CAPÍTULO 19

Después de la ceremonia, comenzó un magnífico y abundante banquete preparado por las mejores cocineras de la manada.

En el salón, las largas mesas de madera contenían abundantes bocadillos y postres, en otra mesa barriles de vino y abundante cerveza, a lo largo del banquete y en repetidas ocasiones, los invitados animados por Magnus, brindaban incitando a los novios a que se besaran, haciendo que el anciano disfrutara como un jovencito.

Durante el banquete, Bruno se fijó en cómo Marie bromeaba con algunos hombres que él no conocía y una extraña punzada de celos se apoderó de él, ¿por qué le sonreía a aquéllos y a él sólo le dedicaba impertinencias?.

Por su parte, Emma y Evander mantenían las distancias, se incomodó como su hermano al ver que ella hablaba y sonreía a personas que él no conocía, pasado un rato, observó cómo un muchacho algo más joven que él se sentaba junto a ella, tuvo que agarrarse a la mesa al ver que intentaba abrazarla, aunque se relajó y se sorprendió cuando contempló cómo aquella mujercita, con un rápido movimiento, le retorció el brazo haciéndolo gruñir de dolor, poco después el muchacho enfadado cruzó unas palabras con ella, se levantó y marchó, luego fue Luan quien ocupó su lugar para comenzar a charlar.

Leno, en un par de ocasiones se cruzó en el salón con Ashley, sin poder contener más sus instintos con una arrebatadora sonrisa, la agarró por la muñeca y la llevó hasta el pasillo del primer piso, donde la arrinconó y la besó, llevaba días luchando contra sí mismo, en principio pensar en la sangre Sureña de ella llevaba lo desconcertó, pero sus instintos más primitivos florecieron nuevamente y sólo existió ella.

Ashley, aquel beso tan íntimo fue el primero de su vida, se asustó al notar las manos de Leno subiendo hacia su escote, reaccionó y las detuvo con sus manos, para luego salir corriendo, dejándolo alborotado.

Con los sonidos de la música los presentes comenzaron a bailar, la gente del castillo y de la manada estaban reunidas en el patio y en los alrededores de la fortaleza, Arthur junto a Luan y los demás ancianos del lugar, al caer la noche, decidieron regresar a sus cabañas, agotados de tanta fiesta, el anciano intentó llevarse a Nick pero se negó, ante la negativa y vitalidad del niño, lo dejó con sus hermanas haciéndole prometer portarse con cordura.

La gente bailaba con alegría, y tanto Emma como Marian y Ashley danzaban y bebían con las personas que conocían de casi toda la vida, Sam que enamoraba a Emma intentó estar a su lado, pero ella en cuanto podía se lo quitaba de encima, algo que él no le gustaba.

Los hombres de la manada y algunos guerreros, se acercaron a las jóvenes para bailar, las primas Gerta y Landra reían acaloradas junto a unos guerreros de Browne, quienes las tenían embobadas con sus palabras.

Magnus, orgulloso y feliz, disfrutaba de la velada y bebía cerveza junto a Sara y Alan, que reían y charlaban con Evander, Bruno y Leno.

Sara dice. “¿Qué esperas para bailar con las muchachas?, en estas tierras como puedes comprobar, viven mujeres preciosas que estarán encantadas de recibir sus invitaciones.

Bruno con el entrecejo fruncido mientras observaba bailar a una alegre Marie respondió. “Somos guerreros, no bailarines.”

Magnus sonrió con picardía, por su olfato de viejo lobo sabía que ellos dos son mates, pero por su orgullo y juventud no se han dado cuenta. “Acepta el consejo que te da un viejo lobo, la vida es muy corta y lo mejor que se puede hacer es disfrutarla, si te digo esto es porque yo, al igual que tú, pensaba que los guerreros eran sólo eso, guerreros entrenados únicamente para pelear, pero mi amada esposa me enseñó a disfrutar de los momentos que la vida te regala, comprendí y aprendí a ser un terrible guerrero en el campo de batalla, un buen marido y padre cuando estaba en el hogar.”

Alan responde. “El que bailes no te quitará fuerza,” lleva tiempo observando a su hermana y a Bruno, veía que ambos se buscaban con la mirada, lo que no le gustaba nada pero tenía que aceptar.

Leno río dándole un empujón. “Creo que Bruno no baila porque no sabe bailar.”

Bruno: con su voz jovial dice. “Sé bailar, charlatán.”

Evander dice. “Es un excelente bailarín,” no paraba de observar a Emma y al joven que intentaba agarrarla del brazo, su mate lo atraía como ninguna, no sentía nada así desde que pasara lo de Marian, la veía sonreír y bailar, le molestaba por no ser él quien la hiciera sonreír de aquella manera.

“Mamá nos enseñó a los dos,” afirmó Bruno intentando hacer sonreír a Gerta y Landra, que llegaban en ese momento y se ponían a su lado, pero desvió su mirada hacia Marie que la ve acercarse a una de las mesas para tomar cerveza, se despidió de los presente en su mesa y desapareció.

Los demás observaban a los bailarines desde un altillo, mientras más de cincuenta personas bailaban y daban palmas alrededor del fuego entre ellas se encontraban las muchachas, quienes danzaban con sus vecinos, y con los guerreros del clan.

“¡Qué descaradas son!” protestó Landra señalando hacia donde Emma y Ashley bailaban.

Sara pone los ojos en blanco, conoce las cizañeras que son las primas de su ahora esposo. “¿Por qué dices eso?”

Landra dice. “Intentan buscar un marido entre esos pobres,” mientras Gerta la tiraba de la manga del vestido para que callara, - “pero, claro, es lógico, ¿quién querría casarse con ellas?”