Las Apariencias Engañan ( 3° Libro De La Saga Amores Que Matan)

Al abismo de la locura

_ Ya basta, no discutiremos más, mañana a primera hora se irán, Camila tú dirás qué te salió una maravillosa beca en Estados Unidos, claro que no te irás a estados unidos, eso es más que obvio, en cuanto a Nicolás y Sergey, como ya sabemos nuestro querido Sergey tiene una fascinación por los casinos y las apuestas, y a Nicolás le gusta todo lo correcto, así que diremos que Nicolás arrastró a Sergey a un lugar un poco tranquilo para que deje el juego y que Metis se unió a acompañarlos como la buena herman que es. _ Eun-ji resopló fuertemente, estaba exhausta de liderar con la ingenuidad de Metis, hay entendió el dicho "Nadie escarmienta en cabeza de otro", lastimosamente tendría que dejar a metis darse sus buenos golpes para que aprenda, pero en esta ocasión no será, una cosa es que Metís se de sus buenos trancazos de la vida, y una muy distinta es que su familia se vea afectada por las malas decisiones de esa niña ingenua.

_ Cada uno hará de cuenta qué esta reunión no se efectúo, Metis, si tan solo llegas a decir una sola palabra de lo que hablamos aquí, convenceré a los tíos para que te manden a Alaska. _ le advierte Renzo con el señor fruncido, él la quería más que a nada, pero no soportaba que la usarán como un simple peón, la prefería lejos a tener que verla ser manejada, cómo un vulgar títere.

_ Metis resignada no dijo nada, no quería discutir de nuevo con todos, se sentía frustrada que todos coinciden en lo mismo, "regañarla", se fue por uno de los túneles y se topó con Renzo que la miró con indiferencia, a ella ya no le molestaba esa mirada, hace mucho entendió que el siempre la miraría así, su corazón dejo de hacerse añicos por sus palabras tan dolorosas hoy compendio que él nunca tuvo ningún sentimiento por ella, ni siquiera una amistad, estaba perdida en sus pensamientos hasta que una gruesa voz varonil interrumpió sus pensamientos.

_ Entiende que es por tu bien, aún eres muy ingenua, no queremos que te pase nada. _ Le decía lo más dulce que podía mientras tomaba un mechón de su cabello llevándolo a sus labios.

_ Metis retiró de un manotazo su mechón de cabello de los labios de Renzo y enfurecida levantó su cabeza para poder mirarlo y sin pestañear lo dijo._ Hace años me quedó muy claro que no significaba nada para usted, así que aléjese de mí, hasta creo que hablaré con mis padres para que me envíen al rincón más remoto de la tierra donde no puedo verlo. _ Metis no titubeó en sus palabras, la diferencia de estatura era inevitable,Metis apenas y media 1.60 mientras que Renzo alcanzaba el 1.85.

_ Renzo la miro complicado, entendía su enojo, pero no podía decir sus verdaderas razones, se acercó más a ella y la empujó a un pasillo oscuro en el túnel. En la completa oscuridad devoró los labios de Metis con necesidad, al principio ella trató de alejarlo, pero no resistió mucho y siguió el efusivo beso, Renzo apretaba su cuerpo con fuerza y la restregaba contra él con fiereza, los besos subieron de tono y el calor abrasador los rodeo, Metis quería tener la cordura suficiente para alejar ese animal de ella, pero era imposible su cuerpo lo deseaba tanto o más que ella misma.

_ Renzo sigue besando sus labios hasta que la falta de aire lo doblegó y tuvo que parar a regañadientes, sus respiraciones agitadas desconcertó a Metis, que ni con su novio sentía tal cosa como lo que acaba de hacer con Renzo. _ Lárgate Renzo no quiero verte más en mi vida.

_ Estás segura de eso. _ le dijo Renzo excitado por el candente beso, quería adueñarse de esas curvas que lo traía delirando.

_ Metis se maldecía así misma al no poder controlarse con semejante hombre, no entendía como su cuerpo la traicionaba de semejante parecía que tenía mando propio.

_ Renzo aprovechó la poca lucidez de Metis y la arrastró por los túneles en dirección a la habitación de la joven.

_Una vez allí, volvió a devorar sus labios mientras desprendiendo sus prendas, quito su elegante saco de gabardina inglesa, arranco su camisa rompiendo sus botones, quedando su torso descubierto ante la vista de Metis, quién no dudo de recorrer con sus manos la salvaje piel del imponente hombre que la tenía inmersa en en la lujuria.

_ Renzo apretaba sus grandes glúteos por encima de la tela del pantalón de licra sin quitarlo, la acomodó en la cama y repartió besos por todo su cuello, Metis gemía y arañaba la ancha espalda de Renzo, a quien le gustó que ella no pusiera resistencia a lo que él le estaba haciendo.

_ Renzo se apartó y quitó su pantalón con el bóxer quedando completamente desnudo, Metis se sonrojo enseguida y trago grueso al ver la virilidad de Renzo tan activa.

_ A Renzo le encantó verla así, le fascinaba verla descontrolarse, se subió encima de ella metiéndose entre las piernas de Metis y frotó su hombría contra la intimidad de la joven, estaba loco por desgarrar su ropa y tomar posesión de ella, pero no había llegado el momento de hacerla suya.

_ Metis gemía mientras se comía los labios de Renzo que se le hicieron adictivos. _ Ahhh no creo poder aguantar más, hazme tuya Renzo, quiero que me hagas mujer.

_ Metis ya eres mujer, aún no ha llegado el momento de hacerte mía, de hacerte el amor con locura y pasión, pero hoy te daré una pequeña probada de lo que haré. _ le dijo renzo de lo más coqueto, bajo el pantalón de su niña con delicadeza, quito suavemente la desagradable tela que cubría su flor, el fuera preferido que no usará esa cosa tan fastidiosa, al ver sus rosados pétalos y el tamaño que tenía, su amigo endureció más y se maldijo por no poder tomarla como quería, como su cuerpo y alma lo necesitaba, con su boca le dio la bienvenida al mundo del placer, la llevó al límite con las caricias de su lengua, sus labios aprisionaron los de ella, dándole ligeras mordidas, Metis gritaba por las miles de sensaciones que recorrían su piel, Metis tomó con fuerza de los cabellos de Renzo y lo apretó más hacia su intimidad, estaba ardiendo de deseo, la lengua húmeda la extasiaba llevándola al abismo de la locura, sus piernas comenzaron a temblar y su cuerpo experimentar una corriente divinamente deliciosa, que la conduje a venirse en la boca de Renzo.