Capítulo 1

Abigail Miller lleva dos años trabajando en la agencia de marketing y publicidad, y conoció a Paulo, su prometido, el día de su entrevista.

Paulo Soares

Me hice cargo de la empresa de mi padre cuando tenía dieciocho años y hoy, a los veinticuatro, soy un director general más conocido por el negocio del marketing y la publicidad, mi empresa tiene varias sucursales en otros países.

Hace dos años conocí a Abigail, el día de su entrevista, fue difícil no pedirle que saliera conmigo.

Su currículum era estupendo, así que sin pensarlo dos veces la contraté el mismo día, antes de que saliera de mi habitación, necesitaba tenerla cerca, estuve un año intentando conseguirla.

Un día nos quedamos hasta tarde con un proyecto de publicidad para una empresa de coches, luego entre conversaciones y risas, cenamos en la empresa, cuando ella estaba recogiendo sus cosas para irse a casa, la besé, desde ese día estamos juntos, hace dos meses le pedí que se casara conmigo y aceptó.

Después de una semana...

Abigail Miller

Estoy haciendo la maleta para el viaje que haré mañana a Alemania, tengo una reunión con una empresa de coches, para mostrarles nuestro proyecto publicitario.

Me acuesto y pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida en los últimos tres años.

Cuando tenía diez años, mis padres enfermaron de tuberculosis y murieron, me crié con mi madrina que me cuidó como una madre, fue muy difícil irme de mi ciudad y dejarla, pero ella no quiso venir a Río de Janeiro conmigo.

Todos los meses envío la mitad de mi sueldo para que su hijo (Daniel), pueda pagar sus cuentas, ya que viven juntos, lo que me consuela es saber que ella está siendo cuidada por él y no está sola, si no fuera por esto no me movería sin llevarla conmigo.

Abigail acaba durmiendo, después de que tantos pensamientos pasen por su cabeza...

Era lunes por la mañana, Abigail Miller salía de su piso para ir al aeropuerto y fue sorprendida por Paul.

Paulo Soares

-¡Mañana, mi amor!

Abigail Miller

- Paulo, que agradable sorpresa, pero tengo que ir pronto, he reservado con el piloto para salir en media hora, ya que otra compañía también lo ha fletado, tengo que llegar a tiempo, sino se irán y no podré viajar hoy.

Paulo Soares

- ¡Sólo quiero darte un regalo antes de que te vayas!

Tomo una caja y se la doy.

Abigail Miller

Abro la caja y era una pulsera con nuestras iniciales y un cartel de "forever will love you".

- Gracias Paul, ¡es precioso!

Le abrazo y le beso, me pone la pulsera en el brazo y cojo un coche con él, el tráfico me hace llegar tarde.

Corro hacia el aeropuerto y veo que el jet privado ya está despegando.

- Maldita sea, me he perdido el viaje, digo en voz alta.

Oigo que alguien llama a Abigail y me dirijo a la pista, pero, en realidad, era otra mujer que también llamaba a Abigail y que va a viajar.

Abigail Maria (tía de Adam)

- Hola, ¿también te llamas Abigail?

Abigail Miller

¡Hola! Qué coincidencia, le digo que te sorprende que tengamos el mismo nombre.

El conductor del jet privado del Sr. Becker llama a Abigail.

Ambos se miran y se ríen porque tienen el mismo nombre.

Abigail Miller

- Fue un placer conocerte mi tocayo, perdí mi vuelo a Alemania, pero al menos te conocí.

Abigail María

- Me voy a Alemania a vivir con mi sobrino, ¿quieres que te lleve?

Abigail Miller

-¿De verdad? ¿No será una molestia para ti?

Abigail Maria (tía de Adam Becker)

- ¡Claro que no! Yo también me voy a Alemania y podemos conocernos mejor por el camino.

Subo al avión con ella, nos sentamos y hablamos mientras el piloto continúa su viaje.

Abigail Miller

- Hablamos de nuestras vidas y nos identificamos mucho, además del nombre, tenemos muchas otras características similares, ella también perdió a sus padres, que fallecieron hace unos años, su única hermana murió y estaba a punto de conocer a su sobrino.

Después de una hora de viaje, hubo una fuerte turbulencia y el avión se movía en ambos sentidos, se asustaron, sabían que algo malo iba a pasar.

Abigail Maria(Tía de Adam)

Cuando vi un rayo fuera, me asusté.

Abigail y yo nos tomamos de la mano pero no pudimos hablar.

Abigail Miller

Nos quedamos allí cogidos de la mano, era como si una película de nuestras vidas se reprodujera en nuestras cabezas y pudiera ser el final para nosotros.

Diez minutos después, vi que el motor fuera de borda estaba en llamas en el lado izquierdo del avión. Entonces oí a mi hermana hablar en tono tranquilo: "Ha llegado nuestro fin". Esas fueron las últimas palabras que le oí decir.

Me despierto y estoy ahí, metido en una parte del chorro, miro a los lados y no veo nada más, siento un fuerte dolor en la cabeza y todo está oscuro y me desmayo.

Continua...

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