Lucifer no se podía concentrar.
No sabía lo que le pasaba en ese momento.
Tenía los labios de un hombre por primera vez sobre los de suyo y no quería apartarlo, aunque no entendía porque.
Los labios de su acompañante comenzaron a moverse sobre los de ella, quien le respondió torpemente.
Era la primera vez que hacía algo como eso, que experimentaba algo como eso.
Sus manos se movieron solas y las entrelazó en la nuca del chico, pegando su cuerpo al de él.
Algo se apoderó de su cuerpo, algo que ella no sabía definir.
Las manos del chico, se apoderaron de su cintura, la jaló y comenzó a recostarse sobre el sofá, con él sobre si. Le delineó los labios con la lengua y la unió en su boca, rozando la suya, invitándola a unirse en otro baile, dónde él llevaba la voz cantante.
El corazón comenzó a latirle desbocado y sus pulmones gritaban por el oxígeno que necesitaba para continuar con vida.
Se movió, separando su boca de la de su acompañante y jadeó, intentando respirar.
–Lucifer…
Todo lo que ella había experimentado, desapareció cuando él dejó de besarla.
La sensación de llegar a sentir algo y luego de volver a estar vacía, la confundió, más al no saber que fué aquello que sintió.
Pero se concentró en eso… en que sintió.
Quiso volver a experimentarlo y unió sus labios con el hombre frente a ella, logrando que esa sensación volviera a apoderarse de cada fibra de su cuerpo, recorriendo sus venas, como si fuera sangre.
Uso toda su habilidad para acostarlo a él sobre el sofá y se acomodó sobre él, colocando sus piernas a cada lado de su cuerpo, quedando sentada sobre su abdomen a horcadas.
La respiración de ambos se agitó, las manos del chico le recorrían las piernas, hasta llegar al borde del short de licra que tenía puesto.
–Mierd*–Jadeó separándose de él y quedó derecha.
La sensación seguía allí, no tan fuerte, pero seguía allí recorriendo su sistema, gracias a las manos que la tocaban.
–Sentí–Susurró.
– ¿De qué hablas? –Observó al chico, que la veía muy confundido.
Iba a responder, pero en alguna parte del estudio, un celular comenzó a sonar.
–Es el mío–Miró al chico debajo suyo y se incorporó.
Al dejar de sentir esas manos sobre su cuerpo, todo lo que había recorrido por su sistema, desapareció, dejándola como los minutos antes del beso.
Vacía.
O eso ella creía.
– ¿Quién? –Volteó a ver al chico que gruñía al celular.
Recorrió el estudio, ignorando la voz de Ángel y entreteniéndose recorriendo el lugar.
Su atención estaba fija en los libros que allí se encontraban.
Era fan de la literatura y había leído la mayoría de los libros que se encontraban guardados en los estantes.
–Lucifer–El sentir ese aliento en su oído, logró exaltarla y volteó a ver a Ángel, quién tenía un brillo en los ojos.
–Yo debo retirarme–Dijo antes de que el chico hablara.
– ¿Qué? ¿Por qué? ¿Hice algo mal? Lucifer, si te incomode, yo…
–Shh–Lucifer le puso un dedo en sus labios, callandolo–. ¿Siempre eres así de parlanchín? –Los ojos de Lucifer brillaron con curiosidad por primera vez en toda su vida, aunque ella no se dió cuenta.
Él le retiró el dedo de sus labios, pero entrelazó sus manos, para poder responder.
–Es una de mis mejores cualidades–Lucifer negó.
–La mía es no sentir nada por nadie–Confesó.
– ¿No sientes? –Lucifer negó.
–No, pero eso lo hablaremos en otra oportunidad, si llega a darse–Reacomodó su cabello–. Y respondiendo a tus múltiples preguntas, debo irme, porque tengo obligaciones que cumplir con mi familia, mi novio y su familia, y no has hecho nada mal, al contrario o eso creo–Ladeó la cabeza, costumbre que tenía cuando algo la rondaba–. Es algo que tengo que pensar y no me has incomodado, tranquilo–Apretó su mano para darle confianza y él asintió, suspirando.
–Quiero que se dé esa oportunidad de seguir hablando, Lucifer–Se inclinó hacia su rostro.
Su respiración se alteró, aunque no entendió porqué.
–Aunque creo que tengamos que arreglar eso de tu novio–Lucifer frunció el ceño.
– ¿Qué tiene que ver Brandon en todo esto? –Le preguntó confundida.
–En que yo no sé compartir –Aquella frase, la tomó por sorpresa.
Ella se sentía confundida.
Estaba experimentando tantas cosas por primera vez que no sabía cómo hablar o actuar.
–Emm. Yo… ummmm–Un silbido se escuchó.
Miró el rostro confundido de Ángel, aunque para ella eso tenía sentido.
–No. Mi padre–Soltó la mano de Ángel y corrió a todas prisas.
Sabía que significaba ese silbido, sabía que significaba no reportarse con su padre cada media hora.
Una masacre se ocasionaría.
Debía de evitar eso.
Al abrir a la puerta, vió un ejército apuntando a la mansión, desconocida para ellos, a su padre, hermano y novio liderando los equipos, quienes solo esperaban una señal para atacar.
–Señor, estos locos quieren formar una guerra–Vió que un hombre le informaba a Ángel, quien se veía muy confundido.
–Lucifer, ¿A caso tu familia se volvió loca? –La pregunta de Ángel, la hizo agachar la cabeza.
–Lo lamento–
Aquello era sincero. Ella tenía una extraña sensación en el cuerpo que la impulsó a decir esas dos palabras.
–Te juro que compensaré esto, pero ahora debo de detenerlos–
Sin importarle que estaba descalza, corrió en dirección al portón que cercaba la casa, pasando por entre todos los hombres armados que apuntaban hacia afuera, dispuestos a dar su vida por su jefe.
– ¿¡Listos!? –Lucifer sintió, no supo qué, pero sintió, al escuchar la voz de su padre.
Nunca se había imaginado una escena así.
Sin duda alguna estaban exagerando.
– ¡NI SE LES OCURRA DISPARAR! –La voz en grito de la castaña que corría acercándose los detuvo.
– ¡Lucifer! –El hermano mayor intentó acercarse, pero los soldados apuntando, lo detuvieron.
– ¿Qué diablos les pasa? ¿Se volvieron locos o quieren desatar la cuarta guerra mundial? –Les preguntó seria.
El portón de la casa fué abierto, dejaron salir a Lucifer; sin embargo no dejaron entrar a nadie.
–Lucifer, hace más de una hora que te esperábamos y no te reportabas–La voz seria de su padre la hizo bajar la cabeza.
–Tuve un percance, estaba hablando con Ángel de negocios y no recordaba dónde dejé mi celular–Explicó.
Quería decirles que estaban exagerando, pero se abstuvo para no crear más conflicto.
–Señor Salvatierra –La mirada del hombre viajó hacia el jóven quién se puso al lado de su hija y entrelazó sus meñiques sin que nadie se diera cuenta.
Aquella acción exaltó a Lucifer, pero le dejó una sensación extraña, pero buena, que no quiso perder y por ello no lo soltó.
–Ángel, disculpe presentarme así, pero estaba preocupado por mi hija, espero me entienda–El señor habló con propiedad y calma.
Esperaba que los negocios que harían no se perjudicaran, antes de empezar por su culpa.
–Lo entiendo, se que hizo todo esto por Lucifer–
Lucifer miró a Ángel, quién contestó muy educado y con tranquilidad.
–Quien debo disculparme soy yo por retener a Lucifer más tiempo del necesario.
¿Por qué miente por mí?
–Lucifer, ¿Por qué usas una camiseta de hombre y estás descalza? ¿Qué le pasó a tu ropa?
La mirada de la jóven, bajó a su cuerpo cubierto por la camiseta de Ángel.
El color invadió su rostro en cuestión de segundos y un rojo intenso que hizo parecer que su piel en lugar de ser clara, es roja.
–Lucifer, ¿Te has sonrojado? –La pregunta de Brandon venía con un claro tono de burla que Lucifer no ignoró.
–No te aproveches de esto, Brandon–Lo apuntó con su dedo–. Tuve un percance, me atacaron y mi ropa se manchó de sangre. Ángel amablemente me prestó su camiseta, ya que sus hombres estaban ocupados y no pudo conseguir más ropa para mí –Desvió la mirada por un segundo y volvió a ver a su hermano mayor con la mirada vacía que la caracterizaba y que funcionaría como siempre, aterrando, si no fuera por el color de su rostro–. Dejemos de hablar de mi ropa y vayamos a casa, tenemos obligaciones por cumplir–
Todos asintieron.
–G3, tráeme las pertenencias de la señorita que se encuentran en mi habitación–Ordenó Ángel y Lucifer lo miró.
–Si señor.
– ¿Su habitación? –Ahora fué el rostro del hermano mayor que se llenó de color, pero lejos de ser por vergüenza, igual que su hermana, fué por la ira que comenzó a recorrerlo.
–Ricardo, deja de pensar idioteces…–Lucifer puso su mano en puño e intentó avanzar hacía él con enojo, pero el dedo que la sujetaba, la obligó a detenerse–, o te sacaré los ojos con mi espada –Amenazó.
–Cuñado, cálmate que estás insinuando frente a todas estas personas que tú hermana me es infiel–La voz burlona de Brandon, hizo que Lucifer lo mirara y le articuló un “gracias”.
–Ya, dejen de discutir y suban al coche–La voz del señor Salvatierra logró apaciguar el enojo en sus dos hijos, y uno de ellos cumplió la orden.
Los hombres comenzaron a retirarse, subieron a los coches que vinieron en formación y comenzaron a retirarse poco a poco.
El padre llevó a su hijo al coche porque no veía de buena manera a su próximo socio y no permitiría que por la sobreprotección hacia su hermana, arruinara sus negocios.
– ¿Está bien, Lucifer? –La pregunta de su novio la hizo mirarlo y asintió.
–Loid como siempre atacando–Le hizo una seña con la mano derecha de desdén.
–Emm, ¿Por qué están tomados de la mano? –La pregunta de Brandon, hizo que viera su mano.
Su meñique seguía entrelazado con el de Ángel y eso no la molestaba para nada.
–Luego hablaremos de eso–Le respondió tranquila.
–Lucifer, tus cosas–Miró a Ángel, quién le extendió la espada y su celular.
–Gracias–Las tomó, rozando sus manos y una sensación recorrió su cuerpo.
–Mañana iré a revisar las armas, ¿Te gustaría acompañarme?
Lucifer asintió.
Sus ojos brillaron y las comisuras de sus labios se levantaron, curvando sus labios en la primera sonrisa de su vida.
– ¡Lucifer! ¡Has sonreído! –La voz emocionada de Brandon hizo que lo mirara y antes de saberlo, sentía sus labios en su frente, en su acostumbrado beso–. Me debes una cena–Le dijo en un murmullo a lo que ella asintió.
Habían apostado desde que comenzaron con su noviazgo cuando ella sonreiría.
Lucifer aseguró que nunca en su vida y Brandon que sonreiría antes de los veinticinco.
–Esta noche –Le respondió–. Ahora, vamos a casa–Soltó la mano de Ángel y tomó la de su novio, en ese momento, toda ella quedó sin nada–. ¿A qué hora nos vemos mañana? –Miró a Ángel y un pequeño destello se presenció en su mirada.
–A las dos, pasaré por usted a su casa, Lucifer–Le respondió el jóven serio.
¿Usted? ¿Por qué está serio? ¿Que hice mal?
Lucifer estaba confundida, no comprendía que había pasado.
–Bien, lo espero–Quiso acercarse y dar un beso en su mejilla, pero al ver el rostro serio de Ángel, se abstuvo y caminó con su novio al coche.
– ¿Qué pasó? No entendí ni mierd*–La voz de Brandon hizo que apartará la mirada de Ángel quién entraba a su casa.
–Me besó –Lucifer se llevó los dedos a los labios.
Aún sentía ese hormigueo que los recorrió y el sabor de su boca.
–Luego yo lo besé y… y sentí –La sorpresa era clara en la voz de Lucifer.
Se sentía confundida y algo agotada luego de todo eso que le estaba pasando.
Era nuevo para ella y no entendía nada.
– ¿Te besó? ¿Lo besaste? ¿Experimentarse tu primer beso? ¿Sentiste? –Lucifer asintió entre cada pregunta–. Háblame Lucifer, por primera vez en tu vida háblame, ya te dije que además del trato, podemos ser amigos–Le repetió como cada vez que notaba que le pasaba algo y ella ni le hablaba.
Lucifer suspiró y echó la cabeza hacia atrás.
Brandon suspiró, creía que no le iba a decir nada, como siempre, pero antes de que él dijera algo más, Lucifer comenzó a hablar sin poder detenerse.
–Estabamos hablando de negocios de lo más normal, cuando él dijo “no aguanto más" y plas, me besó. Todo en mí se estremeció y comenzaron a llegarme sensaciones, demasiadas que desaparecieron cuando él se alejó, yo no quería sentirme vacía, así que fuí y lo besé. Luego me tocó las piernas, y yo… ummm… yo al dejar de besarlo, pero seguí sintiendo su toque y eso me hacía sentir cosas que no sabría definir, luego hablamos, hasta que ustedes llegarían formar la tercera guerra mundial–Lo miró y la expresión vacía que tenía en ese momento, hizo que Brandon tragara saliva compulsivamente.
–Yo le dije a tu padre, pero no quiso hacerme caso–La respuesta de Brandon, no la convenció para nada y así se lo dejó saber–. Hay ya, deja de discutir conmigo, prefería cuando no me hablabas, porque cuando lo haces solo es para regañarme y por algo en lo que yo no nada que ver, porque yo estaba en casa de una chica que estaba bien buenota y le estaba dando la co…
–Cállate, no necesito saberlo–Lo interrumpió bruscamente–. Ahora, por el trato que tenemos, ayúdame a saber que me está pasando–Le pidió algo por primera vez en su vida.
–Con gusto te ayudaré, pero si te está pasando lo que yo creo que te está pasando, hay que pensar en una buena escusa para tu padre y para este… este…
–Ángel–Aclaró.
–Si, Ángel –Asintió.
–Ya deberías de hacer algo por tu cerebro para que dejes de olvidar los nombres–Le señaló.
–Umjum, pero por ahora lo más importante, ¿El niño bonito sabe que no somos nada?
–No, pero se lo pienso decir.
– ¿Y si no es lo que piensas? ¿Y si solo quiere jugar contigo? –La mirada de Lucifer se posó en él.
– ¿Por qué querría jugar conmigo?
–Porque hay tan hijos de put* como yo, que solo quieren acostarse con las chicas y luego si te ví no me acuerdo–Le aclaró con tranquilidad.
–Bien, si es así lo destruiré con todo lo que tengo–Aseguró tan vacía como siempre–, pero esto lo descubriremos con el tiempo, así que mejor hagamos un plan–Sus ojos brillaron leves, pero lo suficiente para que Brandon lo notara –. ¿Me ayudas?
–Si es por ver tus ojos siempre brillando, con gusto lo haré, Lucifer.
Antes de la cena Lucifer decidió darse una ducha en condiciones al llegar a su casa. Luego de vestirse lo más cómoda que pudo, bajó al estudio de su padre, dónde la esperaba su familia, incluyendo a su hermanastra y madrasta.
–Bien, ya podemos comenzar–Anunció tomando asiento en la silla de cuero y comenzó a tamboliriar sus dedos sobre la mesa de madera, mientras todos ocupaban sus asiento
– ¿Qué quería el señor Ángel de ti, Lucia Fernanda? –Lucifer hizo una mueca al escuchar su nombre de la voz de su suegra.
–Me propuso exportar su mercancía, lo cuál acepté.
– ¿Aceptaste? ¿Cómo que aceptaste? Debías primero en hablar con nosotros, no puedes tomar decisiones como si fueras la dueña y señora cuándo…
–Te callas o vas tú y haces los negocios, mientras yo me quedo en casa gastándome el dinero–Interrumpió Lucifer bruscamente a su madrastra que como siempre se quejaba.
Para Lucifer no había mujer más interesada que ella, pero era la mujer que eligió su padre y no podía hacer nada para cambiarlo.
–Acepte con tres condiciones. La primera, obtendremos el cincuenta porciento de cada exportación, la segunda tener exclusividad y la última, ser los primeros en comprar cada nueva arma que él saque –Explicó.
–Y aceptó –Afirmó Brandon a lo que ella asintió.
–Aceptó, pero me puso una condición–Lucifer jugó con el brazalete de rubíes que adornaba su muñeca izquierda, regalo de cumpleaños de su padre en sus quince años.
La representaba a ella.
Lucifer, la reina del infierno.
Los rubíes representaban las llamas de su reino.
– ¿Cuál condición? –Rodrigo la miró sospechando y con muchas cosas malas pasando por su cabeza.
–Quiere que yo trabajé a su lado–Aclaró.
– ¿Trabajar a su lado? –Ricardo preguntó desconfiado.
–Vió y admiró lo que hice con sus drones el día de la fiesta y me ofreció trabajar con él en las creaciones de las armas–Explicó.
–Te negaste –Le afirmó, sorprendiendose cuando su hermanita negó.
–He aceptado, me interesa mucho ese trabajo–Miró a Brandon, quién sostenía su mano sobre la mesa.
Lucifer se concentró a ver si sentía algo, pero nada sucedió, como siempre.
–Mañana Ángel vendrá por mi a las dos e iremos a trabajar, espero que entiendan que cuando esté con él no podré enviarle mensajes o mi ubicación cada media hora, así que por favor, no vuelvan a intentar armar la tercera, cuarta y quinta guerra mundial al mismo tiempo–Exigió.
–Yo se los dije, Lucifer, pero ya los conoces –Brandon le guiñó y ella asintió.
–Lo sé –Confirmó.
– ¿Nos vamos? Me tienes que pagar una apuesta–Le recordó Brandon.
–Si, vamos–
Ambos se despidieron de sus familias y de retiraron tomados de la mano, como siempre para aparentar.
–Bien, en la cena armaremos el plan–Brandon movió sus cejas con una sonrisa burlona.
–Deja de sonreír así –Le dió un golpe en la cabeza y tomó su espada, camuflajeada en forma de bastón, antes de salir de la casa.
– ¿Dónde quieres cenar? –
–Al casino, así tomamos y hacemos unos negocios.
Con cada paso que daba Lucifer, llamaba la atención y no era por su forma cómoda de vestir en un lugar tan elegante como lo era el mejor casino de la ciudad o el que era dueña de este, si no era por la autoridad que desprendía y el miedo que producía en cada persona.
–Señora Lucifer, señor Brandon ¿Qué les podemos ofrecer? –Apenas tomaron asiento en la barra, corrieron a atenderlos.
–La especialidad del chef y la mejor botella de vinotinto–Ordenó con autoridad y la chica asintió y se retiró a por su pedido.
–Dame dos martinis secos –Pidió Brandon al barman–. Bien Lucia, ¿Qué es lo que quieres hacer?
–Saber que es lo que me sucede con ese chico y porque con él si siento –
Le comenzó a contar lo que le sucedió desde la primera vez que lo vió. Le dió todos los detalles de los dos días atrás, la necesidad que sintió al querer que las horas avanzaran para volver a verlo y el extraño sentimiento que la albergo cuando vió que esperaba por ella frente a su casa.
También le comentó con puntos y comas lo que sucedió durante toda su visita a la mansión de Ángel, como él actuó y se mostró con ella.
Brandon la escuchaba atentamente, mientras ella se desahogaba por primera vez en su vida.
Aquello le parecía una situación graciosa a Brandon.
Su novia le hablaba de un posible enamoramiento hacia otro hombre, aunque ella no sabía que nombre ponerle, pero eso era.
–Y no entiendo, porque se enojó cuando nos despedimos –Finalizó y se llevó un bocado de comida a la boca.
–Tal vez sintió celos.
– ¿Celos? –Lucifer frunció el ceño.
–Si, Lucia, celos. No le gustó verte conmigo, saber que “tú eres mía”–Brandon hizo comillas–. Simplemente no soportó que luego de haberte besado, tu volvieras a los brazos de tu novio–Explicó.
–Ummm, puede ser. Pero… ummm… yo no entiendo de eso.
Brandon sonrió.
–Es comprensible, Lucia, tu no entiendes de nada cuando a sentimientos se refiere, pero yo te voy a ayudar y tal vez en el camino descubramos que le pasa a Ángel contigo–Le aseguró.
Lucifer experimentó algo en su interior y se levantó, rodeando a Brandon con sus brazos y recostó la cabeza en su pecho en el primer abrazo que no era por obligación.
–Yo quiero un tequila.
–Un tequila y un whiskey –Lucifer se separó de su novio al escuchar aquella voz varonil.
Miró en la dirección que escuchó de dónde provenía esa voz.
Miró a Ángel apoyado en la barra, sosteniendo a una chica de la cintura, quién tenía muy poca ropa para su gusto y lo tocaba como ella lo había hecho unas horas atrás.
Aquella imágen no la soportó. Algo en su interior ardió. Llamas la consumían y lentamente comenzó a descubrir la hoja de su arma.
–Detente, no tienes motivos–El susurro de Brandon la hizo reaccionar.
Él sabía lo que ella tramaba.
Él tenía razón.
Lucifer suspiró y se volteó quedando de espaldas con aquella escena y siguió con su comida.
–Él me hace sentir y quiero descubrir porqué, luego de eso puede que sienta con todos los demás y ya no será necesario tenerlo cerca–Le dijo muy segura y con la frente en alto.
Me llaman Lucifer por un motivo.
Y se lo demostraré.
Conmigo nadie juega.
–Vamos, mañana debemos de trabajar, así que debemos de dormir temprano–Brandon se levantó y tomó la mano de Lucifer, quién también se incorporó.
–Debemos de revisar las cuentas del casino–Habló mientras caminaban–. Quiero quedarme esta noche en la habitación de siempre, ¿Me complaces? –Las palabras de Lucifer, no solo la escuchó Brandon, también lo hizo otra persona que reaccionó tal y como ella esperaba.
–Lucia Fernanda –Una mano se cerraba en torno a su muñeca y la hizo voltear, apretando su arma y la mano de Brandon.
–Señor Ángel, no esperaba verlo por aquí –Le respondió aparentando una tranquilidad que era sorprendente para la cantidad de nervios que sentía en ese momento.
–Vine a pasar un buen rato–Él se levantó y terminó por acercarse a ella–. ¿Podríamos hablar?
– ¿De qué? Mi novio y yo queremos ir a descansar –Notó que la mirada de Ángel se posaba en Brandon.
–De seguro su novio no se molestará porque me regale unos minutos de su tiempo ¿O si? –Brandon miró a su novia, quién le articuló un “no” que él ignoró.
–Toda suya por el momento–Soltó la mano de Lucifer–. Estaré por allí, Lucifer–Besó la frente de su novia y se retiró.
–Te mataré, idiota–Le espetó Lucifer y él solo sonrió sin dejar de alejarse.
– ¿Tanto le molesta quedarse conmigo? –La pregunta de Ángel la tomó desprevenida, pero no quiso demostrarlo.
–Yo no siento, señor, ahora dígame lo que tenga que decirme que debo irme–Le respondió intentando dedicar su mirada vacía, pero la rabia brillaba en sus ojos.
–Necesito decírselo en un sitio más privado, es confidencial –Le susurró con tono profesional.
Debe ser algo de trabajo.
–Venga conmigo.
Lucifer decidió llevarlo a la habitación que siempre ocupaba cuando se quedaba con su novio, porque sabía que la oficina estaría ocupada.
Cerró la puerta de la habitación, dejando todo el ruido afuera y justo cuando se volteó, los brazos de Ángel la aprisionaron y su boca se apoderó de la suya.
– ¿Qué…hace? –Intentó alejarse, pero él no se lo permitió.
–No aguanto más, Lucifer–Delineó el pómulo derecho de una temblorosa Lucifer con sus labios–. No me importa que tengas novio, se que él nunca te haría temblar como lo estoy haciendo yo, ni estaría dispuesto a todo como lo estoy yo por ti–Aquellos labios se deslizaron por la piel de su cuello, suave, dejando una sensación quemante–. No me importa nada más que tú, Lucifer. Solo tú.
Lucifer no podía articular palabra, no podía organizar sus ideas con esos labios ardientes sobre su piel.
¿Qué me pasa? ¿Por qué tiemblo? ¿Por qué mis piernas apenas sostienen mi peso?
–Ángel, yo debo irme–
Las palabras que Lucifer dijo, no era lo que realmente quiso decir, y por el rostro de disgusto que vió en Ángel, no era lo que él quería escuchar.
–Solo un segundo más –Los labios de Ángel volvieron a apoderarse de los suyos, desconectando su cerebro por completo–. Lucifer, otorgarme solo un segundo más.
¿Quién soy yo para negarle eso?
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Comments
Francisca Miranda Garcia
bonita historia de romance
2023-09-08
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