Capítulo 5 Samanta Jones

Narra Sam

Soy samanta Jones tengo 20 años, he vivido toda mi vida en Europa y me emancipado de mis padres, toda mi vida fue un caos, papa y mama se odian, no sé cómo han hecho para vivir 22 años juntos, cuando salimos algún evento parecen la pareja más feliz y perfecta del mundo, pero al llegar a casa se quitan su disfraz para convertirse en dos enemigos, papa toda la vida me enseñó a odiar a al persona que mi abuelo recogió de la calle, cada que lo menciona es solo para maldecirlo, dice que por culpa de él su padre lo desheredo y lo saco de la compañía, que desde el día que llego a la vida del abuelo se encargó de agradarle en todo solo por el dinero y el poder, no lo conozco personalmente, pero por lo que hablan las revistas y en la televisión es un tipo frio, calculador y para colmo mujeriego, no es para nada feo, pero considerando su origen debería ser tener un poco mas de humildad.

Po culpa de ese tal Alexander papa vive una vida amargada y de paso nos la ha dañado a mama y a mí. Mis abuelo maternos le dejaron a mama una empresa textil, cuando ellos murieron mi padre se hizo cargo del negocio, pero este ya venía con déficit muy grande, según mi padre.

Desde que cumplí 15 años tenía claro mi propósito en la vida, termine la secundaria a los 16 y comencé la universidad estudiando diseño de moda, obvio papa no lo sabe, el cree que estoy estudiando finanzas para algún día ayudarlo a recuperar la empresa del abuelo, mi interés nunca fue el de ser dueña de una empresa, pero sin querer comencé a trabajar para un diseñador muy prestigioso mientras estudiaba en las noches, el reconoció mi trabajo y me apoyo para creer mi propia línea, desde casi los 19 años organice mi empresa con un nombre anónimo para que papa no se diera por enterado, pero como no todo se pude ocultar en la vida, un día papa se enteró que yo no estaba estudiando finanza, sino diseño, se paró de cabeza, se llenó de ira, me saco de la universidad, me dejo de dar dinero, yo me subleve y dicen las malas lenguas que soy una rebelde, aunque yo no lo diría de esa manera, creo que cada ser humanos tiene dones y talentos que debe explotar al máximo, el mío es la moda, el de mi padre será amargarle la vida a su familia.

El caos en casa era tan grande que tome la decisión de independizarme, un día cualquiera llegue a casa y me senté a cenar con ambos, después de comer, me pare con calma y les dije las siguientes palabras “papa, mama quiero que sepan que hoy mismo me voy la casa, he decidido hacer mi propia vida, así que espero no se metan en ella, los quiero y les agradezco todo lo que han hecho por mí, pero es momento de vivir mi vida” después de eso Salí dejando a mama con el corazón partido y a mi padre casi con un infarto, eso hace ya más de un año.

En ese corto tiempo mi empresa ha crecido demasiado, mis diseños son reconocidos a nivel mundial y el anonimato me ha ayudado bastante, cuando las personas siente intriga los motiva más a querer conocerme o conocer mis productos.

No sé si algún día decida revelar al mundo quien soy, por el momento prefiero pasar desapercibida como la asistente de Hugo Lord, llega la oportunidad de expandir mi negocio al mercado estadounidense y lo comenzare con un desfile digno de la realeza, no sufro de problemas económicos, pero no cuento con el suficiente capital para realizar la inversión, así que decido aprovechar mi apellido y utilizar los recursos del abuelo, a quien no conozco.

Elena es mi asistente, se podría decir que es una amiga, ella es la única que sabe quién soy en realidad, le he pedido que programe una reunión con la persona encargada de la empresa de mi abuelo, pero sin mencionar mi nombre.

Días después llego al lujoso hotel y veo a Elena sentada en el lobby con un hombre, que al parecer es mi querido tío indigente, me acerco y observo como le coquetea

- Eres una estúpida si te dejas convencer con ese estúpido beso – le digo casi en un grito a ambos

- ¿y usted es…? – me pregunta el infeliz con gestos prepotentes

- Samanta Jones, mucho gusto Alexander o debería decir tio…– me presento con altives para que le quede claro quién soy

- Querida sobrina, es gusto conocerte – me dice irónico

- No puedo decir lo mismo, pero aquí estamos, quiero hablar con mi abuelo – le ordeno

- Si son temas familiares lo puedes encontrar en casa, pero si son temas de la empresa los puede tratar conmigo – me dice con soberbia

- Elena déjanos solos por favor – le ordeno a Elena para que se vaya

- ¿Y ahora sobrina? – me pregunta con burla

- Estamos solos, no tenemos que guardar las apariencias, tu y yo no somos nada maldito infeliz, tu solo eres un pordiosero interesado que quiere apoderarse de lo que nos corresponde a mi padre y a mí, tu solo eres basura que ni apellido debe tener – le digo con altanería y él me toma con fuerza del brazo, lleno de ira

- Mira maldita niñita, tu a mí no me vienes a insultar, no soy ningún pordiosero y claro que tengo apellido, es Jones, como el tuyo y el de tu padre, y si tanto te duele verme mejor lárgate con tu papi, yo vine aquí a cerrar un negocio, no a tener peleas familiares con un infante – me dice amenazante y saco todas mis fuerzas para soltarme de su agarre

- Para ser una pelea familiar primero debes ser de la familia y que yo sepa tu solo eres un recogido – le hablo con furia

- Mira niña si no voy hablar con la señorita Elena entonces mejor me retiro, no me interesa perder mi valioso tiempo con personas como tú – me dice dando la vuelta y tratando de ignorarme

- El negocio es conmigo – vocifero y él se voltea sorprendido

- ¿tú eres Hugo? – me pregunta con una risa irónica

- No estúpido, acaso me vez como un hombre, pero si soy la asistente de Hugo, soy la única persona que lo conoce y le ayuda a tomar las decisiones – le digo y puedo ver como su rostro se desfigura de la ira

- Ok, ¿Qué quieres entonces? – me pregunto con fastidio

- Quiero que las presentaciones, los desfiles y el hospedaje del personal sea todo gratuito – le digo lo que espero me sea otorgado

- ¡estás loca niña¡ - me responde con burla

- No, no estoy loca, si lo piensas mejor, verás que yo tengo derecho, es la empresa de mi abuelo y yo soy su heredera – le aclaro para que se baje de la nube

- Y yo soy el príncipe de Inglaterra ¿y qué? – me responde una estupidez

- Ok, si así quieres las cosas entonces tendré que ir a hablar con el abuelo – le digo

- Has lo que quieras – me responde tajante y se va.

Samanta

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