Amor De Un Rato

Amor De Un Rato

Mi nombre es...

Es obvio que no me conoces, la verdad no tengo la intención de hacer que me conozcas, pero, tengo muchas cosas que contar y por ende sabrás quien soy. No quiero hacer muy cliché la parte en la que me presento, aunque siento que no debería, pero aquí vamos.

Mi nombre es …

Lo siento, se me fue la inspiración. Basta de parloteos ¿alguna vez te has enamorado? Supongo que sí, a todo el mundo le pasa, aunque veamos muy lejana esa posibilidad de encontrar a nuestra media naranja. Déjame decir que yo tuve a mi media naranja y se fue, tan efímera, tan cautelosa, tan espontánea. Pero vamos, es un poco inhóspito de mi parte empezar así, sin aclarar muchas cosas y seguramente te estarás preguntando ¿A que nos lleva toda esta mierda? Nos lleva a una aventura de mierda a amores muertos de mierda, a besos de mierda y a “te amo” de mierda; no me mal entiendas, todo lo anterior fue fantástico, sin duda lo mejor que me ha pasado en la vida, sin embargo odio ver la realidad de las cosas y asimilar que todo eso jamás volverá, ahora sólo son recuerdos, recuerdos que me carcomen el alma sin dejar de lastimar, eso es lo que los hacen tan mierda, y el saber de qué hubiera preferido un millón de veces terminar nuestra relación como cualquier ruptura ordinaria que nunca terminarla, es la historia de amor que no termina y eso me mata todos los días.

Actualmente en mi vida...

Corro más rápido cada vez. Más rápido. Él me besó.

Después de tanto tiempo haciéndome la vida imposible, sin dejar pasar la oportunidad de decirme que me odiaba, él me dijo que era hermosa y me besó.

Estoy tan confundida, seguramente es por el exceso de alcohol en sangre que hace que actúe de forma extraña y que hiciera la mayor estupidez de su vida.

_Oye, sube de nuevo al auto _ me grita.

Yo aún sigo sin poder asimilar lo que ocurrió con nosotros, seguramente pensó que era Aime o alguna otra chica con las que tiene sueños húmedos.

_Déjame en paz, puedes irte sin mí_ dije sin ser capaz de mirarlo a la cara.

Él al ver mi renuencia baja del auto y eso me pone los pelos de punta, él le ocasiona un poco de miedo, pero no porque sea agresivo, es que él tiene un gran porte.

Se acerca a mí y me toma del brazo, como siempre cuando no le hago caso.

_Estás loca si piensas que te voy a dejar aquí. Así que súbete al maldito auto_ me dijo imponente.

Sus ojos estaban rojos, no era él. No sé porque me pone mal que no me haya besado sobrio, sabiendo lo que hace. Es estúpido, no debería sentirme así cuando se supone que es la persona más nefasta que hay en la tierra. Hoy lo ví con su novia, Aime. Y tampoco me gusta que no me guste que sea novio de mi mejor amiga. No sé en qué punto de nuestra... lo que sea que tengamos, me empezó a generar emociones que no sentía desde que el amor de mi vida marchó.

El corazón me late a mil por hora y yo estoy tan confundida. Evito su mirada, porque no sé que estimuló sus labios a mi conciencia.

_No_ con fuerza me safo de su apretada mano.

_Te he estado aguantando toda la maldita noche y ahora no me puedes decir que no, vámonos_ me jaló y me llevaba hasta su auto. Pero yo ponía resistencia.

_No quiero estar contigo. Te odio, te odio, te odio_ le dije cada vez con más coraje y me eché a llorar.

Él se detuvo y yo me derrumbé. ¿Por qué me hace esto? está claro que lo hizo porque soy una débil mental, seguramente ha pasado gran parte de su insignificante vida pensando como destruirme.

_¿Qué ocurre?_ por primera vez sonó preocupado.

_No tenías que besarme, no tienes que jugar con los sentimientos de las personas, no tenías que hacerme esto si tanto me odias_ digo.

_Si tú también me odias tanto como dices, no debería haberte puesto mal, ¿por qué te afecta tanto que te haya besado? yo lo hice porque llevo mucho tiempo pensando en hacerlo y este me pareció el momento y el lugar correcto_ dijo arrastrando las palabras, la típica voz de un ebrio.

Yo no pude creer lo que me decía. Era tonto pensar que tenía ganas de besarme cuando tiene a Aime. Llevamos tanto tiempo juntos, siendo su enemiga nata que piensa en besarme. Seguramente es parte de su juego mental.

Pero tiene razón, si yo también lo odio, no debería sentirme así, mi corazón no debería doler. Debería darme asco y repulsión porque el idiota me besó.

_Me diste asco _ me limpio el rostro y finjo descontento_ Espero que mañana te acuerdes de esto, maldito miserable...

_Tú siempre eres mala, desde el primer día que nos conocimos fuiste mala, me golpeaste el rostro. Nunca eres linda, pasas tanto tiempo pensando en ese estúpido muerto que no ves lo que puedo sentir por ti_ nada de lo que decía tenía sentido, solo estaba borracho; pero por más que yo trataba de no sentirme mal, lo sentía_ Te odio porque no puedo odiarte, odio que sigas pensando en él_ su rostro era como la de una persona herida.

_Porque yo lo amaba, y te guste, o no, siempre lo amaré, entiéndelo. Morirá cuando yo me olvide de él, o sea, NUNCA _

_Tu entiende que hay más gente mirándote, esperando a que les des una oportunidad. Él ya no está, Isabell, jamás volverá_

Mi corazón se hizo añicos, tenía razón en todo. Odio admitir esa dolorosa realidad.

_¿Y qué si aún lo amo?_ jadeaba entre lágrimas_ ¿Qué es lo que sientes realmente por mí para atreverte a besarme y decirme algo así?_ me interesaba saber lo que tenía que decir sobre mi, lo deseaba.

Permaneció en silencio un rato.

_Nada, no siento nada por ti y nunca lo sentiré. Lo dije solo para verte en donde estás ahora_ dijo con frialdad.

Me levanté del piso sin despegar mi mirada de la suya. Lo sabía, ¿qué esperas, niña boba? Él quiso verme más destruida de lo que ya estoy por dentro, estaba jugando conmigo.

_ Muérete, miserable hijo de perra_ lo empujé y me retiré de donde estábamos, tan enojada, tan adolorida y olvidando que la razón por la que temblaba era por el frío, pero hasta eso lo dejé de sentir.

Pero su mano volvió a jalar de mi brazo delgado y mi cuerpo se pegó al suyo haciendo un sonido agudo. Yo le pegaba débilmente, aunque intentara no podía hacerle daño.

_Te llevaré a casa, déjate de tonterías y súbete o te subo yo_ solo nos separan unos centímetros para tocar sus labios. Yo seguía hinchada y la boca la sentía pastosa..

_Ni loca...

Fue tan rápido que ni siquiera sentí mi cuerpo alzarse, cuando me di cuenta ya estaba sobre su hombro.

_Te lo dije_ me dijo y yo me sonrojé, sentí su mano sobre mi trasero.

_Vete a mierda, Alexander...

Esto sigue sin tener sentido, retomaremos el punto cero de mi vida. Donde todo comenzó

No fui planeada, les arruiné la vida a mis padres, pero quién los manda a tener sexo sin protección.

Mi nombre es…

-Quítate-

Que bien, ahora, en este preciso instante quiero golpear a alguien, vaya que este es un buen comienzo de ciclo escolar en una escuela nueva lejos de México. Y esa tonta con traje de porrista me acaba de tirar mis últimos quintos en comida, y todavía se atreve a mofarse de mí. Pero esta sí que me las pagará, algún día...

Me dirijo al baño para limpiarme mis Converse que se mancharon con puré de manzana, pero me olvido completamente de ellos, me meto a un cagadero y me dispongo a llorar como una bebé manchada de papilla. Es mi primer día de escuela en un país que desconozco. Mi mamá adquirió un nuevo empleo con un mejor sueldo, con mejores prestaciones y un nuevo esposo que nos ofreció su casa como si fuéramos una familia...al menos tiene una alberca olímpica, Xbox, mesa de billar y todo lo que hubiera tenido si me gustaran los viejitos multimillonarios a punto de morir.

-¿Hola?

Me limpio las lágrimas y vuelvo a fruncir el ceño-Está ocupado

-¿Te encuentras bien?

Me indigno al saber que alguien me escuchó llorar.

-Sí, solo que sufro de estreñimiento.

Seguramente la chica puso cara de asco, le dije eso para que se callara y me dejara de molestar.

-Te vi en mi clase de química.

Silencio.

-¿Quieres que almorcemos juntos?

-¿Quiénes?

-Tú, yo y un idiota.

Jalé al inodoro, salí y me encontré con una chica super guapa, con los ojos más lindos y cabello rojo. Y su nombre si combina con su físico

Sonrió al verme y le devolví la sonrisa.

-Soy Darien.

El otro idiota era Darien, es un chico bastante simpático, es deportista y está en el equipo de futbol de la escuela, mide 1.87 metros y podría decir que es guapo.

-Yo soy Aime

Aime, la chica pelirroja, es muy inteligente pese a al preconcepto que probablemente unos cuantos tienen de ella, es muy guapa y su lista de pretendientes es tan larga como un rollo de papel higiénico. Lo que más me gustó de ella es su sonrisa.

-Greta

Y esa soy yo.

-Me gusta tu acento - Darien

Le sonreí.

¿Te gusta usar bra?- me preguntó Aime

-Bueno, si no quiero ver mis tetas caídas a corto plazo tengo que usarlos.

-Que estupidez que hayan inventado algo tan patético para el uso femenino, digo los hombres no usan sostén para su miembro-

-Solo buscas excusas para exhibir lo que no tienes- Dijo Darien, Aime lo miró de soslayo

-Idiota

Dime, Greta. ¿te gustaría ser nuestra amiga?- Darien me miró

Eso nunca me lo habían preguntado, sin embargo, creo que es ridículo que alguien lo pregunte, la amistad fluye sin que nos demos cuenta. De todas maneras, dije:

-Claro- con una sonrisa.

Quiero tomar en cuenta algo muy importante, nunca he tenido novio o algo cercano a ello, y es porque simplemente yo no quiero, los chicos se me hacen la cosa mas aburrida de perder el tiempo, además, solo gastas dinero y baba.

Solo veo a gente guapa.

Nunca he dado un beso, y creo que me da repulsión ver a una pareja besarse, desde niña me han dado asco los besos...

Cuando hubo acabado la clase de Matemáticas me fui a casa, estaba algo agotada, esto de ser nueva en la escuela tiene su precio.

Actualmente vivo en los ángeles California, con mi mamá y su novio Jonathan. Jonathan es un buen tipo, se comporta casi como mi papá, le costó mucho tratarme, lo conozco desde que tengo seis años, era un amigo de la familia y estaba completamente flechado con los encantos de mi mamá, cuando ella se enteró que mi papá le era infiel con una guapa española de origen griego, Jonathan aprovechó esa tragedia y sacó lo mejor de él para acercarse a ella, enamorarla y dejara de ser un simple amigo. A los pocos meses se casaron e hicieron planes, uno de ellos era vivir en Estados Unidos, el país nativo de mi madre, Jonathan es ahora su esposo. Mi mamá, una mujer encantadora, con los ojos más hermosos, alta y de caderas anchas, sin duda la esposa que todos quisieran tener.

Llego a casa, por fin.

Subo a mi habitación, el único lugar en tierra en donde me siento en paz, libre y completa. En donde ni un huracán puede arruinar mi tranquilidad.

Pongo el álbum homónimo de Slipknot a todo volumen y simplemente me relajo, parece inusual, pero la verdad si es relajante, pensar con el estruendo de mi alrededor simplemente hace el momento único y especial. A veces quisiera fumar mientras pienso en lo que debería hacer con mi vida. No sé a que vine a la vida, siento que no tiene sentido nada de lo que hago. Hasta que algo interrumpe mis pensamientos...

-Greta, ¿puedes bajarle a tu música?

Pongo los ojos en blanco, debido a que me encanta llevarle la contraria a la persona que me trajo al mundo, subo el volumen mucho más de lo establecido. Sonrío y cierro los ojos, preparándome para la batalla que tendré después de 5 segundos

-GRETA, ¿QUÉ TE OCURRE? LOS TÍMPANOS NORMALMENTE DEJAN DE FUNCIONAR A LOS NOVENTA AÑOS. – mamá entra en la habitación hecha una furia. Apaga las bocinas y me mira con una mirada destellante

-¡Hey! ¿Por qué quitas mi música?

-¡Esos alaridos de perros no es música!

-Es arte, Karen – vuelvo a poner el sonido

-APAGA ESO

Ella vuelve a apagar las bocinas, las enciendo, las apaga, las vuelvo a encender y al final las desconecta.

-Estás castigada, niña insolente- me señala con el dedo índice

-¿Con qué me vas a castigar, madre? – le lanzo una mirada retadora

-No juegues conmigo, Greta, sabes muy bien que odio que me retes.

Y tu sabes muy bien que amo los retos.

-Pues, te reto a que limpies tu habitación y…. – se detuvo al ver que algo salía de mis cajones, y no precisamente ropa - ¿Qué demonios... – fue hasta la cajonera, cierro los ojos sabiendo que es mi fin - ¿Condones? ¿Es en serio?

Okeey, sigo siendo virgen, tan virgen como llegué al mundo. Los condones me los regalaron de camino a casa, una campaña que promueve que los adolescentes como yo no se embaracen a temprana edad. Pero, mi mamá le creerá a un vagabundo que la tierra es plana antes que a mí.

-No es lo que tú crees, me los regalaron, ¿comprendes? - no dije más que la verdad

-Comprendo perfectamente, a tu edad yo decía lo mismo.

-No somos iguales, mi vida sexual no es activa y no debería importarte lo que haga con mi cuerpo – le quité los condones y lo arrojé a la basura, que probablemente después lo sacaría y procedería a inflarlos- Además, si me pusieras un poco de atención sabrás que nunca en mi vida he dado un beso siquiera.

-Mañana hablamos de esto.

Salió, yo me quedé en la misma posición durante un rato.

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