“No creo haberte visto y ¿por qué me llamabas?”, dije yo
- “Yo sí” respondió él,” soy abogado y estoy visitando mi alma mater desde hace algún tiempo y me percate que eras del pueblo. Siempre he querido hablarte, pero tú eres una verdadera atleta profesional, para escabullirte, seguro si compites en los olímpicos eres medallista de oro”.
Estando en mis cinco sentidos y con mi timidez como una de mis características principales, no podía creer la elocuencia y fluidez con que mantuve una conversación con Jesús, hablamos de temas superfluos y trascendentales, como la carrera, nuestro equipo de futbol del alma, la familia y no se cuanta más cosas, del cansancio de aquel día no quedaba nada, estaba en un trance donde el olor a madera de su colonia, envolvía la burbuja y en un abrir y cerrar de ojos había llegado a mi destino.
Esa noche en mi cama tuve un pensamiento ridículo “Lastima que seas abogado, sino seria mi hombre ideal y…” bueno Morfeo hizo lo suyo.
Llego el lunes, uno de esos días que pase del trabajo a la U, aún faltaba algo de tiempo para que el profesor llegara, pero ya en el salón de clases estábamos reunidos un gran número de compañeros. Yo estaba al lado de Jhon quien era el elegido para hacer los trabajos en grupo, un morenazo, alto, cabello lacio, nariz fileña y unos profundos ojos negros, quien trabajaba como administrador de una librería en el centro. Hoy discutíamos sobre cómo, cuándo y dónde haríamos el trabajo de laboratorio.
En ese instante, escucho decir a uno de mis compañeros decir y ese man ¿qué? A lo cual alguien responde ¿Cuál? Jhon dice – “él que está en la puerta lo he visto varias veces buscando en el salón a alguien, pero la verdad solo tenemos 3 mujeres en este salón y 2 de ellas tienen tinieblos, faltas tú Lizy”.
La curiosidad es un motor que mueve al mundo e hizo que mi mirada se dirigiera a la puerta donde estaba el susodicho, era él, Jesús, el de la otra noche. No sé porque extraña razón mi corazón empezó a latir con más fuerzas, mis manos a sudar, una sonrisa se dibujó en mi rostro, pero en ese preciso momento el desapareció de mi vista, creo que ni se percató de mi presencia .Fue solo un momento, momento en el que me sentí abrumada por sensaciones que por primera vez en mi vida me embargaban. Después de esto llego el profe a sacarme de este éxtasis y lo demás pasó a segundo plano. Baje de mi salón que estaba en el tercer piso a la planta baja y al finalizar las escaleras. Oh sorpresa! Era Jesús quien ahí me esperaba.
-Hasta que al fin bajas me dijo. Nos va a dejar el bus.
Quede estática por un momento y en mi mente había una pregunta ¿y este qué?, la cual me guarde no sé porque estúpida razón mi saludo fue
-Hola Jesús ¿Cómo estás? ¿Cómo es que me estabas esperando?, a lo que me respondió. -La verdad es que me disculpo por no haber podido venir antes.
Sus palabras hicieron mella en mí, el olor a su colonia inundo mis sentidos y su mirada picara confabularon para sentir mi piel erizarse, a mí que con solo 17 años no había experimentado en ninguna de sus facetas un sentimiento llamado amor y que en ese instante permitieron quedarme petrificada sin saber que responder.
En el pasado cuando el primer chico que bailo conmigo una canción o el muchacho por el que mi corazón latía fuerte en mi salón de clases o aquel que fue mi amigo pero que después de enseñarme a flotar en el mar en una salida de fin de año en el cole ya no me mira igual, nunca había sentido bullir de mi interior tantas emociones juntas como ahora que Jesús de manera abierta me decía que estaba allí por mí.
Han transcurrido tres semanas desde que Jesús me espero al pie de la escalera que da a la cafetería, no hay noche que no vaya a la puerta de mi salón de clases a buscarme, para según el acompañarme a buscar el bus. La verdad me agrada mucho conversar con él. Me conto lo dura que ha sido su vida, que aún vive con sus tías lola y Juana quienes lo han criado desde los seis años. Es abogado y a sus 26 años tiene su propia oficina .Está creando su propio bufett y para ello ha estado reuniéndose en la universidad con algunos de sus exprofesores y excompañeros. “Para mis adentros no entiendo porque si esta tan bien, me espera todas las noches y se va conmigo caminando, hay gato encerrado, pienso yo.
Hoy el profesor de las últimas horas de clase no vino, el coordinador nos informó que tenía un percance familiar. Me dispongo a irme a casa, hoy no abra dificultad para conseguir transporte y descansar temprano, o al menos eso pensé yo. Para mi sorpresa él estaba allí – Buenas noches, dice Jesús.
-Hola, respondo yo ¿Qué haces aquí? Mientras su mirada me recorría y hacía sentirme incomoda, me dijo-casualmente estaba en la oficina del decano de derecho y vi pasar a unos compañeros tuyo y aquí me tienes.
-Qué bueno saludarte le dije, ya me voy. Me tomo por el brazo y con una voz fuerte y seductora me pidió que lo acompañara un momento, que tenía algo que decirme, que después de escucharlo yo decidiría si ya no me seguiría esperando en la puerta de mi salón. Ante su última frase, lo acompañe, seguimos caminando por el campus sin rumbo fijo creía yo, hasta que se detuvo en las graderías de una cancha de basquetbol donde nos sentamos. Después de unos minutos de silencio que me parecieron eternos y en los cuales él se dedicó a mirarme detenidamente como esculcando cada parte de mi rostro. Coloco sus brazos en mi cintura, me atrajo a su pecho y me beso. Oh por Dios no me lo esperaba aunque si lo deseaba, mi corazón latía fuerte, mis manos sudaban y mis ideas parecían estar chocando entre sí, pues ninguna fluía para saber qué hacer.
Solo me deje llevar me sentía extasiada con mi primer beso, inicialmente tierno, pero luego fue haciéndose más intenso y provocador. No me soltó hasta que el aire dejo de fluir, no me explico porque extraña razón sentí como si toda la vida quisiera ser besada por esos labios. Se quedó perdido en mi miranda esperando unas palabras que nunca llegaron , fue él quien tomo mis manos entre las suyas y me pregunto ¿quieres ser mi novia?.
No sabía que decir, nunca había besado a nadie, nunca había tenido un novio. La compañía me gustaba, lo mismo aquello que acababa de conocer, la electricidad que corrió por mi cuerpo en esos momentos lo confirmaba, pero si a Carlos le dije que no, un rotundo y seguro no, por el tener ya un futuro realizado y yo apenas comenzando mi carrera, no entiendo cómo es que en este preciso instante lo estoy pensando con Jesús y lo más sorprendente fue lo que salió de mi boca, un inesperado y apoteósico SI.
Por mi primera vez en mis diecisiete años decidí arriesgarme a lo desconocido, a lo que no estaba planeado, decidí probar, sino funciona lo intente y aprendí, fue lo que mi mente pensaba, mientras mi boca respondía.
Ayer después de esa inesperada pregunta y su consecuente respuesta fuimos caminando a la estación de los buses de Santa Rosa, hablamos de temas irrelevantes en una especie de transe, que no sentí transcurrir el tiempo.
Hoy es sábado y desperté tarde, así que me asee y coopere con las labores en casa. Después una charla entre chicas, mi madre, mi hermana y yo alrededor de un delicioso café. Mi hermana 1 año menor que yo , una hermosa trigueña, la niña de los ojos de papá, mi madre , mi heroína de las mil batallas, la mujer que más admiro, conversamos sobre nuestros planes a futuro, mi hermana en su último año de la secundaria , yo en el segundo semestre de matemáticas y física. Fue un bonito día; sin embargo a eso de las ocho de la noche llego a casa una visita inesperada. De un hermoso Audi plateado, último modelo se bajaba el hombre que ayer se convirtió en mi novio. “No podía creerlo que hace el aquí y en semejante auto. Pero aún más absurdo que hace en la puerta de mi casa, si la única condición para ser su novia, era que nadie en mi casa se enteraría. No piensen mal de mí, pero no quiero defraudar a mis padres, no quiero estar en boca de nadie, ningún hombre será presentado como mi novio a menos que yo esté segura que es el hombre de mi vida.”
En eso sale Carlos el tercero de nosotros, el mayor de los varones, un crio de apenas 13 años a la puerta de la casa y no sé qué conversa con Jesús, quien sí que mi hermano se diera cuenta me guiño el ojo, se bajó del auto, mi madre salió a atenderlo y lo hizo pasar a la sala, yo mientras tanto con el corazón a punto de salir por mi boca, decidí encerrarme en la habitación que comparto con mi hermana. Veo un mensaje de texto nuevo, ¿Te gusto el auto?, la verdad me sorprendió, acompañada de una intranquilidad que invadió todo mi ser.” Este tipo”. ¿Qué hace en mi casa?.
Y a pesar de la intranquilidad opte por escuchar música en mi celular y sin darme cuenta caí en los brazos de Morfeo.
En casa no se dijo nada de tal visita y en mi muy insipiente vida amorosa no me atreví a preguntar nada.
Pronto llego el lunes y con ese día, una idea que rondaba en mi cabeza, nunca he hablado de mi edad con Jesús, sus expectativas sobre este noviazgo, siento que necesito pisar el freno o pronto estaré enredada y me dirijo a mi trabajo, por cierto se me había olvidado contarles . Se me olvido contarles soy maestra, me gradué a los 16 como normalista y este año tengo niños de jardín y primer grado, son amorosos y respetuosos mis niños, 15 en total 14 niños y una niña, Erika, quien le traerá nuevas sorpresas
a mi vida
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