Anna María

Mi nombre es Anna Maria Garcia y soy hija de Carlos y Margarita, un matrimonio en ruinas.

Todo comenzó cuando mi padre descubrió que yo no era su hija y que mi madre lo engañó con otro hombre. Yo era una niña de cinco años en ese entonces y no entendía por qué mi papá bebía y golpeaba a mi mamá, siempre estaban gritando y llorando, especialmente cuando mi papá regresaba del casino y descargaba su ira con lo primero que veía.

Después de un tiempo, mi mamá comenzó a hacerme lo mismo. Ella siempre me culpó a mi de su desgracia porque no era lo suficiente mujer para aceptar las consecuencias de sus propias acciones.

Mi padre traía a las prostitutas a casa y ellas también nos trataban como sirvientas. No sé cómo mi mamá podía soportar tanta humillación, supongo que todavía lo amaba.

Por eso nunca estaba en casa, si no estaba en la escuela, estaba en la biblioteca para poder estudiar tranquila, o si no trabajando, para poder comprarme algo para comer porque mis padres solo quieren pagar mis estudios obligatorios. De todos modos, yo era la mejor estudiante de la escuela y nunca reprobé ni un examen. No tengo amigos. No son necesarios, todos son falsos y malos para mí. Creo que tampoco me tomé el tiempo para conocerlos.

Cuando terminé mi educación obligatoria, mi padre murió de una sobredosis, lo creas o no, ahí fue cuando todo empezó a empeorar. Nos dejó con enormes deudas, además mi mamá estaba enferma y no podía trabajar. Así que tuve que encontrar un trabajo de medio tiempo mientras estudiaba diseño, mi pasión.

Estudia por la mañana y trabaja de mesera por la tarde. Por la noche, trabajaba como cantinera nocturna. Como trabajaba en un bar en medio de un barrio peligroso, comencé a tomar clases de defensa personal los fines de semana porque había muchos hombres tratando de abrumarme. Luego me empezó a gustar, lo vi como un hobby más que como una necesidad, y me ayudó a deshacerme de toda la ira acumulada.

Con una agenda tan apretada, está claro que no duraría mucho. Estaba tan cansada que ni siquiera podia comer ni dormir correctamente. La muerte de mi madre fue lagota que colmó el baso. A pesar de que hizo algunas cosas realmente malas, sé que me ama en el fondo... y yo la amo. Me dijo antes de tomar su último aliento.

Margarita (Mamá): Lo siento... Anna.

Estuve deprimida durante días y no podía comer ni dormir porque las pesadillas me perseguían.

Me acosté en la cama sin saber que no los volvería a abrir, al menos no en este mundo.

Ana María García, a sus 18 años de edad, murió de agotamiento en su apartamento en una fría noche de invierno.

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