Capítulo 9

...Narradora...

En la ciudad todo era un torbellino. Isabella estaba histérica, ansiosa por salir de todo el malentendido preguntándose por qué estaba supuestamente casada.

Su madre hacia lo posible por intentar calmar a su hija mientras le aconsejaba mantenerse dentro de casa resguardada del peligro de algún loco que no dejaba de amenazarla.

-Mamá no puedo quedarme aquí sin hacer nada, quiero casarme con Mati- Isabella lloraba histérica, parecía al borde del colapso

-Para eso mejor que te quedes cómo estás- soltó su madre sin medir las palabras

-No se por qué no lo quieres, no tiene caso seguir hablando, iré a buscar a mí supuesto esposo porque no me interesa discutir contigo

Su madre se dejaba caer en el sofá y rogaba que no pudiera encontrar a su inexplicable esposo con mil preguntas dando vueltas por su mente. ¿Cómo pasó todo ésto? ¿En qué momento la familia Rivera se puso de cabeza y acabó hasta amenazada?

Una sola conclusión llegaba a su mente y no creía estar exagerando. Su subconsciente gritaba "Desde que apareció Matías Blanco"

Matías por otro lado estaba aventando las cosas de su escritorio porque Isabella evadía las preguntas del matrimonio. Él no podía dejar escapar a quien le proveería todo lo que anhelaba.

Una perversa hacker no hacía más que esbozar una gran sonrisa por todo lo que su rival estaba pasando por su culpa. Nadie le quitaría a su hombre, menos una mujercita como Isabella. Mientras a su amor lo ignoraba ella estaba para consolarlo y con suerte finalmente hacer que él la vea con el amor que ella tanto deseaba.

En la carretera un hombre era perseguido, a punto de ser detenido con algo que cambiaría su vida muy pronto. Éste hombre lo único que deseaba era llegar a su apartamento rentado y descansar luego de semanas viajando antes de volver a emprender un nuevo rumbo.

-Acelera, debemos alcanzarlo, a éste paso no llegaremos nunca- pedía Carlos Rivera a su conductor

Una camioneta blindada rebasó a una que tuvo mejores momentos y la otra se situaba justo atrás de su objetivo. Quien iba detrás hacía señas de luces para que se orille.

El conductor tuvo que bajar la velocidad porque quien iba adelante iba disminuyendo y por el medio de la carretera impidiéndole avanzar más. Furioso acaba orillandose y bajando del vehículo. Ambas camionetas blindadas se detienen y sus ocupantes bajan.

-Es él señor- un guardaespaldas se dirigió a Carlos Rivera

-Se preguntará por qué lo detuvimos y déjeme pedirle disculpas pero tenemos que tratar algo urgente sobre su matrimonio y no tenemos tiempo que perder- con absoluta seriedad se dirigió a alguien que pasaba del enojo al asombro e incredulidad

-Yo no estoy casado, ha cometido un error, ahora sí me permite...- quiso retirarse pero se lo impidieron

-Lea éste documento antes y dígame si es o no usted quien figura en éste acta- le tendió un papel que lo vinculaba con quién pensó nunca más volver a ver

-Soy yo pero esto es un error

-Necesito que usted me ayude, yo soy el padre de su esposa y tengo una propuesta muy generosa que no puede rechazar. Acompañeme, alguien de mi equipo trasladará su vehículo, venga conmigo por favor

-No le prometo nada, su hija santo de mi devoción precisamente no es pero de todos modos escucharé lo que tenga que decir- se dirigieron los dos al vehículo

El destino de todos cambiaría por una propuesta, un padre desesperado es capaz de todo por proteger a su hija y más si en el transcurso puede enseñarle una valiosa lección de vida. ¿Aceptará este pobre trabajador lo que el señor Rivera tiene para proponerle?