Su madre no era una mala mujer, pero Milo pensaba que no había sido feliz y eso la había amargado y vuelto egoísta e incapaz de amar de verdad. Ninguno de ellos había sido feliz a la sombra de un padre obsesionado con su trabajo y la perfección, que castigaba sin control el error y que no tenía tiempo para la familia. Un hombre que veía en su esposa un adorno bello y un vientre para procrear la estirpe. Solo así se podía entender que hubiera tenido cinco hijos.
—Estas ojeras bajo tus ojos demuestran que duermes poco, mi niño. Mucho trabajo y poca vida real no es bueno, Milo—le dijo con cariño, acariciando su mejilla.
—Descanso poco, es verdad—solo a ella podía reconocerle su cansancio.
—Escuché del éxito de tu último negocio. Tu madre estaba exultante ante tanto despliegue de glamour y poder en la fiesta del viernes—Él rodó sus ojos y ella sonrió—. Debes tomarte tiempo y restablecerte. ¿Sigues solo?—le preguntó en tono más bajo mientras tomaba su brazo y se dirigían al jardín.
—Así es.
—Muchacho, necesitas a una mujer que te quiera a tu lado, una que te mime como te mereces. Una mujer de verdad, no ese patético saco de huesos que invitó hoy tu madre.
La voz y la expresión seca hicieron ver la profunda desaprobación hacia Melody.
—Es una mujer bella—terció Milo, sin convencimiento.
—Y vacía. Un envase vacío. Tan triste. Lo peor es que tu madre está empeñada en metértela por los ojos—el rictus de su boca mostró a las claras lo que opinaba sobre las elecciones de su madre.
—No me interesa. Deberías saberlo—sonrió.
—Lo sé, pero a veces la soledad y el cansancio son malos consejeros y tú madre. Tienes que divertirte más, disfrutar de la vida. Llevas demasiada responsabilidad sobre tus espaldas, casi como si te castigaras. Sé que los negocios son importantes, pero si los haces el foco de tu vida siempre habrá otros, más grandes, otros que no puedes dejar pasar. Y cuando quieras pensar, estarás viejo.
—Calma, calma, viejita, me pintas un futuro gris y no es mi intención.
—Búscate una buena mujer. Dale oportunidad a alguien.
—En eso estoy—sonrió y le dio un beso.
—¡Milo!—la voz chillona desde la puerta acristalada indicó que Melody lo había encontrado y le llamaba con un gesto imperioso.
Beatrice suspiró.
—No muerdas esa carnada.
—No lo haré—prometió.
Pasó al lado de la rubia sin darle mayor entidad y ella hizo un gesto de fastidio, enfurruñada, siguiéndole de cerca. Fue un almuerzo agradable, a pesar de ella y sus intentos de monopolizar la conversación con sandeces, que fueron cortadas una y otra vez por los hermanos, hasta casi deslucirla al final. Incluso fue bueno a pesar de que Jace parecía más melancólico y de mala cara de lo habitual. No parecía recuperarse de la decepción amorosa sufrida dos años atrás y eso le preocupaba. Jace siempre había sido el más callado y retraído, a pesar de su brillante intelecto. Milo lo veía frágil y desengañado y no le gustaba. Les hizo un gesto a los otros y estos asintieron. Deberían tratar de hacer algo por él.
Al promediar la tarde, luego del café y la habitual charla de sobremesa, decidió que era hora de marcharse. Cortó, sin paciencia, el intento de Melody de ir con él y aprovechó el salvavidas que Kaleb le brindó al ofrecerse a llevarla a su casa. El muy sinvergüenza no tendría ningún remordimiento en tomar ventaja del factible enfado de la platinada, pero le importaba menos que nada. Esperaba que su actitud de desapego fuera suficiente muestra de su desinterés y alejara a esa mujer de él.
Si le parecía hueca antes, luego del incidente del viernes su opinión había caído más. No la quería cerca de él ni de sus hermanos, más estos eran adultos y, en el caso de Kaleb, alérgico a cualquier compromiso que implicara más de un polvo. No habría mujeres trofeos en las camas de los hermanos Monahan; el matrimonio de sus padres había sido demasiado evidencia de lo mal que eso acababa.
Antes de salir de la propiedad el recuerdo de Regina hizo que revisara su teléfono. Le resultaba llamativo que ella no le hubiera contactado. Habían pasado menos de veinticuatro horas, pero su expectativa lo carcomía, como no le había pasado con ninguna mujer anterior. Su falta de respuesta inmediata lo había impactado más de lo que pensó, y en varias oportunidades posteriores a su encuentro se había reprochado su promesa de no llamarla. No era como si no pudiera conseguir su teléfono, pero, mostraría demasiada ansiedad.
Tenía que darle espacio, ella no parecía una mujer que considerara ofertas sexuales. Aunque su cuerpo invitaba al pecado, eso era obvio. Le gustaba a rabiar, era el tipo de mujer que lo ponía sin más: perfecta en su voluptuosidad, sensual en el desconocimiento de lo que sus sinuosas curvas le provocaban. No podía, no quería perder la chance de tener sexo con ella, de disfrutarla hasta saciarse y más.
Beatrice tenía razón; se sentía solo. No había encontrado una mujer que lo movilizara tanto como para hacerla su novia o para que pensara en formar una familia. Era curioso que la primera que lo hiciera detener la mirada y lo hiciera gastar energías en buscarla estuviera tan alejada del ideal de mujer que su madre o Melody representaban. En todo caso, Regina era la que había logrado conmoverlo físicamente tanto como para su simple recuerdo lo enervara y sirviera de fantasía para correrse en soledad.
Esperaba que lo llamara. Había dejado en ella la decisión. Se preguntó qué haría si pasaba el lunes, plazo que él mismo había establecido, y no tenía una respuesta favorable. Lo lógico sería dejarlo pasar, avanzar. Pero se conocía, era un hombre de obsesiones. Y el rostro de esa mujer comenzaba a acercarse peligrosamente a una.
Encendió el motor y justo cuando retrocedía, el sonido del mensaje entrante de su celular le hizo mirar la pantalla, y entonces, una enorme sonrisa se plasmó en su rostro. Un número desconocido que le enviaba un mensaje revelador, casi como si su mente lo convocara:
DESCONOCIDO: Soy Regina. He estado pensando en tu oferta. Me gustaría...
Abrió el cuerpo del mensaje, pero aparecía incompleto. Antes que la curiosidad se abriera paso, un nuevo mensaje trajo el resto de la idea.
DESCONOCIDO: Perdón, estoy algo nerviosa y apreté enviar sin querer, antes de terminar de escribir. Acepto tu proposición. Pero me gustaría establecer algunas reglas.
La voz de Jace lo distrajo entonces:
—Lo único que te puede arrancar una sonrisa así es la perspectiva de un negocio desafiante.
Le sonrió.
—Algo así.
Completó la maniobra de salida y aceleró, para dejar la propiedad con apuro. El domingo acababa de mejorar, se dijo. Estaba exultante, excitado.
Debía responderle, era muy factible que escribir esos mensajes le hubiera costado bastante y no podía correr el riesgo de que se arrepintiera. Detuvo el vehículo un poco más adelante, fuera de la vista y el camino de sus hermanos y, antes que nada, agendó el número con el nombre de: " Hermosa Regina", para luego tipear la respuesta:
MILO: Me hace muy feliz tu respuesta. Estaba esperando que te decidieras. Estoy dispuesto a que charlemos lo que sea necesario y no quiero más que tu tranquilidad. ¿Te parece reunirnos hoy?
Podía parecerle demasiado pronto y lo mostraba ansioso, pero ¿qué más daba? Ya sentaría las bases él, una vez estuvieran frente a frente.
HERMOSA REGINA. Estoy libre.
MILO. ¿A las 18:00?
Ella tardó unos minutos en responder:
HERMOSA REGINA. Está bien. Te enviaré la dirección en la que estaré.
Probablemente no quería que viera su casa o su entorno. O que su familia lo viera e inquiriera en qué se metía. Si eran muy cercanos, podrían juzgarla o interponerse, aunque era una mujer adulta. De todos modos, le dejaría claro que no debía ver lo que comenzaba entre ellos como algo deshonesto o inmoral. Eran dos personas independientes y solteras que buscaban disfrutar. Esperaba que no hubiera nadie importante en su vida, pensó entonces. No lo había considerado, tendría que averiguar mejor.
Aunque no lo creía, ella no aceptaría estar con él si fuera así.
MILO: Perfecto. Un vehículo te recogerá a esa hora. Me encanta poder verte otra vez.
HERMOSA REGIN:. Okey, gracias.
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Comments
Pilar Vega
muy buenaaa
2024-07-15
1
Milagros Rodriguez
la boca, la trompa y el corazón estarán en total estado líquido
2024-07-13
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Ranyelis LY Ramos
Ayyy no puedo con el 😍✨
2024-03-02
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