Capítulo 7

...Isabella Rivera...

Los mensajes, las amenazas y las cartas con recortes llegaban cada día. Mí padre me tenía prácticamente encerrada en casa para protegerme al punto de aceptar que Matías viniera a verme aquí aún sin agradarle.

-¿Que haremos Bella?- me preguntó el mientras me abrazaba

-No podemos permitir que ésto arruine nuestros planes

-¿Estás segura amor?- me preguntó con dulzura

-Nunca estuve tan segura de algo como de ésto, quiero ser tu esposa

Un llamado lo hizo volver al trabajo por un caso que debía representar y parecía muy importante. Decidida, con mí valor renovado me fui a tomar mis documentos que estaban en mí cartera, la metí a mí bolso y me dirigí decidida a la puerta de entrada.

-¿Saldrás hija?- me preguntó mí madre

-Si mamá, no puedo quedarme encerrada toda una vida por culpa de un bromista que no tiene nada mejor que hacer

-No deberías tomarlo tan a la ligera, no quiero que te pase nada. Irás con seguridad

Salí de casa donde dos guardaespaldas me hicieron subir a una camioneta blindada, cortesía de mí padre y sus extremas medidas. Resulta que hasta mí hermano y cuñada están iguales de protegidos que yo.

-¿Adónde vamos señorita Rivera?- preguntó uno de ellos que se puso tras el volante

-Al registro civil

Arrancamos sin más demora mientras ellos miraban atentamente al frente, detrás y a los espejos retrovisores cuidando que no hubiera ningún peligro.

Llegamos allí y entregué mí documento de identidad junto a los datos de mí futuro esposo cuando una mujer mayor muy disgustada junto a la joven que me había atendido hace unos minutos salen de una especie de cuarto y se dirigen a mí.

-LA BIGAMIA ES UN DELITO SEÑORITA RIVERA- habló la mayor casi gritando

-Eso ya lo sé señora Margot- leí su pequeña identificación

-ENTONCES EXPLIQUEME POR QUÉ VIENE CON INTERÉS DE CASARSE CON MATÍAS BLANCO AQUÍ SI YA USTED ES UNA MUJER CASADA- los presentes me miraron mal, el tiempo pareció detenerse en el lugar porque nadie movió un solo músculo

-¿Cómo dijo? Creí escuchar que mencionó que yo estoy casada, seguro escuché mal

-ISABELLA RIVERA, NACIDA EL DÍA........- comenzó a detallar todos mis datos y efectivamente tenía los míos en sus manos

-Soy yo señora Margot pero tiene que haber un error, yo no estoy casada, jamás me casé

-Eso es imposible, acá me aparece que usted se casó hace tres meses

-No es posible señora, yo jamás me he casado, no vendría aquí de haberlo hecho sabiendo que es un delito

-Deberia buscar a quien aquí dice que es su esposo para aclarar ésta situación. Incluso podrían pedir el divorcio o la anulación del matrimonio si no fue consumado- me miró interrogante

-CLARO QUE NO FUE CONSUMADO- grité

-En ese caso no puedo hacer yo nada señorita Rivera, tendría que buscar a quien aquí en los registros me aparece como su actual esposo para poder aclarar la situación en lo posible ante un juez para resolver esto de algún modo

Me fui de allí derrotada, furiosa, sorprendida y un sinfín de cosas más sin entender cómo por pedir una licencia matrimonial acabé pasando la mayor humillación y vergüenza de toda mí vida, estuve a punto de gritar que aún soy virgen por el amor de Dios.

Yo ni siquiera conocía a la persona con quién aparentemente estaba casada, ¿Cómo podría aparecer que era mí esposo un desconocido? Tenía que ser una broma de pésimo gusto, un error de sistema quizás por la caída de todo internet hace unos pocos días. Algo había sucedido y seguro todo se aclararía.

-Señorita llegamos - el guardaespaldas me habló y pude ver qué estábamos en mí casa

-Estoy mareada- me sostuve de la puerta y solo escuché que alguien dijo señorita y me desvanecí

Abrí mis ojos más tarde encontrándome en mí habitación junto a mis padres que me miraban preocupados y decepcionados porque había ido al registro civil sin siquiera decirles nada. La culpa me golpeó pero la verdad es que ya soy una mujer mayor que tiene derecho de hacer su vida con quién considere ideal y ese es Matías. Cuando todo ésto se aclare me casaré con el.

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