Capadocia.

No hubo alguien en el mundo, que sintiera lo que en ese momento sentía la muy tierna y dulce Jade.

A pesar de que su primer beso fue interrumpido por el inoportuno de David, ella se sentía sobre nubes ligeras con olor a rosas.

__Ya se lo llevaron Danna, pueden subir a la habitación y relajarse, tomen un baño y duerman, mañana tienes que ir a la oficina.

__Si mamá, gracias.

Emilio se despidió de Jade, no dijo nada, pero en su cabeza ya había llegado hasta los noventa años al lado de Jade.

Se marchó en su Harley, rugiendo a toda velocidad.

__Hoy parece ser un lindo día, espero y no cambie eso. __Danna se despidió de su madre y fue a la oficina, había que retomar el trabajo como accionista mayoritaria de Castmar Corp. Uno de sus primeros cambios fue cambiar el nombre de la empresa, pero por su puesto que no podía, Carlos registró el nombre, por lo tanto, Danna tenía que esperar hasta que los contratos y ventas que se hicieron bajo el nombre de Castmar Corp, caducaran.

__Ey, pasa por mi y almorzamos juntas.__Jade estaba ansiosa por contarle a Danna lo que sentía.

__¿Estás en la tienda?, dile a Iván que venga por mí, mi coche está en el taller.

Iván llegó puntual por Danna.

Esperaba justo a la entrada del edificio, un auto deportivo color verde fosforescente llamaba la atención.

David llegó junto a Ulises, venían de una reunión importante, un negocio que podría poner a Castmar en lo más alto de la industria automotriz.

__¿Que demonios hace el abogaducho aquí?.

__Eh, quizá por Danna... __Le respondió Ulises. No le hizo nada de gracia.

__Buen día abogado, creo que debería llevar su auto hasta el estacionamiento, es gratis para los visitantes...

Iván le mostró su más hipócrita sonrisa, estrechó su mano, haciendo presión sobre la de David.

__Gracias por el detalle, pero mi chica está por salir, solo es cuestión de minutos.

David volteó hacia la recepción, Danna venía saliendo del elevador, toda ella irradiaba belleza.

Danna siempre fue bonita, pero nunca pudo lucirse, después que llegó su mejor etapa, su corazón ya no le permitió disfrutar de nada.

David la vio y no pudo apartar sus ojos de su figura. Llevaba un top color beige, un pantalón negro entallado y un cinto clásico de Chanel.

Su cabello negro atado en una perfectamente peinada cola de caballo, adornada con pequeñas cadenas en su atractivo cuello. Se veía muy bonita.

Aunque había prometido dejarla en paz, su voluntad se doblegaba en cuanto la veía.

Ella pasó por enfrente, sin siquiera mirarlo.

Eso le dolió hasta los huesos, inevitablemente le habló.

__Danna, yo quiero disculparme...__No lo dejó terminar.

__Escúchame bien David, voy a soportar trabajar contigo, hasta que las investigaciones terminen, pero por tu bien mantente alejado de mí, no quiero que me hables, no me importa nada que tú tengas para decir...y lo hago solo porque prefiero morir, antes que dejar todo lo que mi padre trabajó, termine en manos de tu maldita familia.

__Debemos hablar, lo necesitamos...

__No, yo no necesito nada de ti.

Se dio vuelta y caminó hacia Iván.

__¡¡Seguimos casados Danna, no olvides eso!!.__Le gritó David.

Pocos sabían de su estado civil, el que David lo gritara a las puertas de la empresa, arriesgando a que las muy comunicativas secretarias oyeran eso y después le dieran su propio toque, la enfureció.

Volvió sobre sus pasos y le quiso dar una bofetada, solo que David fue más rápido.

Le atrapó la mano en el aire. Sosteniendo su rostro a escasos centímetros del de ella.

Vio sus ojos, su piel, sus labios, los mismos que ella besó enamorada durante los seis meses que vivió ciegamente enamorada en su burbuja de matrimonio feliz. Tuvo ganas de volver a esos días.

Su corazón comenzó a latir rápido. En cuanto lo sintió, se llevó sus manos al pecho, sintiendo los latidos y volviendo a su realidad.

__Vamos honey, deja de desperdiciar tiempo en esto... __Dijo Iván mirando despectivamente a David. Ulises por su parte, jaló a David, tratando de conseguir espacio entre él y Danna.

Lo dejó pasar, aunque ya en el auto se dejó caer, lloró como cada vez que recordaba esos días felices.

Ella todavía lo amaba, siempre lo amó y ni todo el daño que su familia le causó, pudo borrar el inmenso amor que ella tristemente todavía le tenía.

__Nena, tranquila, no dejes que te desestabilice así...

__Me siento terrible, yo no debo amarle, tengo que odiar cada centímetro de su piel, soy una idiota Iván, mi corazón late cada vez que está cerca, soy una traidora…

__No, para, no, no, Danna, estoy seguro de que tu padre jamás te llamaría así, ¿Tanto lo amas?.

Ella dejó caer su rostro en sus manos, solo para asentir, como si le diera una pena terrible aceptar.

Llegaron a la joyería, Jade ya no estaba ahí, una de las vendedoras le dijo a Danna que ella estaba en el restaurante.

__Jade se fue, vamos a ver si nos dejó algo de comer...

__Ella ¿sola?, que raro. __Dijo Iván.

Salieron hasta el restaurante, pudieron ver a Jade acompañada. Ese cuerpo era único, lo podía ser de nadie más que de Emilio.

__¿Mi hermana con un hombre?, un extraterrestre se llevó ayer a mi Jade y me dejó a esa chica extraña.

Y no era para menos la sorpresa de Iván, él nunca creyó ver a Jade con alguien que no fuera él o Juan Carlos.

__Holaaaaa, ¿interrumpimos?. __Preguntó Iván con un tono acusatorio.

__Hola, no hermano, solo que se tardaron y yo tenía mucha hambre.__Se excusó Jade.

Emilio saludó a ambos y después de una nada convincente explicación del porqué estaba ahí, comenzaron a comer.

__Es extraño ¿sabes?, es como si tú y yo nos conociéramos de toda una vida...__Emilio se sentía atado a Jade, con un cordón de acero invisible.

__Se que es muy loco, pero...yo siento lo mismo.

Danna e Iván sobraban en esa mesa, pero antes de poder irse, Danna sintió que debía decir algo.

__Sabes Emilio, jamás quisiste saber quiénes recibieron, bueno, ya sabes...__El asintió, algo desconcertado.

__El destino es muy grande y esta tierra es muy pequeña, Jade es la chica que recibió el corazón de tu Rubí, quizá por eso es que se llaman.

Emilio dejó de respirar, sabía que ella no era Rubí, pero juraba que olía como ella, incluso mejor. Jade lloró, ella soñó un par de veces que vagaba sola en la obscura noche, buscando una voz que le llamaba, esa voz era la de Emilio.

Era una locura, algo inexplicable.

__Tú ¿cómo lo sabes?__Le preguntó Emilio a Danna.

__El día que Jade y yo nos hicimos amigas, me contó de su salvadora, solo tuve que sumar dos más dos y listo...nada pasa sin que tenga que pasar.

El mismo dios que le quitó a Rubí, se la regresó de nuevo, pero con otra alma, con otra vida, con otra cara, con otro cuerpo.

Aunque con el mismo corazón que alguna vez latió por él. Quiso estirar demás la liga de su vida.

__¿Jade?, dime, ¿te irías de viaje conmigo, ahora mismo si te lo pidiera?.

Ella sonrió.

__Capadocia, si es ahí sí.

Eso bastó para él, ya no era Rubí, pero sin duda ella había mandado a Jade para él y eso lo hizo aullar de alegría. Él y Rubí siempre hablaban de ir a Capadocia, un sueño que nunca vio la realidad.

__¿Es una locura si te pido que sea mañana?.

Emilio tenía tanto dinero, no le tenía que rendir cuentas a nadie, era un ingeniero automotriz que vendió un prototipo a tesla, con eso se hizo multimillonario, ese proyecto lo había diseñado para Castmar, pero Carlos nunca le prestó atención y ahora daba gracias por ello.

__Que sea mañana.

Emilio y Jade partieron al anochecer, sin decirle a nadie más que a Iván y Danna.

Tenían que ponerse al día, hablar de sus vidas y de sus muertes.

Emilio tenía que mostrarse tal cual era, sin máscaras, sin una pierna y con media clavícula de titanio.

Ella tenía que revelar su edad, treinta para veintidós, no era para tanto.

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