Después de unos pasos por el lugar vio una pintura que lo invitaba a acercarse. La pintura estaba compuesta por varios ojos que llevaban una dirección, como si lo guiará a adentrarse sobre ella, lo cautivó tanto que hizo que cayera dentro del espacio que aparentaba proyectar, al acercarse, en un punto que indicaban los ojos, se percibía un hoyo, al parecer querían que viera que hay detrás de la pintura, así que no dudo en hacerlo.
Comenzó a enfocar para ver qué era lo que había del otro lado y mientras lo hacía su cerebro comenzó a captar los sonidos de una voz, esa voz cada vez más indicaba quien era.
—Ustedes deben quedarse aquí, deben cumplir —cuando pudo enfocar por completo pudo descubrir que realmente era la señorita Butrick.
— <<¡Es ella!!!, qué es lo que estará guardando?>> —pensaba muy asombrado.
—Por favor —le decían unas voces femeninas que se encontraban detrás de unas rejas, mientras que la señorita Butrick permanecía del otro lado.
—<<¡Espera! , ¿esas doncellas se me hacen conocidas?>> —trataba de recordar dónde había visto esos rostros.
—¡Permanecerán encerradas! —sus gestos de la señorita Butrick eran duros y déspotas hacia ellas
—¡No, ya no soportamos esto! —decía una doncella con una cara de compasión.
—¿Dónde?¿De dónde es ese rostro? —al ver más detallado su rostro pudo recordar —. Eso es, son las doncellas que nos cuidaban a Evano y a mi. Si, estoy seguro!...
TAL VEZ ALLÍ SE ENCUENTRA LA SOLUCIÓN …
Del otro lado donde se encontraba Evano
—¡Vaya! Que lugar tan extraño pero a la vez interesante —Decía Evano mientras contemplaba el lugar —. Es tan raro, por cierto ¿qué es eso que está allí?
—¿Qué cosa?—respondió Marcy algo preocupada mientras veía por todo el camino de que no vayan a ser descubiertos.
—Eso que parece como pasto pero sale y se vuelve a meter pero después cambia de color.
—¡Ah!, es como nuestro césped de este mundo solo que dependiendo de la corriente de aire que circula y además su temperatura cambia a ese color.
—¿Y por qué se esconde?
—¡Porqueeee! —Marcy se quedó en silencio —Hmm —comenzó a hacer una risita nerviosa —.No lo se jejeje.
—Hmmm —Evano la miró como si fuera una tonta.
—¿Por qué me ves así, si la verdad no sé, solo sé eso de ellos?
—¡Yo quiero que me digas! —le exigía.
—¿Por qué te voy a decir algo que no sé?
—¡Porque debes saberlo!.
—Como debo saberlo, a poco sabes cada significado de las cosas de tu mundo.
—Si lo sé.
—¡Woow que bueno por ti!, porque yo no, lo siento.
Marcy dejó de prestarle atención, y se enfocó más en estar al pendiente por si los seguían, sus gestos se tornaron serios y eso lo percibió Evano.
—Bueno no te enojes.
—¿Ehh?
—Ya no pongas esa cara tan seria.
—¿Cual cara?.
—Esa que estás poniendo, la verdad yo tampoco sé todo lo de mi mundo, ya que casi nunca salimos fuera del castillo, normalmente no las pasábamos dentro de sus paredes, lo único que conocíamos eran por las anécdotas que nos contaba nuestra Nana o las doncellas a las cuales enviaban a los exteriores para hacer algún mandado, a veces les pedimos que nos contarán que habían visto en el exterior.
—Wow… ¡Qué interesante!
—La verdad que sí, todas esas anécdotas me dieron curiosidad por conocer ese mundo y cuando fuimos mi hermano y yo, resulta que no llegamos a ese lugar sino a un lugar parecido a este.
—¿Cómo parecido a este lugar?
—No era el exterior del pueblo sino que eran una pradera y había una casa, pero lo extraño era que detrás de ella se encontraba un extraño personaje.
—¿Como un extraño personaje? —Evano había captado la atención de Marcy, le era muy interesante su plática.
—Era algo pálido, pero con tonos verdosos, se encontraba cubierto de arena. El nos pidió que le ayudáramos, y, así lo hicimos, después de eso nos dijo que nos cumpliría un deseo.
—¡Vaya que interesante!.
—Y qué pasó después.
—Pues nos tuvimos que ir debido a que ya era muy tarde. De hecho antes de irnos aún pensaba que era el pueblo, a pesar de que cuando llegamos al lugar el horario era diferente, y cuando regresamos al interior del castillo era más temprano que en aquel lugar, así que dudé, y ahora al estar aquí creo que comencé a hilar cosas hasta llegar a esa opción.
—Por cierto, tengo una duda ¿Cómo fue que llegaron a ese lugar.
—De hecho, yo lo descubrí, primero apareció un gato blanco de ojos púrpuras, él fue quien me guió a ese lugar.
—Y dónde está el gato blanco.
—No lo sé, solo desapareció, y ya no lo volví a ver.
—No puede ser que no sepas, tal vez él sea una señal.
—Pues tal vez por qué no sé dónde
se encuentra.
—Hay que preguntar a mí mamá, tal vez ella nos ayude, cuando regresemos no se te olvide hacerlo ¿Eh?.
—Claro que no se me va a olvidar.
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