Una oportunidad.

Al llegar a la casa Armando me esperaba en la sala sentado de brazos cruzados y con evidente mal humor.

-¿Qué sucedió?- pregunta viéndose serio pero su voz es tranquila

-Bien, si la verdad quieres que confíe en ti, te daré una última oportunidad- le digo cambiando totalmente el tema porque sé que solo quiere hablar de lo que le hice a su protegida.

Observo sus oscuros ojos como se relajan de inmediato.

-Mi vida siempre puedes confiar en mí- me dice con mirada brillosa, toma mis manos y las besa con ternura.

Anoche tuve suficiente tiempo de pensar la verdad no puedo concentrarme en todo cuando mi corazón está hecho un lío suficiente tengo con no poder arrancarme lo que siento por Rodrigo, debo solucionar las cosas con Armando aunque me cueste darle la confianza que hace un tiempo fue fracturada, debo darle una oportunidad.

Después de contarle a detalle lo poco que había planeado su mirada se torno algo confundida, me observaba como si viera algo extraño en mi rostro.

-¿Qué pasa, que tengo?- pregunto llevando mis manos a mi cara

-Nada mi vida, es decir si pasa algo pero no sé, solo estoy sorprendido de todo esto que me cuentas- responde llevando su mano a su cabello despeinándolo.

Muerdo mi labio viéndolo a detalle babeando mentalmente por lo sexi que se ve con ese cabello despeinado la forma en como sus apetecibles labios se curvan dándome esa sonrisa coqueta, se me agita el corazón de solo tenerlo tan cerca.

-Sé que falta mucho por organizar todo a detalle pero que te parece mi plan asta ahora- sin dejar de mirarnos me sonríe ampliamente.

-Me parece perfecto, estoy sorprendido estás actuando con mente fría, me gusta que estés planeando todo y no actuando por la rabia e impulso, además de que te noto algo diferente en ti- responde con un perfecto brillo en su mirada.

-Sí e cambiado, ya no soy la misma de hace cuatro años, tener otra vida y comenzar de cero hizo que aprendiera lo que no pude en tantos años- río con amargura recordando mi vida en la mansión y la mayoría de los más lindos recuerdos son con Rodrigo.

Me dedica una mirada curiosa sabiendo que los recuerdos me afectan, asiente con su cabeza dándome la razón; lleva sus manos a mi mejilla acunando mi rostro, cierro los ojos por unos segundos disfrutando de su caricia.

Cuando los abro me sonríe ampliamente, mi mirada se alterna entre sus ojos y sus provocativos labios dejándome llevar por ese cosquilleo en mi estómago me acerco rápido adueñándome de sus labios.

Saboreando su adictivo sabor el beso fue escalando volviéndose más intenso y pasional, no sé en que momento termine subiéndome encima de sus piernas pero aquí estaba siendo prisionera de sus brazos, rindiéndome ante todas esas deliciosas sensaciones que Armando me produce, sus manos rozan mi piel y se mueven sin ninguna sincronía pero sus caricias me encanta, se hace presente ese cosquilleo en mi vientre bajo ese que suplica por tenerlo dentro, por unos segundos me olvido de todo los problemas a mi alrededor, asta que una gruesa y tranquila voz nos hace volver en sí.

-Lamento interrumpir- dice Gustavo a mi espalda, bajo del regazo de Armando sintiéndome muy agitada buscando el aire que le hacía falta a mis pulmones.

Luego de respirar con normalidad y ordenar mi mente me atrevo a girar y ver el rostro apenado de Gustavo y compañía Jacob y Noah.

Que vergüenza mis amigos jamás me habían visto de esta manera tan apasionada porque sin duda era yo la que tenía el control acorralando Armando ¡¡que vergüenza!! Un segundo más y me desvisto, me había olvidado por completo de todos los que viven en esta casa pero eso es lo que produce Armando en mí con sus caricias me hace perder la cabeza.

-Podemos posponer la reunión para después- dice Noah viendo su muñeca donde hay un reloj imaginario- quizás una hora- termina con cara de vergüenza con una tensa línea en sus labios y Jacob explotar en risas y todo nos quedamos viéndolo.

Armando me mira de reojo y también sonríe mostrando toda su perfecta dentadura.

-Que imbécil acaso no vez que ya le cortamos el rollo, yo siendo jade los mato- dice Jacob riéndose sin parar el cómo siempre con su imprudencia.

Tragarme tierra y escupeme en otro lugar antes que muera de vergüenza.

-Se llama Anya- corrige Gustavo quien se ve muy tenso desvío la mirada de mí para ver a Armando.

-¿Qué reunión? – pregunto cambiando el tema cruzándome de brazos cuando volteo a ver Armando.

-Lo siento mi vida por la emoción en como me contaste tus planes los llame mentalmente, me contaste que necesitabas hablar con ellos, lo siento fue la emoción luego perdí la cabeza y no me dio tiempo de cancelar.

Cierto entre tanto que le conté de mis planes esta incluir a mis amigos pero deben estar de acuerdo son mis mejores amigos y por más autoridad que tengo nunca obligaré a nadie a hacer algo que no quiera y menos cuando se trata de arriesgar sus vidas.

-Nora-grito llamándola y sentándome- bien chico siéntense- los invito con un ademán de mis manos, todos toman su lugar y continuo -son mis amigos y familia los quiero con el alma ustedes saben muy bien toda la responsabilidad en la que estoy involucrada y por más que quisiera hacer todo por mi propia cuenta es imposible, necesito mi equipo de confianza y ustedes tienen todo lo que necesito, tienen toda mi confianza pero no puedo ser egoísta y motivarlos a algo que es muy peligroso, esta guerra no es nada de lo que podamos imaginar, será atroz, sangrienta muchos morirán, sin duda la muertes estara presente pero planearé todo muy bien asta tener toda la seguridad que sea una sola y la gran última guerra, deben saber que lucharé con todas mis fuerza y alma para ganar y acabar con las barreras que nos lastima y divide, sin embargo, nada está escrito yo puedo ser una de las que muera como lo hicieron mis padres y mis abuelos, todo es posible, lo que les digo suena cruel pero es la realidad, quiero que tomen la decisión pero con la única verdad en sus manos sin pensar en mí ni nadie más, solo en ustedes, pueden tener la vida que deseen muy lejos de toda esta mierda- termino de hablar viéndolos y siento que me falta el aliento por hablar tan de prisa pero con ello siento un desahogo enorme en mi corazón.

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