.
—Hm. ¿Quiénes son?
El sujeto fue directo al grano, postrándose en la cara de él.
—¿Qué tal si me acompañas Caín? Tenemos mucho que hablar.
Caín frunció el ceño.
“¿Cómo sabe mi nombre?”
Detestó que ignoraran su pregunta anterior.
—Hmph. No sé cómo carajos sabes mi nombre pero no iré a ningún lado con un par de desconocidos. —gruñó.
—Es más no recuerdo deberle dinero a nadie así que no me molesten. —agregó con molestia.
«Pero, ¿quién educó a este niño? Este chiquillo será difícil de lidiar.», pensó el sujeto.
Caín no iba a escuchar una palabra más por lo que se dio la media vuelta para irse cuanto antes pero solo dio un par de pasos cuando se detuvo en seco.
—¿No te interesa saber más sobre tu madre Elisa?
Aquellas palabras fue el principio para que sus ojos ámbar cambiarán de color.
—¿Qué has dicho? —masculló.
Lo siguiente fue el interruptor para que sus ojos enigmáticos reflejarán ira.
—O quizás te interese saber de tu padre.
Caín intentó controlar sus emociones.
“Mi padre… es lo menos que deseo escuchar.”
¿Cómo sabía ese sujeto desconocido el nombre de su madre?
¿De quién se trataba?
Por otro lado, no negó el hecho que quería saber de su padre para así poder averiguar más de fondo sobre su verdadero origen.
Caín miró fijamente al sujeto.
Su expresión era palpable e imponente.
—Supongo que conoces muy bien quien soy, ¿no?
—Mm. Digamos que si. Solo quiero conversar contigo. Dime, ¿estás dispuesto acompañarme?
La posibilidad para saber su origen lo tenía ante sus ojos.
No lo pensó demasiado y aceptó.
—Bien pero hay una condición.
—¿Ah? ¿Cuál es muchacho?
Puede sonar absurdo pero Caín tenía que preguntarlo.
—Decirme el nombre de “mi padre.”
El sujeto observó lo despectivo que fue al hablar.
“Lo detesta.”, pensó el sujeto.
—Aish Aisén.
Caín no inquirió nada más, no estaba seguro si era un nombre genuino pero no desconfío de lo que escuchó.
—Ahora sígueme.
Él lo siguió en silencio mientras “el gorila” iba detrás de él, resguardandolo para que no escapara.
«La libreta de esa chica tendrá que esperar.»
Llegaron a una calle y un auto blindado los esperaba.
La portezuela se abre.
—Entra. —dijo el sujeto.
Caín subió al automóvil y después entró el otro.
—Ponte cómodo. Será un viaje largo.
No se le ocurrió preguntar a dónde lo llevarían, lo que hizo fue mandarle un mensaje de texto a su tía avisándole que llegaría tarde a casa.
…
Durante el trayecto, él no dijo nada ni siquiera se fijó en el sujeto, tan solo veía por la ventanilla a sabiendas que había dejado la ciudad.
El viaje duró aproximadamente tres horas.
El auto blindado se detuvo frente a una residencia grande y lujosa a la vista.
«Demasiada elegancia para estar en los suburbios.»
—Llegamos.
Ambos bajaron del auto.
Él miró por doquier, inspeccionando con cautela; si algo saliera mal, él ya tenía un plan de escape.
Un gran portón se abrió.
—Bien, sígueme.
No podía creer que obedeciera a un extraño.
Finalmente, llegaron a la entrada principal de la residencia.
Sin haber tocado el timbre, la puerta se abrió; apareció una mujer alta con un físico muy sobresaliente.
—¡Han llegado! —exclamó la mujer con una extensa sonrisa.
Antes que Caín pudiera ver la cara de la dichosa mujer, ésta se balanceó contra él, abrazándolo imperiosamente.
Pero…
—D-Disculpe señora pero me falta el aire. —murmuró Caín.
El sujeto soltó una risita burlona.
Los voluptuosos pechos de la mujer, literal estaban en la cara de Caín.
Ella rápidamente lo soltó haciendo un puchero con la expresión recelosa.
—¿Lo has escuchado Bae? Me ha dicho “señora.”
Caín no entendía nada.
—No puedo creer que mi amado sobrino vea eso de mí.
Ahora Caín parecía perplejo.
«¿Acaba de llamarme…sobrino?»
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Comments
Jennifer Garcia
aushhh me emociona está novela mi querida autora e llorado y estado en noches de insomnio pero lo que más me tiene atrapada es los enlaces que cada uno de los personajes han pasado ,me puso muy triste y unas cuantas lágrimas fue ver qué mi Alan quedará solo que paso con la pequeña Marisol y el hermoso de Román que pasooo con ellos
2024-04-20
1
DIYI Martinez
😍
2022-12-07
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Sandy Cárdenas
😯😯 no me esperaba que fuera madel!! 😐
2022-11-18
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