En California, Encuentros

Robert está de guardia en el Hospital Pacific, hacía 3 años que había salvado a aquella hermosa chica rubia llamada Zenya Wilson. En sus turnos generalmente va a preguntar por su estado de salud, pero la respuesta siempre es la misma: "sigue en coma".

El Dr. Robert Ferguson, observa que el programa "Basilisa: Sueños Lúcidos", tiene más pacientes en coma. Cuando llegó Zenya, eran solamente 2. Ahora, después de 3 años, hay 15 camas ocupadas, según le informaba Lina Smith, la enfermera amiga. La red de computadora es mayor.

La realidad es que Lina trabaja en una sala, y en esa zona hay 10 salas, cada una tiene entre 10 a 15 camas, el personal nunca es el mismo, no se conocen entre sí, está prohibido abandonar su sitio de trabajo y visitar otras habitaciones. La red de computadoras es la que vigila ferozmente al personal y a los pacientes en coma.

La zona donde funciona el programa, es la Zona 25, en el ala norte del Hospital, la entrada es restringida, la seguridad es extrema, a él no le permiten entrar. Lina, la enfermera que trabaja en esa área, está enamorada de él, es quién le informa sobre el estado de salud de Zenya Wilson, rompiendo con las normas...

El turno de Robert en el Hospital, era de terror, tenía mucho trabajo, llegaban ambulancias tras ambulancias, esa noche se sentía agotado, estaba en quirófano operando al tercer paciente, un herido por arma blanca (cuchillo) de una riña de borrachos, pero sea por la causa que sea, su deber como cirujano, era salvar vidas. Empieza a sonar nuevamente su luminosa (implemento electrónico que le avisa que hay otra urgencia que atender). Son las 11 de la noche.

-Dr. Ferguson, llegó otra ambulancia, trajo una paciente de 19 años con una apendicitis, se le están haciendo los estudios de laboratorio y ecografía para terminar de hacer el diagnóstico, la está evaluando la Dra. Alice Johnson, la obstetra- le comunica la enfermera de urgencia.

-Si, gracias, ya estoy cerrando piel, en seguida bajo a la urgencia para examinarla ¿Está embarazada?- pregunta Robert.

-Si Doctor, por eso la evalúa la obstetra- responde la enfermera.

-Bien, entiendo- responde Robert. No conoce a la obstetra de ese turno, ya que estaba haciéndole un favor a un amigo, le cambió la guardia porque se lo suplicó, él no le dice que no a nadie que lo necesite, todos tienen compromisos familiares, él no está casado, no tiene problemas en ayudar.

Termina de suturar, se retira los guantes lanzándolos a la papelera, se quita la bata quirúrgica, le da órdenes al residente de cirugía de tercer año, que lo ayudó en la intervención:

-Llena el protocolo quirúrgico y las indicaciones médicas, luego te vas a ver los pacientes de urgencia, yo voy a la interconsulta de obstetricia- Se dirige hacia la urgencia de obstetricia.

En la urgencia obstétrica, una muy malhumorada doctora, tenía puesto una mascarilla y gorro quirúrgico, solo veía unos ojos verdes que echaban chispas. Ella pregunta:

- ¿Eres el cirujano?- no lo saluda.

- Sí, soy el Dr. Robert Ferguson ¿y tú quién eres?- tampoco la saluda.

-Soy la Dra. Alice Johnson, gineco-obstetra. Creo que debiste venir con más rapidez, tengo 1 hora esperando, esta mujer tiene 34 semanas de embarazo, ese apéndice está a punto de reventarse- responde molesta, porque ese tipo se tardó demasiado en acudir al llamado de urgencia.

-Lo siento, estaba en quirófano con un caso complicado, ahora es cuando pude desocuparme, no es mi culpa que haya otras emergencias esta noche- responde también contrariado, ¿qué se ha creído esta?, ¿Acaso piensa que él estaba tomando café y viendo Netflix?, le cae mal, suspira y examina a la paciente, pasa el ecógrafo por el abdomen.

-Efectivamente, el apéndice tiene signos inflamatorios severos, hay que llevarla rápidamente a pabellón ¿Cuál es el estado del feto?- pregunta interesándose en la paciente, olvidándose de lo antipática de la colega.

-El feto está estable, foco cardíaco normal, no hay contracciones, no hay pérdidas genitales de sangre ni líquido, puede entrar a pabellón- le responde Alice, ese tipo es un engreído y prepotente, no creyó en su diagnóstico de apendicitis ¿Acaso supone que los obstetras no son médicos también?, le cae mal.

-Entonces, en vista del embarazo, usted deberá ayudarme, hay otras urgencias que atender y el residente está en eso, no tengo ayudante, ustedes los obstetras son un montón, yo estoy solo con residentes novatos, todos muy ocupados- se la queda mirando desafiante, esperando respuesta.

-Déjame avisar a mis compañeros, para informar mi ausencia de la urgencia- llama vía telefónica a su amiga Rina, ella entiende la situación y baja, estaba en su hora de cena, no habían podido cenar sino a las 11 de la noche. Alice tampoco ha cenado, pero debe entrar por la paciente a quirófano. Le informa a Rina que no hay nadie por ahora en sala de espera, pero hay 3 mujeres en sala de partos con las matronas.

Se va con Robert al quirófano, no se cruzan palabras, ella llega se lava las manos, él también lo hace, por ser el cirujano principal, la instrumentista lo atiende primero, muy sonreída, se nota que le cae bien ese tipo majadero. Luego le da la compresa a ella, y le pregunta

-¿Cuál es la pauta doctora?-

-No soy residente de cirugía, soy gineco-obstetra, la Dra. Alice Johnson, entro porque es mi paciente, está embarazada, la pauta se la debe preguntar al cirujano no al ayudante- se la come con los ojos.

-Disculpe doctora, pensaba que era residente de cirugía- pero no le pregunta nada al prepotente del Dr. Ferguson. Alice suspira y le informa al Anestesista:

-Paciente de 19 años, con diagnóstico de Apendicitis aguda, sin antecedentes mórbidos, actualmente cursando embarazo de 34 semanas, feto en buenas condiciones, sin dinámica uterina. Hemoglobina 12, leucocitos 29000, grupo sanguíneo O Rh positivo. Funcionalismo renal y hepático normal. Suspira y se posiciona en el lado del ayudante.

-Gracias Dra. Johnson- dice el anestesista.

La intervención fue muy rápida, hay que reconocer que ese prepotente tiene habilidad quirúrgica, en 20 minutos había terminado la intervención. Le dice a la ayudante:

-Dra. Johnson, llene el protocolo quirúrgico y las indicaciones médicas-

-¡No mi cielo, estás muy equivocado! No soy su residente, usted es el cirujano, usted llene su protocolo, yo lo ayudo con las indicaciones médicas, porque la paciente está embarazada y no quiero que le indique algún fármaco que le haga daño al feto- sale con la historia clínica, dándole la espalda.

Robert la sigue, realmente no puede ser más insoportable esa mujer. Ambos entran a la sala de computadoras, ella se apodera de una, para las indicaciones de los medicamentos, no se dirigen la palabra. Alice va a tomar la ficha y él también al mismo tiempo, él coloca su mano sobre la de ella accidentalmente, ella la retira rápidamente, sintió una descarga eléctrica.

-Tranquila, no me interesas en lo absoluto- dice Robert, molestándola más.

- Ni sueñes que tú puedes interesarme, no eres mi tipo, no me gustan los prepotentes e insolentes - se levanta y se aleja.

"Ya veremos, fiera salvaje, si no te vas a doblegar conmigo, ya me retaste, de mí no te vas a salvar". Sonríe para sus adentros, pero ni siquiera le vio el rostro. Él también sintió una descarga eléctrica con su suave roce de piel. Le atraen los retos, no le gustan las mujeres que se le ofrecen rápidamente, ese tipo de mujeres solamente las usa una noche.

Alice se va a la habitación de descanso de obstetricia, mete su cena en el microondas, empieza a comer, pensando en lo altanero del Dr. Ferguson, lo que tiene de guapo, lo tiene de majadero, pensaba. Luego sonríe, por lo menos tuvo que llenar su protocolo. Baja a la urgencia y le cuenta lo sucedido a Rina.

-Ay amiga, ¿No sabes quién es el Dr. Robert Ferguson?, es el soltero más codiciado del hospital, por las enfermeras, hasta las doctoras solteras y no solteras, hasta a mí, que estoy felizmente casada me gusta, jajajaja- se ríe divertida, por la cara de disgusto de Alice.

-Además, es rico, su familia tiene una empresa importadora y exportadora de productos médicos que dirige su mamá y su papá es el famoso cirujano cardiovascular Patrick Ferguson- le cuenta Rina

- No sé por qué no se ha casado, dicen las malas lenguas que es gay- baja la voz Rina.

-No me interesa su vida privada, no me interesa ese hombre prepotente, pero para nada- contesta Alice.

- Eso no te lo crees ni tú misma, eres soltera, bonita ¿Por qué no lo enamoras? ¿Quién sabe si es tu hombre? ¿Ya le viste el cuerpo atlético que se gasta y esa cara de Adonis? Si estuviera soltera, no dudaría en pasar una noche de placer con ese prospecto masculino- dice Rina guiñándole un ojo.

- Deja tus bromitas, sabes que me gusta Alexis y en 2 meses nos casamos- le dice Alice.

-Ja, ja, ja ¿Hasta cuándo vas a esperar que Alexis tenga sexo contigo? Ya tienes 26 años, tienes 6 años de noviazgo ¿No te parece extraño, que no haya querido tener intimidad en 6 años?- pregunta Rina, que sospecha que hay algo raro en Alexis.

-¡Ya Rina!, siempre estás con lo mismo, ¿no puedes entender que hay personas que queremos esperar hasta la noche de bodas para su primera vez?- responde molesta Alice.

-Amiga no seas ciega, eso no es normal, por más que lo adornes, primero era la universidad, después la especialidad, ahora quiere esperar la luna de miel... no sé, pero a mí se me hace muy extraño, que tú siendo un mujerón con un cuerpazo de infarto y una cara de modelo de producto de belleza ¿él no se quiera comer el pastel antes de la fiesta?- analiza Rina.

Se enciende la luminosa de Alice, a tiempo para salir de esa incómoda conversación. Ella a veces piensa que no es atractiva, porque Alexis, jamás ha intentado tocarla, y no la besa con pasión, parecen más hermanos que novios... Se dirige a la urgencia de Obstetricia.

Dra. Alice Johnson

Dr. Robert Ferguson

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