Fé

Max

Odie a Alma con todo mi ser, hacía tanto tiempo que no estaba así se cerca con Carol y simplemente lo arruinó, la ví huir de mis brazos y me enojé muchísimo

- Disculpa no deja de sonar -

Me habló tan dulce como siempre, tome el teléfono de su mano y la observé, si... tenia puesta la playera que Carol me obsequio, era demasiado especial para mí, me la había regalado para un cumpleaños, junto a una bellísima carta y una ración gigante de chocolates, yo estaba desplegado y se había ocupado de que me la enviaran.

- Gracias, por favor dale esa playera a Esther para que la lave, jamás se la presto a nadie -

Se quedó mirándome y me fuí a terminar de cambiarme mientras devolvia la llamada, era de casa de mi padre.

- Alma tengo que salir, te alcanzo a tu casa? -

Le dije cuando baje, ella ya estaba lista, no podía negar que estaba preciosa, no estaba ciego, pero como ya había dicho antes no era mi Piccola, Carol si no estaba trabajando usaba jeans, playeras de ellas o mías, tenis o simplemente andaba descalza por la casa solo con calcetines, su cabello en una coleta alta o suelo pero siempre sencilla... maquillaje? prácticamente nada, incluso para trabajar o salir si se debía maquillar, era casi imperceptibles... todo eso la hacía adorable y distinta, la hacía mía Piccola, en cambio Alma si bien era una mujer bellísima, estaba de punta en blanco todo el día, incluso por las mañana no sé cómo hacía pero cuando yo despertaba ya estaba con su peinado y maquillaje intactos, jamás la ví ni siquiera con arruga en su ropa, en cambio a Carol, más de una vez llegaba y la encontraba manchada con pinturas o comida riendo con Andrew y eso era la perfección para mí.

- Oh si por favor... quizás mañana podamos hablar con calma, hoy no me siento muy bien, estoy algo mareada, quizás deba ir a un médico-

Me decía mientras buscaba su bolso, y yo resoplaba porque había sido clarísimo y calmado, no sé si pretendía que la llevará al médico o que, pero no iba a manipularrme con eso, así que solo asenti

- Quizás debas descansar, llevo prisa, debo ir a casa de mi padre, ya estás lista?-

Le pregunté mientras iba a la cocina a saludar a Esther

- No prestes mucha atención a tu padre... ya está viejo y más cascarrabias -

Me decía Esther mientras me saludaba y como siempre acomodaba mi ropa, la cual estaba bien

- Creí que nació cascarrabias... me voy a la guarida del león, llámame cualquier cosa si ? -

Amaba a Esther tanto como a mi madre, era dulce y paciente

- Tranquilo Max, me ocuparé de todo, solo no dejes a esa mujer aquí... no me gusta, creo que hizo sentir mal a mi niña Caroline y me enoja -

Me decía por lo bajo, y la mire arrugando el ceño... eso sí que no iba a permitirle ni a ella ni a nadie

- Como? acaso la trató mal?-

Ya me estaba poniendo impaciente con Alma ...y mucho

- Ah no..no porque es una dulzura como habla, muy correcta... pero insinuó que tú me pides pastel solo porque a ella le gusta... y ví el gesto de Caroline, se que no le gustó, aunque no dijo nada -

Negué con mi cabeza molesto porque obviamente no le debía haber gustado, Esther hacía pastel de vainilla todos los fines de semana porque yo le pedía para Andrew que le fascinaba al igual que a Carol, y además siempre quería tener por si ella venía a casa

- No...Carol jamás dice nada, siempre calla... solo dame tiempo Esther, Alma en breve no vendrá más aquí -

Le di un beso en la frente y me fuí, pensando como una mujer como Alma era tan insistente, es que no tenía orgullo? a Carol me bastó decirle una vez que debíamos separarnos, ni siquiera me dió tiempo a darle las razones que ya está a saliendo de la casa.

- Que hay Henry... está tan grave como dice? ahora sí ya va morir? -

Saludé al encargado y asistente de mi padre apenas llegué... la mansión Hamilton, los Hamilton dedicados al negocio del petróleo por cuatro generaciones, yo en lugar de tomar su empresa, elegí una más pequeña que él tenía de seguridad porque no estaba dispuesto a ser su quinta generación ni que mi hijo tuviese que seguir. Mi padre se casó tres veces, la primera fue mi madre, Melanie Kleing, obviamente elegida para mi padre porque su familia pertenecia al mismo extracto social, una mujer super dulce, comprensiva y amorosa...pero de carácter débil y sumiso, después de su divorcio mi padre se casó con otra mujer que la verdad ni me moleste en conocer, era quince años menor a él, creo que duró cinco años máximo y ahora estaba Linsdey la cual tenía la misma edad que yo, llevaba casi 9 años con mi padre y tuvieron una hija Pamela de apenas 6 años, a la cual mi padre le quitó toda la herencia que en algún momento le iba a corresponder simplemente porque asumía que no era su hija, aunque la reconoció por el que dirán...a mi me daba mucha pena era la niña invisible... creo que ni su madre se preocupaba demasiado por ella.

- Maxwell... que alegría verlo después de tanto tiempo, el señor está delicado pero dentro de todo bien, creo que lo extraña mucho, quería ver a Andrew-

Me decía sonriéndo mientras entraba, el me había visto crecer, trabajaba para mí padre desde que yo tenía memoria... y siempre se veía igual, parecía algún tipo de ser inmortal.

- Ni en sus sueños, demasiada tortura tiene mi hijo conmigo -

Mi padre amaba a Andrew porque le recordaba a mí y porque era su único nieto, pero yo odiaba que le dijera que no debía llorar, o que era hombre y no debía estar siempre con su madre... todo ese tipo de estupideces.

- Viniste... pensé que estarías tirado reponiendote de una noche de fiesta-

Puse en blanco mis ojos y pensé que debía ser muy paciente... ya empezábamos una vez más

- Buenos día, se te ve bien, como te sientes? -

Tome asiento a su lado y me dispuse a soportar

- Ahora mejor, pero por la mañana casi no podía respirar, el médico dice que es mi corazón -

El arte de la manipulación en tomo 1, 2 y 3... el viejo era un experto en eso, estaba tan acostumbrado que no hacía efecto en mí

- Mm pues cuídate... necesitabas algo de mí? -

Apenas me escuchó se acomodo en la cama prácticamente al borde del infarto, digno de un premio Oscar

- Necesito una excusa para ver a mi hijo? ya casi no vienes y no me traes a mi nieto! es que Carol te maneja tanto? ya se llevó todo tu dinero en el divorcio? -

Era insoportable...no había otra palabra, toda la vida repitiendo y enseñando que ninguna mujer tiene poder sobre los Hamilton, somos hombres fuertes y orgullosos... ellas deben hacer nuestra voluntad, mi padre quería a Carol, es más él la trataba más que bien y ella en cambio lo detestaba por como se comportaba conmigo.

- Este fin de semana está con Carol, y si te deja feliz no quiso un centavo mío después del divorcio, ni siquiera la casa...nada de nada -

Lo cual era cierto, ella era demasiado orgullosa y decía que podía valerse por sí misma.

- Porque esa mujer es más fuerte que tú...por eso te dejó, siempre fuiste débil y estás dejando que mi nieto sea un niño débil -

Me puse de pie de lo más molesto y lo mire advirtiendole que en un segundo me iría de allí

- Los abogados vendrán más tarde necesito si puedes ocuparte que quede todo en orden como les solicite, ya estás autorizado para hacer todo a mi nombre, necesito que te ocupes este fin de semana hasta que me sienta mejor -

Cambió de tema hábilmente porque sabía que me iría de allí sin decir más nada

- Como usted ordene majestad-

Le hice una reverencia en modo de burla y gire para salir

- Solo trato de que seas fuerte Maxwell, te crié para ser poderoso y temido, no un simple payaso como el que tratas de ser -

Tenía el picaporte de la puerta en la mano, solo tome aire y salí sin mirarlo... todo en mi lo avergonzaba

- Piensa dos veces si necesitas eso Maxwell, piensa solo una vez todo lo que eso te quitó -

La voz de mi madre llegó a mi espalda , me estaba por servir un whisky porque sinceramente mi padre me superaba... tenía el poder de hacerme sentir menos que nada

- No solo fue esto, por si no lo sabes-

Deje el vaso con fuerza sobre la mesa del bar y no lo bebí... en uno de mis primeros despliegues estuve herido y me daban calmantes para poder seguir allí, el problema fue que eran fuertes muy fuertes, a base de opioides, y si a eso le sumaba un padre Imbécil, una crianza dura, mis pánico de sueño que me gané desde muy joven en el servicio más algún otro problemita con los sonidos fuertes...mi último despliegue que me marco de por vida... nada mejor que alcohol y calmantes para anestesiar el dolor... pero lo que no tomé en cuenta fue que mientras yo me adormecía para no pensar o recordar, destruía lo que más amaba.

- Lo sé... hablo a menudo con Carol, y veo a Andrew una vez a la semana. Pensé que seguías tu tratamiento...-

Me gire usando mucha o muchísima fuerza de voluntad, y me fuí a saludarla dándole un abrazo

- Carol no me dijo nada... oh si lo sigo, tengo un terapeuta y hasta un padrino, te encantarían, que haces aquí? -

Le dije de lo más burlón, pero todo era cierto, no sabía que Carol y mi madre seguían en contacto, si bien cada fin de semana iba a verla o ella venía, como siempre Carol no me decía nada, y si... seguía el ridículo tratamiento, ridículo porque quería hacerlo solo, pero está vez me rendí a hacerlo distinto.

- Tu padre me llamo... me dijo que quería que hicieras sus papeles este fin de semana y que debía ayudarte, solo vine por tí, al parecer quiere dejar sin un centavo a su esposa e hija -

Me dijo encogiendo sus hombros como si no le importara, y en realidad no le importaba no necesitaba el dinero de mi padre.

- No voy a dejar a Pamela desamparada, su madre no me importa es una oportunista, pero la niña no es responsable de nada, me haré cargo de ella, hablando de eso? las has visto? -

Pregunté alzando la cabeza, la casa era inmensa pero Pamela solía venir a saludarme, algo timida pero lo hacía .

- Su madre de compras...o eso me dijo Herny y Pamela en sus clases de canto, llegara enseguida ... primero tú Max, luego será tu familia y después Pamela -

Me decía mi madre de lo más dulce acariciando mi rostro.

- Si es que puedo hacerlo bien esta vez... sino asegúrate de la niña..-

Íbamos los dos caminando hacia el estudio de mi Padre para hacer como siempre su santa voluntad

- Max porque sigues creyendo la porquería que tú padre mete en tu cabeza ? -

Me dijo apenas entramos yo fui al escritorio y ella al sofá

- No sé... tu dime, porque sigo siendo tan pendejo de esperar la aprobación de ese viejo horrendo? -

Empecé a leer que mierda quería para irme de una vez de allí... ya estar en esa casa me hacía mal, me ponía ansioso y eso para mí no era lo ideal

- Porque eres increíble Max... siempre fuiste generoso, dulce, inteligente, divertido... iluminas todo a tu alrededor, hasta que recuerdas lo que tú padre dice que deberías ser... eres mejor que él y que cualquiera, solo vuelve a tí... toda su enseñanza te llevará a terminar como él o peor, Carol aún te ama demasiado, tu hijo te ama, eres como un súper héroe para él, esa es tu mayor fortuna hijo... no dejes que está situación te gane, no dejes que tu padre te convierta en algo que no eres -

Miraba a mi madre que me hablaba llena de emoción, estaba al borde de las lágrimas... ella fue como Carol... resistió al lado de mi padre por mí, me consentía a escondidas, soporto muchísimo, demasiados maltratos, y encima cuando mi padre la abandonó, no me dejo ir con ella porque me haría un hombre débil e inservible

- A veces ya no se ni quien soy mamá... por momentos me siento perdido, sin Carol y Andrew soy nada...pero tampoco puedo someterlos a mis demonios -

Me recosté en el sillón mirando la nada misma, me faltaba algo y eran ellos, pero cuando cerraba los ojos lo último que recordaba era a Carol llorando.

- Eres Maxwell Kleing, igual a tu abuelo, un hombre excepcional y con más fuerza de la que tú padre y tú creen que quienes, porque los Hamilton son oscuros y fríos, tú nunca fuiste ni serás como ellos, solo recuérdalo cada día, y de a un día a la vez vas a conseguirlo no tengo dudas de eso...y te diré un secreto Carol aún tiene fe en tí...hazlo por ellos-

Ahí estaba mi madre... jamás se daba por vencida conmigo, en el momento que flaqueaba siempre estaba a mi lado ayudandome a ponerme de pie

- Carol... jamás pierde la fé y sufre por mi culpa, cómo fuí capaz de hacerle tanto daño..?.-

Me mataba la culpa a diario, no podía manejarlo, por un tiempo la convertí en mi sombra

- Porque te ama y sabe quién es el verdadero Maxwell...sabe que no quisiste lastimarla -

Aunque mi madre estaba tratando de alivianar mi carga, no iba a poder

- Mamá por favor! sabes la cantidad de noches que ella no dormía por mi culpa? que tomaba asiento a mi lado esperando que el pánico se fuera? la veces que salió de madrugada a buscarme, con frío o lluvia? ni siquiera tuvo una boda! no la recuerda ni sabemos si le propuse matrimonio porque ambos estábamos ebrios! y ella bebía por mí! cuando me sentía superado o cagado de miedo salía de casa me embriagaba y terminaba en la cama de cualquier desconocida, si se me acababan los calmantes me ponía nervioso y la trataba mal, tenía pánico de que saliera sola y le pasará algo... sabes las cosas que yo ví? lo que les hacían a las mujeres ? tenía terror de que le sucediera algo así y la controlaba hasta asfixiarla ... ella trato mamá... me creyó cada vez que intenté salir, estuvo ahí y siempre recaí, su último intento fue hacer lo mismo que yo le hacía para que me diera cuenta y ahí termine de matar a Carol... no quise lastimarla? estás segura mamá? porque hasta donde yo lo veo solo pensé en mi y como anestesiar todo esto tan horrible que llevo dentro-

Esa era mi verdad... solo Carol, Patrick, Sara y mi madre lo sabían, ahora mi odioso terapeuta, era mi lucha diaria y desde hace tiempo solo y en silencio

- Eso horrible que llevas dentro, se va a convertir en experiencia porque el amor de Carol y Andrew van a quitarlo, ellos son tu remedio y tu anestesia, eres muy fuerte Max y puedes con esto, hazlo porque ellos esperan por tí -

Mi madre se puso de pie, me abrazó fuerte, lloraba en mi hombro y yo solo me contenía...

- Me quedaré todo el fin de semana a acompañarte, no estás solo y no lo estarás nunca... puedes con esto y más, podemos porque lo haré contigo -

Y ya no pude evitar llorar, algo que hice una sola vez en mi vida, cuando Andrew nació, porque ni siquiera cuando Carol se fué lo hice.. obvio gracias a las pastillas y el alcohol. Trabajé para mi padre todo el fin de semana, peleé con el cada momento que fuí a verlo, soporte estoicamente las provocaciones e insinuaciones de mi "Madrastra", trate de dedicarle un tiempo a Pamela... llame a Andrew el domingo por la noche y me sentí horrible, todo lo que hizo fue decirme " Josh dice " "Josh hace" y lo que más me mato fue " Mami ríe mucho con Josh" ... otro hombre se estaba llevando a mi familia... de a poco, y no era su culpa, sino mía, pura y exclusivamente. El domingo iba a irme y el señor teatro, osea mi padre... estaba según el al borde de la muerte, por lo cual lo poco que dormí fue en un silla a su lado, o sea dormí nada, la espalda partida y soportando sus consejos de como ser un hombre como corresponde.

- Me tengo que ir, debo trabajar si necesitas algo me llamas -

Mire la hora y pasaban las diez de la mañana, ya había hablado con Alex pero si me quedaba más tiempo iba a cometer un parricidio.

- Me dijeron que estás en pareja con Alma Urriaga, al fin estás haciendo algo bien-

Y eso fue lo último... mi paciencia ya se había agotado por completo

- Porque no te mueres de una vez? para lo único que sirves es para hacer miserable mi vida -

Sali y cerré la puerta fuerte, totalmente arrepentido de lo que le había dicho, iba a volver a disculparme, pero mi madre que estaba en el pasillo me detuvo

- Vete... estás cansado, yo hablaré con él-

Me dió una sonrisa y un beso en la mejilla, no me despedí de Pamela porque estaba en el colegio, así que sin siquiera ir a casa a ducharme y cambiarme me fuí a la empresa, porque sabía que con solo ver a Carol me iba a sentir mejor

- Supongo que algunas cosas no cambian jamás -

Me dijo ni bien llegué, choco conmigo y me examinó de arriba a abajo, odie que supusiera, sin saludar sin preguntar... obviamente ya estaba resignada conmigo, pero me dolió, quería hablar con ella, me sentía orgulloso de haber soportado cómo lo hice, quería contarle, pero con esa sola frase lo entendía, la fé que yo creí que jamás perdía en mi se había desvanecido.

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