Mejor que yo.

Con Jade fuera del país, Danna tuvo más trabajo de lo esperado, entre la joyería y la creación de un nuevo auto que pretendía lanzar a fin de año, estaba exhausta.

__No puedo más, creo que necesito dormir al menos tres días seguidos.

__Te urge ver a Juan Carlos, perdiste tu cita mensual, no debes descuidar tu salud Danna.

__No te preocupes mamá, trataré de ir el fin de semana.

En el centro comercial, una plática que debía ser amena, se tornó en una batalla.

__¡Basta!, dejen de pelear, la gente está viendo hacia acá, podrían parar...__Susurró Lorena.

__Dile a tu hijo que mínimo respete mi presencia, ¿acaso es mucho pedir?

__No estoy haciendo nada...es más fácil culparme a mí de tus errores.

__Es tu maldita culpa que Emilio se haya ido, es tu culpa que de nuevo se fuera y que ni tu madre ni yo, pudimos verlo...

Carlos apretaba los dientes. La chica del restaurante salió para asignarles su mesa.

__Por favor, solo vamos a comer en paz, sin escándalo.__Les advirtió Lorena, había preparado esa reunión con unos amigos, para calmar los rumores que rondaban a Carlos y su supuesta culpabilidad en el asesinato de Agustín Blanco.

En el lugar más privilegiado del restaurante, se encontraba Rosalinda e Ignacio, últimamente pasaban más tiempo juntos, ya fuera porque el viejo había decidido vender su imperio y alejarse del contrabando, para vivir una vejez plena, sin problemas, o por qué estaban buscando pruebas en contra de Carlos.

__Que manera de joder esta comida ¡caray!, me ofusca ver a esa gente, yo de verdad que no sé cómo es que no los he matado.__Escupió don Ignacio.

__Tranquilo papá, lo haré a mi manera, ya te dije que esos dos, no merecen la muerte, sería un regalo para ellos.

Miranda llegó rodeada de belleza, montada en unos finos tacones dorados y un hermoso vestido que mostraba un bien tonificado cuerpo.

__Hola amor, hola Lorena, hola señor Castillejos.

Saludó cordialmente a la familia y se sentó en medio de Carlos y David, este último ya no la toleraba, pues Ulises le había dado pruebas de su engaño, el bebé que perdió no era suyo.

Pero Carlos insistía en culparlo de todo, le había dicho que por lo menos la siguiera apoyando, ella había sido su novia durante mucho tiempo, antes de Danna y no merecía ser echada así nada más.

David quería encontrar pruebas, pero no las había, él no sabía que en esa mesa estaba su peor enemigo, metiendo sus manos debajo del vestido de Miranda.

__¿Cómo has estado mi niña?, espero que bien, le dije a tu madre que puedes venir nuestra casa y pasar unos días conmigo, te hará bien estar junto a David, ¿no lo crees hijo?.

Lorena pecaba de tonta, o se hacía, porque cualquier mujer enamorada se habría dado cuenta de la forma tan animal en como Carlos veía a Miranda, ella lo vio muchas veces pero decidió ignorar.

__No mamá, yo estoy casado, no le voy a dar motivos a Danna para que me destruya, ella va a usar cualquier error de mi parte para hacerme pagar por cosas que yo no hice.

Eso lo dijo mirando fijamente a su padre.

__Hay David, el solo hecho de que existas, ya es un error, no te creas mejor que yo. __Dijo sonriendo, Carlos no parecía su padre, parecía más su enemigo.

Danna llegó del brazo de Iván, tan bien vestida como siempre, haciendo que todas las miradas y los susurros fueran para ella.

David giró para verla, odiaba ver a Iván junto a ella, la estaba pasando mal.

Una vieja compañera de universidad de Danna la reconoció y fue a saludarla.

__Danna, cariño que gusto verte, ¡por dios!, que divino está tu collar, vi que solo hicieron cinco piezas y traté de adquirir uno, pero no la logré, que envidia...

Danna sonrio, ese collar fue un regalo de su madre, la autora de tan costosa joya.

Mientras todas las miradas estaban concentradas en Danna y el grupo de chicas que se le acercó, Carlos no perdió el tiempo y aprovechó para tocar a Miranda.

Hacía semanas que no la había visto, no por qué lo quisiera, era más bien porque no podía, ella se estaba recuperando de una caída y un aborto a la vez.

Aunque ahora se veía muy bien, sabía que de estar a solas con ella, le haría todo lo que pasaba por su sucia cabeza.

Metió su mano hasta llegar a su ropa interior, ¡¡Dios!!, ella estaba tibia, ese calorcito que él necesitaba, frente a él estaba sentada Lorena, hecha un témpano de hielo.

Pronto sobresalía de su pantalón un bulto que luchaba por salir.

Miranda sintió los dedos de Carlos, entrar en su intimidad. ¿Había pecado peor que el quinto mandamiento?. Pero claro que sí, debajo de esa mesa, se estaba cometiendo sacrilegio.

Miranda quiso gritar de placer, estaba corriéndose en los dedos de su suegro. Frente a su suegra y con el hombre que ella decía amar, justo a su lado.

Estaba roja como un tomate.

__Hija ¿te pasa algo?.__Le preguntó Lorena.

__Dios mujer, deja de ser tan metiche, hace calor y tú con tus preguntas estúpidas.

David sintió que su padre respiraba aceleradamente.

__Vaya...

Levantó de golpe el mantel y vio la mano de su padre dentro de Miranda.

Todo pasó en medio segundo. Carlos no pudo esquivar el tremendo golpe que David le plantó en plena cara.

No se quedó de manos cruzadas, tan pronto reaccionó, se le fue a los pies y logró tirar a David sobre una mesa recién servida.

Los alimentos calientes cayeron sobre David.

Rosalinda y su padre veían desde arriba todo el alboroto, pero pudo ver a Danna a escasas dos mesas de dónde David y Carlos se estaban matando.

David no le estaba pegando a su padre por Miranda, su enojo y rabia era porque estaban frente a su madre, el descaro de los dos y la poca inteligencia de su madre, lo hizo perder el juicio.

Carlos odiaba a David, lo quiso alguna vez, pero no lo amaba.

__Esa bestia lo va a matar, Dios mío, Lorena es una completa idiota...__Dijo pesadamente Rosalinda.

El señor Ignacio le hizo señas a sus escoltas para que intervinieran.

El personal del restaurante también comenzaron a querer separarlos.

Los escoltas agarraron del cuello a Carlos y los meseros a David.

__¡¡Eres un hijo de putaaa!!. __Le gritó David a su padre, escupiendo saliva mezclada con sangre directo a su cara.

__Callate David, miserable perdedor, no eres nada sin mí, ¡¡eres un perro buscando comida debajo de mi mesa!!.

Rosalinda no podía creer que Lorena no metiera las manos por su hijo.

Estaba del lado de animal de Carlos.

El señor Ignacio llegó a David y les dijo a los meseros que lo soltaran.

__Bonito espectáculo familiar ¿eh Carlos?, vamos David, salgamos de aquí.

Carlos tembló, ver a David y al viejo Ignacio no le hizo nada bien. Mil cosas pasaron por su cabeza, desde la imagen perfecta de Ignacio con su fiel ayudante, años atrás, hasta la cara de David igual a de un hombre poderoso pero amordazado por su propio padre.

__No te metas Ignacio, esto es entre mi hijo y yo...

El señor alzó sus pobladas cejas y se dirigió a Carlos.

__Se te olvida que también es nuestra familia, David es el esposo de mi nieta, ¿qué lazo más fuerte que ese?.

Danna estaba sorprendida por la repentina acción defensiva de su abuelo, ella pensaba que odiaba a David.

En un descuido, Carlos tomó una copa rota y corrió hasta David, clavando las puntas en el estómago de su hijo, ahí a la vista de todos, Carlos Castillejos le clavó una copa y años de odio oculto a un hijo que no hizo más que hacer todo para lograr un poco de amor.

David calló a los pies del señor Ignacio.

Danna corrió hasta él, pero un jalón de cabello la hizo sentir el piso en su cabeza.

Miranda salió corriendo, cuál rata huyendo del incendio.

Rosalinda pidió una ambulancia y levantó a Danna del piso, luego se acercó a Carlos, con una mirada sombría y aterradora le dijo:

__Acabas de cortar el único lazo que pudo salvarte de caer, ahora ve cavando tu maldita tumba gato, porque pronto pasarás al reino de los muertos.

Carlos comprendió entonces lo que había hecho, pero ya era demasiado tarde.

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