una humillación

Saray se levantó temprano y decidió darse un baño, dejo a la niña en la cama para que descansara un poco más y fue hasta el armario para buscar que se iba a poner, saco un vestido color blanco con unas flores de un color clarito y un listón en la cintura de un color marrón clarito para ella y saco un vestido rojo con la falda blanca con flores rejos para la pequeña, y se metio al baño.

(ese es vestido que eligió para ella)

(y ese eligio para la niña)

despues de terminar de bañarse salio con una bata y encontro a la pequeña sentada en la cama mirando hacia la ventana, por lo que se aserco a ella y le pregunto que le pasaba.

saray: te pasa algo pequeña

La pequeña solo movió la cabeza en forma negativa pero su mirada estaba en la ventana, Saray siguió la mirada de la niña encontrándose que la ventana estaba abierta y no estaba cerrada la cortina, a paso lento se dirigió hacia la ventana para ver porque estaba abierta, mientras se dirigía a la ventana la pequeña se bajó de la cama y corrió hacia Saray para abrazarse a las piernas de esta, Saray la miro extrañada y la pequeña le hacía señas con la cabeza que no fuera a la ventana, Saray tomo a la pequeña en brazos y le dio una radiante sonrisa, la dejo en el sillón y retomó su rumbo a la ventana, cuando llego miro para todos lados hasta que siguió su camino hacia la terraza y miro para el costado encontrándose con una mirada azul que conocía muy bien a su portador el cual se encontraba sentado en una de las sillas de la mesa de la terraza.

Saray: tú que haces en mi habitación, acaso no sabes que no puedes entrar a la habitación de una mujer, eso es de hombres descarados príncipe Lucas.

Lucas:no te enojes tanto solo vengo a conversar un rato eso es todo.

Saray: es un descarado no podía esperar a que yo saliera de mi habitación, sabe que quédese ahí todo el día si quiere pero yo no voy a conversar con un descarado como usted así que si me permite príncipe.

Saray salió de la terraza enojada y cerro las ventanas y puerta con seguro luego prosiguió a cerrar las cortinas tomo a la pequeña y se dirigió al baño llevando con ella los vestidos para cambiarse ella y la niña.

Del otro lado de la ventana el príncipe estaba enojado, nadie nunca había actuado de esa forma y menos lo habían tratado de descarado y dejado con la palabra en la boca, intento abrir la puerta pero se dio cuenta que estaba serrada con llave, por lo que espeso a golpear la puerta para que le abrieran pero nadie parecía escucharlo, por lo que se dirigió hacia los barandas para ver si alguien pasaba, espero un rato y vio que iba pasando una de las sirvientas fieles de la princesa, por lo que decidió llamarla y por suerte ella le dijo que ya subía y le abría, cuando la sirvienta le abrió recibió un regaño de esta por haber entrado al cuarto de una joven dama sin medir las consecuencias de lo que hacía, por lo que él se disculpó y dijo que eso no volvería a pasar, ya que no quería ser humillado de esa manera nunca más y menos volver a ser regañado de esa forma.