Capítulo 11

...Isabella Rivera...

Conseguí el número telefónico de mí esposo falso y al menos escuché su voz. Él parecía ya estar enterado de lo que estaba sucediendo porque no manifestó ningún tipo de sorpresa.

Acordamos presentarnos al juez para solucionar ésto. Estaba feliz porque finalmente saldría de éste problema y podría aclarar la situación para casarme con el amor de mí vida.

Fui al juez a la hora pactada y antes de ser llamada me puse a mirar a toda la gente que estaba con papeles en sus manos al igual que yo, ¿Quién sería el tal Sebastián Benítez?

Había hombres que parecían a punto de dar a luz, algunos de más de cuarenta años pero ninguno que pareciera de mí edad ni siquiera cerca.

Me llamaron y entré sola, ¿Y mí esposo falso? Esperamos diez minutos el juez y yo hasta que la puerta se abrió dándole paso a un hombre vestido con jeans desgastados a juego con una chaqueta, su calzado estaba no muy limpio. Barba de algunos días, fragancia mezclada con olor a cigarrillo. Éste no podía ser quien estábamos esperando.

-Disculpe la demora señoría, estacionar a ésta hora es todo un caos

-¿Sebastián Benítez?

-El mismo

El desalineado se ganó cierta simpatía del juez y no me dedicó ni una sola mirada, ¿Quién se creía que era?

-Estamos aquí por un divorcio, ¿Verdad?- nos cuestionó

-No exactamente, permítame explicar...- me adelanté a decir pero me hizo un ademán con la mano para que hiciera silencio

-Disculpe pero mí esposa es quien desea el divorcio, yo sólo vine aquí en busca de una oportunidad- no daba crédito a lo que oía ¿Cómo podía ser tan cínico y estar así de calmado?

-¡Eso es falso, protesto!- exclamé indignada y rabiosa

-Silencio los dos- nos pidió el juez- Debido a que éste es un matrimonio reciente y que estamos a favor del matrimonio aquí haremos algo muy interesante

-Lo que sea con tal de librarme de éste- dije ganándome una mirada de los dos

-Como decía antes de que la señora de Benítez interrumpiera; convivirán un período de seis meses y si pasado ese tiempo deciden divorciarse yo mismo les otorgaré el divorcio

-No hemos consumado el matrimonio, exijo la anulación- protesté

-Eso es porque no estuvimos viviendo juntos cariño- pasó su mano sobre mis hombros y me dio un beso en la mejilla éste estúpido ganando una sonrisa así del juez

-No pienso vivir con él

-Lo hará desde mañana mismo- aseveró

Salimos de allí y lo primero que quise fue golpear al individuo que acababa de prohibirme la felicidad con Matías.

-Ni lo sueñes Isabella- sostuvo mí mano en el aire sin esfuerzo

Intenté pegarle con mí mano libre y también anticipó mí acción. Mis padres se acercaron de repente.

-Tranquilizate hija, todos los están viendo. Mucho gusto señor Benítez soy Carlos Rivera y ella es mí esposa Juliana- estrecharon sus manos

-¿Que tal?- preguntó despreocupado

-¿Y bien? ¿Que sucedió?- mí madre fue la primera en preguntar

-Por culpa de éste vagabundo tenemos que vivir juntos seis meses para poder acceder al divorcio, seguro vive en la calle- se me revolvió el estómago y sentí como la bilis subía por mí garganta causandome un mal sabor de boca

-Si es una orden del juez deben cumplir- explicó mí padre

-Puedes mudarte con nosotros, hay muchos cuartos disponibles. Siempre podemos contratar servidumbre- sonreí triunfante queriendo enojarlo pero el se rió de mí

-Lo lamento esposa mía pero yo trabajo y mañana tenemos un viaje programado, vendrás conmigo. Tengo tu dirección así que pasaré a recogerte a las seis

-No puede ser. ¿Seis de la tarde?- pregunté

-Oh no, de la mañana Isabel

-Soy Isabella bruto- quise abofetearlo de nuevo

-Sin dudas pasaremos seis meses interesantes, soy bueno domando fieras. Un placer conocerlos suegros, hasta mañana querida- se fue súper calmado con las manos en los bolsillos

-Papá debes hacer algo- supliqué casi llorando

-No soy bueno empacando cariño, mejor que te ayude tu madre

-Mamá no puedes estar de acuerdo con ésta locura- fue mí turno de rogarle a ella

-Hija nosotros somos personas que respetan la ley, vamos a casa así empacas, no puede ser tan malo además seis meses pasan rápido

Sentía que desde la justicia hasta mis padres estaban en mí contra.

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