CAPÍTULO 17

Emma explicó mirando la luna. “Mi abuelo se encarga de los caballos del clan, por norma, cuando nos traen un caballo nuevo, es él quien lo prepara, pero cuando uno sale rebelde y salvaje, me lo deja a mí, Luan y el abuelo dicen que yo hablo con los animales, y en cierto modo tienen razón, es miro a los ojos, les hablo con cariño y al final hacen lo que yo quiero con la ayuda de lord Draco.”

Evender con una leve sonrisa. “¿Lo dices en serio?”

“Totalmente en serio, no te rías, Lord Draco y yo somos un buen equipo”.

“Eso me indica que llevan mucho tiempo juntos”.

“¡Sí!, mis padres me lo regalaron cuando cumplí seis años, con él aprendí a montar”

“Arthur y Nick me comentaron que tus padres habían muerto”.

Emma suspira. ”Sí, hace años, por eso vinimos a vivir con el abuelo”.

“¿Dónde vivías antes?” preguntó Evender intentando ver hasta dónde era capaz de hablar, pero la reacción a esa pregunta atrevida fue que se devolvió contra mí y con la cara de enfado me dio tal empujón que me desconcertó, sin ningún miedo me encaró como pocos rivales lo habían hecho.

Emma: mirándolo con rabia gritó. “¿Qué quieres saber exactamente? o mejor dicho, ¡ya lo has oído! ¿Verdad?”

Evender mintió al ver el dolor en su mirada. “No sé de qué estás hablando, sólo intentaba ser amable contigo”.

 “No me mientas Señor Browne, yo vivía en una casa muy bonita, pero asfixiante, lejos de aquí, donde los lujos eran parte de mi vida, como no lo son ahora, pero te diré, señor” - proseguí señalándole con el dedo, - “que por muy humilde que sea este hogar, ¡mi hogar!, con los ojos cerrados lo prefiero por muchas razones que nunca nadie llegará a comprender”.

Evender no puede resistirse a tenerla tan cerca era una tentación, estaba acostumbrado a que las mujeres se les echarán encima, aunque las mujeres con las que estaba acostumbrado a tratar no tenían ni la suavidad, ni la mirada retadora, ni el aroma de ella, no pudo contener sus ganas y la atrajo hacia él, tomó sus labios ferozmente.

Emma al sentirme rodeada por aquellos poderosos brazos y ver cómo Evender tomaba mi boca, intentó apartarme, pero el deseo que sintió en ese momento por él, hizo que me dejara besar.

Los labios de Evender eran deliciosos y calientes, su lengua exploraba en mi boca, percibiendo un montón de emociones que hasta el momento nunca había experimentado.

Después de un intenso beso, el hocico de lord Draco me dio en el hombro, trayendo de nuevo a la realidad y dándole un empujón con todas mis fuerzas, consigo desprenderme de su abrazo con la respiración entrecortada y los labios hinchados por aquel apasionado beso.

 “Lo siento,” se disculpó Evender con voz emocionada, solo con ese beso su cuerpo reacciono por querer más de ella, al abrazarla había notado que ella se refugiaba en él y eso le había provocado una ternura hasta ahora desconocida. “Te pido disculpas, Emma no pretendía hacerlo, pero no sé qué me ha pasado.”

Emma hablo más confundida que él. “No se preocupe Señor Browne, nunca debí haberme fiado de usted, ni de sus palabra, la idiota he sido yo al pensar que no reclamarías nada más que una simple charla, por lo tanto, olvidemos el tema y buenas noches, ¡señor!” una vez dicho aquello, comencé a bajar la colina que llevaba hasta mí casa, temblorosa por aquel beso, por la extraña atracción y seguridad que había sentido con él.

Mientras ella se alejaba, Evender la observó con su mirada penetrante, después de verla desaparecer por la arcada de su cabaña, su boca esbozó una pequeña sonrisa y montando a Dark, le susurró. “volvamos al castillo, la fiera ya está en casa.”

Emma durante los días antes de la boda, intentó por todos los medios no toparse con Evender, pero era imposible, parecía que la diosa luna, hiciera lo que hiciera, lo cruzaba en todos lados, desde lo ocurrido procuraba no estar sola en sitios públicos, como el salón o el patio del castillo.

Eveder la buscaba trataba de tener un acercamiento sin éxito, comenzaba a enfurecerse cuando la veía huir de él sin darle oportunidad de hablar.

Sara bastante observadora, se fijó en cómo desde que habían llegado aquellos tres guerreros, Evender, Bruno y Leno, las mujeres del castillo se había revolucionado, todas intentaban ser ellas las que calientan sus camas, e incluso sus primas habían sido vistas tonteando con un par de guerreros Browne.

Marie, por su parte y a pesar de discutir en todo momento con Bruno, parecía buscarlo desesperadamente.

Alan pudo comprobar con sus propios ojos cómo Bruno, en cuanto veía aparecer a Marie, buscaba excusas para desaparecer.

El esperado día de la boda había llegado el orgulloso novio, charlaba junto a los hombres en el salón esperando el comienzo de la boda, mientras, Emma, Marie y Ansley vestían a una relajada Sara, que notaba más nervios en las demás que en ella misma.

Sara al ver a su cuñada vestida con aquel precioso vestido color rosa dice: “Estás bellísima Marie, ¿dejarás alguna vez de discutir con Bruno?”

Marie sonriendo responde. “No creo, me saca de quicio con sus palabras toscas y sus comentarios fuera de lugar.”

Emma suelta una carcajada. “Pero si el pobre ni te habla.”

Marie a la defensiva. “Tú, ¿dejarás de correr por el castillo huyendo de Evander?, te he observado y, cada vez que él aparece, huyes como alma que se lleva el diablo.”

Emma intentando disimular. “¿Qué cosas dices?, yo no huyo de nadie.”

Ashley interviene. “No disimules Emma acepta tu destino, todas hemos visto cómo le miras cuando crees que nadie te ve.”

Sara dice. “Él también la mira a ella, lo que no entiendo es por qué se enfurece cuando te ve correr.”

Emma pienso, no les voy a contar de nuestro encuentro la otra noche en el bosque.

Ashley la mira fijamente. “Hermanita, ¿tienes algo que contar?”

Emma pensó, la mató. “¡Cállate, Ashley!, eres la menos indicada para criticar, cuando no haces más que sonreír como una tonta al señor Leno, ya te he dicho lo que pienso al respecto.”

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