Capitulo 11

Carolina Taire, hija única del barón Enrique Taire y la baronesa Roseta de Taire, fue una niña muy malcriada en su casa por toda su familia. Al ser la primogénita y única hija del barón, se le dio todas las comodidades habidas y por haber. Desde muy chica se le enseñó que si quería algo, cualquier cosa, lo podía tener. Mucho más al ser tan bella, ya desde pequeña era albada por ello. Eso lo veía como una gran ventaja para ella.

Cuando en un baile conoció al príncipe Max, quedo encantada con él. Era muy guapo. Tenía una muy buena estatura, cabello negro que caía un poco sobre su frente y sus ojos, de un color verde intenso, le daban una belleza sin igual. Sabía vestir muy elegante cuando acudía a los bailes que se hacían en las casas de los nobles.

Si bien a los ojos era hermoso, su actitud de niño tonto a ella le gusto aún más, ya que podía ser muy fácil para ella enamorarlo y hacer que haga todo lo necesario para que sea elegido como el príncipe heredero, por encima de sus hermanos.

Poco a poco, con el pasar de los años, le fue metiendo ideas en la cabeza a Max sobre hacer lo imposible para ascender al trono, pensó que lo haría matando a algunos de sus hermanos, quizás. En lo que no supuso fue que el pobre niño tonto enamoraría a otra y que le diera lugar como su esposa a Luna, por el poder que obtendría de la familia de ella. Eso no estaba en sus planes.

La esposa de él tendría que ser ella. La mujer que ascendería al trono cuando él lo ganara, tenía que ser ella

Por este motivo odiaba tanto a Luna. Obtuvo su lugar. También ya estaba empezando a odiar a Max, porque se salió de sus planes y si bien ella no lo amaba, él era suyo y él se casó con otra, algo que cuando sea emperador se lo hará pagar muy caro. Aun si tiene que matarlo, lo hará. No es que le costara o le doliera el tener que deshacerse de Max. Solo era un instrumento en sus planes, una mera herramienta para llegar al poder.

Por otro lado, Max pensaba completamente diferente a ella. Él la amaba profundamente, desde el primer momento quedo deslumbrado, no solo por su belleza sino también por su gentileza.

Max fue engañado por Carolina haciéndole creer que era una blanca paloma, noble no solo porque su padre era un barón, sino también noble de corazón. Le hizo pensar que ayudaba a los pobres dándoles comida y ropa, algo que era una completa mentira.

Para él, Carolina era una bella flor, delicada, que era fácil de lastimar. Es por eso, que al lastimarla casándose con Luna, le prometió darle su lugar como la mujer que él amaba, no le permitiría a Luna que la lastimara. No se lo permitiría a nadie.