Uno de ellos es el policía Fernández, normalmente en el cuartel de policía utilizan los apellidos por eso para Daniel esa persona nada más era el policía Fernández.
Daniel no tenía mucho trato con ese policía, de hecho, era rara la vez que tenía la oportunidad de verlo en el departamento.
El policía Fernández es un hombre joven de 1.70 de altura y aproximadamente 28 años de edad, él tiene piel clara con cabello rubio.
Lamentablemente, para Daniel; él no solamente sabe quién es el policía que está junto a Fernández. Daniel trabajó en casos en conjunto con él y ¡no es alguien con quien Daniel quiera encontrarse!.
Para su mala suerte el policía levantó la mano saludándolo antes de que Daniel tuviera tiempo de darse media vuelta e ir en otra dirección.
Por desgracia el policía es un viejo conocido de Daniel, se llama Roberto Torres. Roberto es un hombre de 1.76 de piel clara, cabello castaño claro ondulado y tiene orificios en las orejas signo de que usa aretes.
Daniel no tuvo otra opción que ir hacia donde estaba Roberto y eso algo que no quería hacer porque él no soportaba para nada a Roberto. Daniel estaba haciendo un esfuerzo por intentar fingir que Roberto le caía bien, pero eso era difícil.
Cuando Daniel llegó junto a los dos policías Roberto lo saludó con una voz áspera que delataba lo que hizo la noche anterior.
-Hola Dany ¿cómo...? -Dice Roberto haciendo una pausa Roberto antes de terminar de hablar.
Casi se le traba la lengua torpemente por lo que tuvo que hacer una pausa y tragar saliva antes de seguir hablando.
-¿Cómo estás? -Le pregunta el policía Fernández a Daniel finalizando la frase de Roberto.
-Hola oficial Fernández, estoy bien gracias ¿y ustedes?, ¿cómo están? -Le dice Daniel al policía Fernández.
Daniel intenta sonreír, pero con la molestia que le causa Roberto solo logro contestar con una muy forzada sonrisa.
-Bien..., estaba hablando con el policía Fernández... mientras te estaba esperando para patrullar. -Le dice Roberto a Daniel con una notable dificultad al hablar.
El policía Fernández se golpea levemente la frente con la palma de su mano, mientras Roberto le da un ruidoso y molesto sorbo a su café.
-Porque no fuiste con Fernández? -Le pregunta Daniel a Roberto.
-Acuérdate que el policía Fernández tiene que ir a kotaj. (Kotaj es un supermercado donde el policía Fernández va a prestar servicio como adicional).
-Es verdad, le hice compañía mientras llegabas..., y de hecho ya se me hace tarde. -Dice el oficial Fernández al ver la hora en el reloj de la pared.
-Nos vemos mañana. -Le dice Roberto a Fernández despidiéndose.
-Te espero en Kotaj, no pierdas la dirección. -Le responde el oficial Fernández con prisa.
El oficial Fernández se despide cortes, pero rápidamente de Daniel y se va casi corriendo rumbo a Kotaj.
Él cumplía su horario de servicio siempre en Kotaj por eso era muy raro verlo en el departamento.
Roberto termina de tomar el café y tira el vaso descartable en el cesto de basura. Daniel está sorprendido de que en el pésimo estado que se veía a Roberto tuviera la suficiente percepción de profundidad para meter el vaso al cesto.
-Me invitó a ir a Kotaj mañana con el así que iré a ver si está bueno. -Le dice Roberto a Daniel mientras lo esta observando con sus ojos irritados.
Al escuchar esto Daniel tuvo que hacer un gran esfuerzo para contener su emoción. ¡Estaría un día entero libre de Roberto!, eso era algo fantástico. Tener un día en paz sin tener que soportarlo era algo que para Daniel no tenía precio.
Daniel pensaba que responderle que no haga evidente su felicidad por esa noticia, pero antes de que a Daniel se le ocurriera algo Roberto se limpió la boca con el antebrazo y dijo:
-Bien vamos a trabajar antes de que se haga tarde.
-Qué extraño que estés entusiasmado para trabajar. -Le dice Daniel a Roberto en un tono bromista con el que intenta ocultar su molestia.
Roberto quería salir a patrullar para que los demás policías del departamento no lo vieran así.
-Siempre estoy emocionado con mi trabajo Dany..., vamos, usemos tu auto para que no pierdas la práctica.
Daniel hace una mueca algo incrédulo de eso y le pregunta:
-¿Es eso o no quieres conducir?
Daniel mete la mano al bolsillo de su pantalón cargo buscando la llave de su auto.
Roberto lanza una risa despectiva y toma otro sorbo ruidoso de su café, antes de responderle con un "no quiero".
-Eso es más creíble -Le dice Daniel en tono sarcástico.
-Es verdad, no quiero, que bien me conoces, Dany -Le responde Roberto en tono bromista.
Daniel observó el reloj de la pared por unos segundos deseando que pase más rápido, luego baja la mirada volviendo a ver a Roberto para decirle:
-Está bien, vamos.
-Antes de que se haga tarde… -susurra Roberto se sacude las manos.
Daniel sonríe incómodo unos instantes y luego se da media vuelta y camina hacia el estacionamiento junto a Roberto. Era difícil ocultar que no le gustaba mucho la forma en que Roberto se comportaba, Daniel y Roberto son viejos conocidos de su adolescencia.
Daniel fue al mismo colegio que Roberto y aunque estaban en grupos separados Roberto y Daniel se conocieron durante las clases de educación física donde ambos grupos hacen deporte juntos.
Por azares del destino o por mala suerte para Daniel cuando el profesor de educación física armaba los equipos siempre ponía a Daniel de equipo con Roberto. Daniel solo veía a Roberto en esos momentos y era algo que Daniel agradece, ya que Roberto era el típico estúpido del colegio que disfrutaba de golpear a los otros niños.
Roberto solía bromear diciendo que su deporte favorito era enseñarle a los demás chicos que él es quien manda y que debía ser un deporte que se practique en educación física.
Al graduarse de la escuela secundaria Daniel y Roberto se distanciaron por unos años, tomaron caminos diferentes que llevaron a Daniel a ser parte de las fuerzas especiales y Roberto para ser policía.
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