Ya es hora de que empieces a madurar niñita- dijo mi madre alterada
-Como esperas que madure si sigues llamándome ‘niñita’- estaba a la defensiva
-Greta, no siempre saldré a buscarte a la calle cuando claramente nunca quieres solucionar nada, siempre tengo que ser yo la que sale a dar la cara y arreglemos nuestras diferencias y tú nunca haces nada para remediar lo que claramente ocasionas.
-¿Qué?, dices que nunca hago nada y que siempre soy yo la del problema, ¡Pero es que esto es el colmo! Tú nunca dejas de molestarme, eres asfixiante siempre quieres controlarme y meterte en mis decisiones, eres el sinónimo de lo insoportable - la alterada era yo
-Por favor, di algo más coherente- mi madre hizo una mueca mientras encendía un cigarrillo y yo me enfadaba cada vez más, seguramente estaba roja
-Greta, sabes muy bien que me molesta que te salgas de casa, ¡ya van tres veces que salgo a buscarte!
Y yo sé muy bien que todo le molesta, es que no soporto a mi madre, la verdad no la soporto.
-Y vuelves a lo mismo, busca otro argumento que ese ya me lo sé de memoria.
Mi madre se estaba molestando más, lo supe porque sacó el humo de tabaco por la nariz, esa no es buena señal.
-Lárgate a tu habitación, no te quiero ver la cara
-¡Entonces debiste haberme dejado en la calle, o mejor aún, debiste haberme abortado si te hago la vida más infeliz y miserable de lo que ya era!
Tomé mi bolsita y me fui a mi fortaleza lo más rápido que pude para no darle oportunidad a mi madre de decirme algo más. Por suerte no lo hizo, se quedó perpleja. Casi siempre aprovecha que Jonathan no está en casa para que pueda desfogarse y así no tenga motivo de interrupción.
Me tiro en la cama y me relajo, no le tomo importancia a lo que dice mi madre. No dejo de darle vueltas al asunto de mi madre y yo. ¡Es increíble! Si no me quiere, ¿Por qué estoy con ella? Estaría mejor con mi papá, estoy segura de que no tendría ningún problema con él, él no es un dictador histérico como Karen.
Después de bañarme bajé a la cocina, la discusión que tuve con mi madre no arruinó mi hambre. Busqué algunas opciones y solo encontré espagueti con queso que Jonathan preparó la noche pasada. Al voltearme, vi a Jonathan parado de tras mío.
-¿Quieres unirte a la logia contra Greta de mamá?- fui irónica
Mi comentario no le hizo gracia, seguía mirándome con severidad, lo cual era extraño viniendo de él. Por lo regular, no se mete en los problemas de Karen y míos, prefiere guardar su distancia.
-¿Tienes algo que decir o solo me mirarás feo?
-Greta, eres como mi hija y te quiero mucho, eres parte de mi vida, pero, si piensas que las cosas se solucionan escapando y burlando la autoridad de esta casa, estás equivocada; porqué te quiero te digo esto, eres una joven pensante y no siempre saldrá alguien detrás de ti para buscarte, el mundo puede comerte en un dos por tres si no eres lo suficiente inteligente, no a todo el mundo le agradas y no puedes ser grosera e insolente con las personas que quieren lo mejor para ti.
Se dio la vuelta y me dejó sola. Me sentí patética.
Han pasado semanas.
En lo personal, no soy muy fan de la escuela, no me gusta estudiar ni hacer exámenes, tampoco hacer tareas. Pero soy muy lista y saco buenas notas, pero no es suficiente, para mí no es importante tener la excelencia académica que la mayoría desea. Y eso me pone en un conflicto inconmensurable, no es que piense que la escuela sea mala, o que las matemáticas sean lo peor y que no debieron haber existido, bueno, eso sí lo pienso; pero hay algo en mí que desea estar bailando, cantando, dibujando, actuando, pintando y ser una persona que está enlazada felizmente con el arte, que es lo que me apasiona, estoy enamorada del arte. Pero claro, mis sueños de ser una artista exitosa no son más que simples sueños. Y ahora, esta melómana artista reprimida está parada justo en frente de los atletas matemáticos que buscan más cerebritos como yo para completar su equipo de superdotados, ¿Que por qué lo hago? Para darme a conocer de alguna forma, y elijo la menos deseada.
-Muy bien casi estamos completos, sola falta un integrante más, ¿alguna sugerencia?- preguntó Clarence (el líder) al equipo
-Yo- conocí esa voz al instante
¡Qué!
-¿Aime?- dije
-¿Aime?- dijeron al unísono los taraditos de mis nuevos compañeros con cara de babosos al ver a mi sexy amiga acercarse con una sonrisita
-Ho, hola, hermosa Aime- Clarence tartamudeó y se acomodaba las gafas como tic nervioso
-Hola- saludó ella- Quisiera estar en su equipo de mate-atletas o como quiera que se hagan llamar.
A Clarence se le iluminaron sus 4 ojos al escuchar esas 4 primeras palabras, yo llegué y no hizo más que darme el cuaderno sin siquiera mirarme.
-Claro que sí, mi querida Aime- Decía Clarence muy amable y emocionado
Y los otros 8 chicos no dejaban de mirarla, seguramente estaban teniendo pajas mentales los cerdos, podrán ser muy inteligentes, pero son pésimos para llamar la atención de mi linda amiga.
Aime por su lado, los ignoraba, y honestamente ignora a todos los hombres, incluso al que tiene un flechazo hacia ella desde hace tiempo, Darien. A veces la veo besarse con Paxton, el brabucón tonto de la escuela, es un tonto que se cree el mejor en todo, y su narcisismo me enferma. Aime tiene gustos feos.
Le devolvió la libreta a Clarence, y me miró después, me sonrió, tiene unos dientes preciosos.
-Muy bien, estamos completos. Ahora, las reglas son las siguientes: nada de celulares en horas de estudio, debemos ser puntuales y por favor no falten a ninguna reunión, porque esas son importantes, si queremos ganar hagan lo que les digo, ¿de acuerdo?- mencionó el líder y me gustó su tono autoritario
-De acuerdo- dijimos el resto
-Ahora si me disculpan- miró a Aime con la sonrisa más torcida- Estaré en el aula de química si necesitas ayuda en algo
-Ah, ¿gracias? - Aime estaba incómoda, pero divertida a la vez
Clarence se fue y sus discípulos lo siguieron, menos Aime y yo.
-Casi no se nota que le gustas- fui sarcástica.
Aime me sonrió dulcemente. Yo le devolví la sonrisa. Me miraba de arriba a bajo mientras se mordía el labio, eso me causó un poco de vergüenza, así que me ruboricé. Pero antes de que huyera de ahí, Darien llegó.
-Aquí están mis chicas- Darien se apareció, no lo veía desde la mañana- Oigan, las estuve buscando
-Estábamos en una junta, somos parte de las olimpiadas matemáticas- dije
-¿Qué? ¿Tú también Aime?
-Si idiota, recuerda que soy multifacética
-Claro, claro. ¿Y en tus cualidades también está que te beses con Paxton?
-¿Celoso?- dijo con aires de suficiencia
-¿Celoso yo?, pff, por favor, solo quiero decir que Paxton no es el mejor de los partidos.
-¿Bromeas? Si no sabes lo delicioso que es besar a Paxton, guárdate tus palabras.
-¡Se come los mocos!- dijo Darien
-Ya cállate Darien
-Es la verdad, no tengo la culpa de que tengas gustos tan bajos…
No me sorprende por qué no están juntos, pelean todo el tiempo. Y esta vez le doy la razón a Darien, Paxton no es el mejor partido para Aime.
La escuela termino por este día. Y ahora estoy a punto de enfrentarme con el adonis que me encuentro siempre a fuera de la escuela, me pone tan nerviosa que prefiero esconderme tras la espalada de Darien para que no me vea y se me quede viendo como un loco enamorado, no es el único que tiene pésimos gustos.
Hace unos días me sonrió y juro que le vi las intenciones de acercarse a mí, pero me fui antes de que lo hiciera, y en otra ocasión me señaló y los chicos que lo acompañan solo me miraron, eso sí fue muy incómodo, no pude evitar hundirme en los hombros y sentir un cosquilleo en el corazón, me sentí tan caliente (literalmente) que mi cara estaba tan roja como un tomate. Y me gusta, me gusta ese chico, no quería admitir que él es el motivo de que asista todos los días a la escuela, ni me imaginaba que siendo él, un chico tan guapo mirara a una chica como yo, no soy yo quien lo mira, él me mira a mí.
Salimos de la escuela, vi a ese hermoso joven y me olvidé de Aime y Darien. Como siempre, lo primero que veo al salir es a él, y como siempre, él me mira de inmediato. El mundo se detuvo, entre tantas personas, él se da a notar a simple vista, es como si solo estuviéramos nosotros, estos momentos son tan únicos, tan lindos. Mi corazón palpita de una forma que desconocía, en el punto que pienso que no es mi corazón, me humedezco los labios, porque me siento atractiva, linda, halagada. Lo miro, es guapo, su pelo es hermoso, sus ojos son hermosos. Nunca imaginé que mirar a alguien fuera tan satisfactorio.
Nunca me imaginé que yo esté pensando todas esas cosas.
¿Así se siente estar enamorado? ¿Qué es estar enamorado? ¿Es lo que estoy sintiendo en este momento? ¿Qué cosas estoy diciendo? ¡Diablos, Greta cállate!
-Olvidé mi laptop- dijo Darien
-Ah, ¿otra vez tú, Darien?
-Aguarden aquí, iré por ella- Darien echó a correr, esquivando a todos los alumnos que salían por montones
-Te acompaño- Dijo Aime corriendo tras él.
Me alegra que por fin me hayan dejado sola, desde que los conozco no hacen mas que estar pegados a mí.
Volteé, la vista era maravillosa, porque ese joven de ojos verdes estaba ahí, viéndome, su mirada era suave, no solo son sus ojos los que me hacen despertar mis fantasías voyeristas, también la playera ajustada que enfunda su espalda ancha, la tela se le tensaba por sus músculos y ese cu10… dios mío, nunca en mi vida me había fijado en el cu10 de un hombre, pero el de él era sexy, muy sexy. Parece que su figura fue esculpida por un dios griego, y su cara delgada y atractiva no ayudaban mucho a que dejara de fantasear. Carajo, me sonrojé. Ese rubio si me pone loca.
Y en un abrir y cerrar de ojos, él estaba acercándose a mí con una sonrisa ladina. Y la adrenalina se apodero de todas mis facultades, el nerviosismo en mis ojos y movimientos eran tan obvios que seguramente al muchacho se la hacía divertido verme en ese estado crítico. Lo que me preocupaba era la facha que traía, no me veía guapa como Aime o como las demás chicas que trataban de llamar su atención. Le di la espalda para disipar mi falta de autocontrol a verlo caminar hacia mí de una manera tan provocativa. Mierda.
-Hola- una voz gruesa y varonil le toco las puertas a mi corazón
¡Oh, por Dios!
¿Volteo? No sé si sea lo correcto, creo que estoy a punto de orinarme y eso sería vergonzoso, y sería motivo para convertirme en una leyenda, por ser la chica que se meo porque un adonis le habló de cerca. Además, me pone muy nerviosa que esté justo de tras de mí, seguramente me está viendo el trasero, mi asqueroso trasero sudado, y hablando se sudor, estoy sudando a cataratas.
Está bien, está bien.
Tengo que mirarlo y decirle que es guapo y que me prende. No, no, mejor le diré que su culo es fantástico. No, no, mejor… Agh, ¡solo voltea!
Volteé y lo miré directo a los ojos, parece que cupido me lanzó una flecha justo en la frente, me derretía.
-Hola-
Me miró un tiempo determinado, y hasta dudé si en verdad lo dije en voz alta.
-Soy, Bill- me dio la mano
Me dio la mano, ya nadie da la mano en estos tiempos…
Bill Cooper.
Me estremecí al sentir su mano.
-Yo Greta- me dijo mientras sonreía
Tiene una sonrisa encantadora, ese tipo de sonrisas que te generan confianza.
Por fin la tengo frente a frente, había estado esperando este momento desde hace unas semanas, y de cerca es mucho más hermosa, me puedo dar cuenta del rubor que se le pinta en las mejillas genuinamente, eso me gusta, me gusta el calor que transmite.
-¿Te gusta Slipknot?- dije, no se me ocurrió decirle otra cosa
-Sí, me gusta mucho. Es una de mis bandas de metal favoritas, también me gusta Nirvana y otras que no recuerdo el nombre- decía nerviosa, sin dejar de ver que no le soltaba la mano, parece ser que es novata en el terreno de ligar. Eso me llama la atención.
He visto con frecuencia que lleva puestas unas playeras del doble de su talla, la mayoría son de bandas de metal, casi todas son de Slipknot. No me gusta el metal, pero me gusta que a ella le guste y no sé por qué.
-No te había visto antes, ¿Eres nueva en la escuela?
-Sí, llegué hace unas semanas a la ciudad.
Noté que estaba menos tensa.
-¿De dónde vienes?
-Soy de México.
Okey, eso explica su acento latinoamericano.
La miré un poco más, espero que no le esté incomodando el silencio que genera mi curiosidad por descubrir los secretos de su mirada, de su piel brillante y bronceada, de su tic de morderse el labio inferior. Eso me hace querer besarla, tomarla de su estrecha cintura oculta bajo esa sudadera, y traerla hasta a mi y agacharme para darle la mejor satisfacción de su vida.
Lo mejor o peor, es que no la conozco, simplemente la vi y me gustó, no hay nada más que decir. Y eso me pone en un conflicto que no puedo resolver, no es la octava maravilla, es chiquita y muy bonita, pero nada comparado con las otras chicas con las que he salido, nada. Y ahora, no sé en qué lío me estoy metiendo, es menor de edad, seguramente de los 15 no pasa, y además…
-Deja de mirarme- me dijo sonriendo
-¿Te gustaría salir conmigo algún día?- No sé carajo estoy haciendo.
Ella no dijo nada y tampoco sonreía. Tal vez le debió haber perecido muy atrevida mi propuesta, no la culpo.
-Ah, bueno yo… No sé si pueda además ni siquiera te conozco, podrías ser un traficante de órganos que me quiere conquistar solo para sacarme el corazón y venderlo a 15 mil dólares.
-Hay algo de cierto en lo que dices, menos en lo de ser un traficante de órganos- sonreí- Y no te sacaría literalmente el corazón, solo lo cuidaría desde su lugar.
Ella se echó a reír con estruendo, parece ser que nada la intimida.
-Ese lo cuido yo, no necesito de terceras personas.
-¿Tampoco quieres que entren y descubran tus más profundo secretos?
-Lo sé, soy un ser misterioso, pero desde que nací nadie ha podido entrar- decía con aires de suficiencia
-Y si te dijera que a partir de hoy eso puede cambiar.
-No lo creo, Bill
Mi nombre no me gusta, pero cuando lo dice ella me encanta.
Sonreí, me gusta Greta, me gusta.
-Eso ya lo veremos…
Greta
Este chico si que asusta, más cuando se calla y me mira sin perder un ápice de mis encantos, lo sé soy muy guapa, eso último fue un chiste.
Volteé hacia atrás para ver si había rastro de mis amigos, que por suerte ya venían hacia mí.
-Bueno, Bill, fue un placer haberte conocido- me alejé lo más rápido y disimuladamente de él.
-¿Te veré mañana?- preguntó, lo que provocó en mí una sonrisa de oreja a oreja.
-Siempre lo haces- dije sin mirarlo.
Mis amigos y yo nos reencontramos nuevamente, y a Aime pareció no agradarle mucho que Bill estuviera conmigo.
Parecía celosa.
^^^El preludio que convocó a nuestro amor.
^^^
^^^Te amé como a nadie más
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