Incentivos para Marbella...

-Quiero que te acerques a mi querida esposa, déjame probar esos hermosos labios. –Habla Rodrigo.

Me aserco a el lentamente nos quedamos a un centímetro para luego perder la poca distancia que teníamos dándonos un beso.

Sentía tan raro, pues el beso se hizo tan apasionado que se nos olvidó el mundo alrededor que tan solo nos separamos para tomar algo de aire.

Salimos del mundo en el que nos atrapamos cuando se escuchan muchos aplausos.

- Bueno mi quería esposa salgamos que tengo mucha hambre.

- Pues ya somos dos los que tenemos hambre.

Salimos por el frente de la iglesia. De repente nos abientan confeti, la jente se acerca a saludarnos, entre ellos, mi suegro Paolo, papá con Norma y toda las demás familias presentes.

Hasta que por fin veo que llega una limosina así que doy pasos apresurados dejando a Rodrigo atrás para poder subirme pero veo que el esta muy entretenido así que decido aser un chflido fuerte.

Todo queda en total silencio provocando que voltearan a verme incluso Rodrigo.

- Disculpen queridos invitados pero ya me quiero llevar a mi esposo, esposo porfavor acompáñame.

- Si mi amor, aquí me tienes.

Subimos rápidamente a la limosina para después tomar camino.

- Dime que planeas querida esposa, porque hiciste el ridículo en nuestra ceremonia.

- Déjate de estupideces, sabes perfectamente porque estoy molesta contigo ademas me importa una mierda lo que piense la gente junto contigo.

- No pensé que te molestaria tanto lo de anoche si no tienes ningún rasguño.

- Esto no es un juego Rodrigo, necesitas ponerle cuerda y bozal a tus perras.

- Lo que tú digas mi amor.

Después de hablar con Rodrigo quedamos en silencio por unos minutos hasta que el decide romper el silencio.

- Querida esposa, ven sientate junto a mí.

- No gracias idiota. – le suelto poniendo los ojos en blanco.

- Escucha bien, donde vuelvas a poner esos hermosos ojos en blanco te daré tres nalgadas por falta de educación mi amor.

- Te afecta más mis ojos que mis palabras, valla que estás mal del cerebro. –Buelbo a voltear los ojos poniéndolos en blanco para molestarlo.

Rodrigo....

Marbella me está retando, no cree que pueda hacer lo que le digo, así que me aserco rápido a ella.

–me aserco a su oído. - Quiero que subas tus manos porque las voy atar, se obediente.– veo como abre sus labios agitandose su respiración.

- Tomás quiero que vallas más lento y sube la ventanilla, también quiero que tomes la ruta larga. –le digo al chófer.

Empiezo atar las muñecas de Marbella ajustandolas un poco, la miro directo a los ojos viendo que estaba hanciosa por ver lo que pasaría.

Ya estando sus manos amarradas las pongo por detrás de su cuello tratando de no lastimarla, pongo otra cuerda de sus manos al cuello de ella para que no intentara forcejear.

- Ahora si mi linda esposa quiero que por más cosas que te haga, usted no va hacer ningún ruido, si tú me desovedeces te daré más nalgadas pero si te portas bien repartiré muchos besos por tu cuerpo.

Ella se queda en total silencio, la tengo sobre mis piernas boca abajo con sus rodillas tocando la limo.

Empiezo a subir su vestido dejando al descubierto su hermoso, perfecto culo; deslizó mi mano desde sus piernas hasta su culo, le doy un tierno beso húmedo en él sintiendo como lo estamos disfrutando los dos.

Le doy una nalgada algo fuerte sintiendo como se apretaba pero no sé quejaba, le vuelvo a dar otras dos, una sobre otra viendo que le dejo colorado para después darle besos y acariciarla suavemente.

Marbella...

Hago todo lo que Rodrigo me pide pues ciento la necesidad de hacerlo.

Después de atarme me da tres nalgas algo fuertes pero las soporto, pero por alguna razón me exita esa manera en la que me trata demostrando que el tiene el poder sobre mí.

Después de darme los incentivos me cienta sobre él, sintiendo su miembro, puedo sentirlo tan duro y grande que habro mi boca soltando un quejido de exitada. – No puedo creer que este disfrutando esto. Me digo a si misma entre mis pensamientos.

Me dejó llevar por lo exitada que estaba que empiezo a mover mis caderas en círculos para sentirlo aún mejor.

Rodrigo me toma por la cintura con sus dos manos enormes moviéndome lentamente, empieza a subir sus manos hasta llegar a mis pechos agarrándoles suavemente por debajo del vestido.

Después una mano la empieza a subir a un más llegando hasta mis labios metiendo un dedo en mi boca, dejandome llevar por lo caliente que estaba, lo empiezo a chupar cuál paleta provocando que Rodrigo me diera un quejido de exitado hasta que nos habla el chófer quedándonos quietos.

- Disculpe que lo moleste señor, pero hemos llegado a la mansión.

- Está bien tomás, acomodarte nosotros saldremos en cuanto estemos listos.–contesta Rodrigo.

- Como usted ordene señor.

- Bueno querida esposa el juego terminó por el momento, pero más tarde haré que de tan exitada me pidas que esté dentro de ti. – me suelta cercas del oído.

- Señor exitada quiteme las cuerdas que ya me están molestando o quiere que me baje así.

- No corazón, asercate yo te ayudo.

Rodrigo empieza a quitarme las cuerdas viéndome directo a los ojos; así que muerdo mis labios para romper la poca distancia dándole un tierno beso en sus labios viendo como cierra sus ojos demostrandome que lo estaba disfrutando al igual que yo.

- Gracias por soltarme.–le digo a Rodrigo.

- Si ya te cientes lista podemos bajar para seguir con la festividad, aunque no quisiera pero tenemos que hacerlo.

- Sí, lo mejor es que salgamos porque muero de hambre.

- Entonces yo te ayudo mi amor a bajar.

Rodrigo habré la puerta saliendo en cuestión de segundos para después darme la mano ayudándome a salir, termino por acomodarme el vestido.

- Ya estoy lista, ya podemos seguir.

- Muy bien, caminemos a nuestra mesa.

Empezamos a caminar por entre medio de la gente hasta llegar a nuestra mesa, después tomamos aciento y Rodrigo pidió que nos trajeran la comida.

Después de unos minutos nos empiezan acercar los platillos para deleitar.

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