Rebecca

Mi nombre es Rebeca tengo treinta y seis años vivo con mi esposo Damián, nos conocimos en la universidad, un hombre muy guapo de ojos azules

Yo iba caminando con dos enciclopedias, pero no me fijé y tropecé con alguien, levanté la mirada y le pedí disculpas, estaba nerviosa por el examen que tenía aquel día, él sonrió y levanto los libros, me dijo que no me preocupara que fue un accidente, le sonreí y me presenté.

- Soy Rebeca mucho gusto

- mi nombre es Damián el gusto es mío

Nos tomamos de la mano y la conexión fue mutua, desde ahí empezó mi historia con Damián.

Nos enamoramos y nos casamos, no conocí a la familia de Damián, ya que vivían en Argentina.

El primer año de casados fue lo máximo la pasamos muy bien, él es un empresario muy exitoso se dedica a los hoteles y restaurantes, jamás pensé que se enamoraría de mí.

Soy delgada de cabello negro y ojos chocolate, me gusta la música, siempre estoy cantando.

A medida que avanzaba nuestro matrimonio, Damián empezó a cambiar, le pedía que tuviéramos hijos y él decía que no, la verdad no sabía la razón, pensé que le gustaban los niños, pero no era así.

Yo si quería ser madre, dejé de cuidarme y sin que él lo supiera, salí embarazada, el día que le iba a dar la noticia era nuestro aniversario, salimos a cenar en uno de sus lujosos restaurantes, él lo reservo solo para nosotros

Me encontraba nerviosa, no sabía cómo lo tomaría, levantamos las copas y brindamos, él estaba un poco inquieto, quería decirme algo, pero no sabía por dónde empezar.

*Damián

Tengo una hermosa esposa y una vida de la cual no me puedo quejar, mi esposa ha estado insistiendo en que seamos padres, pero no puedo, hoy es nuestro aniversario, reserve el lugar solo para los dos, la he tenido descuidada y sé que piensa que no me gustan los niños, pero no es así.

Mi familia es de Argentina y nosotros vivimos en Estados Unidos, no he querido presentarla, ya que no me llevo bien con mis padres desde que murió mi hermana.

Alice tenía seis años cuando murió y yo doce, los médicos decían que tenía una enfermedad que podría ser hereditaria, pero más en las niñas, sufrí bastante y dije que cuando creciera no tendría hijos y mucho menos hija, no tomaría el riesgo de pasar por lo mismo.

Hoy le contaré la razón por la cual no quiero ser padre a mi esposa, la veo nerviosa he inquieta, levantamos la copa y brindamos, empecé a contarle por lo que pase de niño, le comenté que no quería hijos y que si ella se embarazaba la dejaría, ella solo me escucho y se puso a llorar.

La amo tanto así que la calme, agachó la cabeza y me dijo que estaba embarazada, no podía creer lo que escuchaba, me levanté furioso y empecé a pedirle que interrumpiera el embarazo, me respondió que no lo haría, que el bebé era parte de nuestro amor, la vi llorar y me sentí mal, no me gustaba verla así, me relaje un poco y ya calmado le hice una propuesta.