Los años pasaron y siempre era la misma rutina en mis sueños al final terminé acostumbrándome, ingresé al colegio y era buena a pesar de tener sueño la mayoría del tiempo, no era la mejor estudiante, pero sí de las mejores, cuando cumplí nueve años mi hermana se casó con un joven muy agradable al cual no le importó que formara parte de una familia desintegrada, él también había sido abandonado por sus padres y dejado al cuidado de sus abuelos, es por esa razón que no le importaba mucho todas esas costumbres.
La relación de mi madre con él no era muy buena, aunque si era cortes, mi hermana aún después de casada, seguía acompañándonos todas las mañanas a la escuela y por las tardes iba por nosotros así pasaron algunos meses hasta que mi hermana quedó embarazada, nos dio la noticia que todos recibimos muy bien a pesar de eso aún seguía cuidándonos, todo era felicidad y buenos deseos para la hermosa pareja y futuro miembro de la familia pasaron los meses.
Angelique, podrías ayudarme a amarrar mis zapatos, no alcanzo.
A mi hermana le creció una gran panza con el embarazo, ¿Madre, no ha llegado Alondra?
Alice: No, llegarán por la tarde y traerá a tu sobrino.
No puedo negar que estaba muy emocionada por la llegada de mi sobrino, tendría con quien hablar, aunque no me entendiera.
Llega mi hermana caminando despacio y un bebé en los brazos, me acerco y digo él es tu hijo.
- Sí, quieres cargarlo.
- Claro, me da al pequeño para que lo cargue, en cuanto lo tengo conmigo mi corazón comienza a sentirse muy triste, no entiendo el porqué hasta que veo sus ojos cafés, no se ven exactamente con vida, él nació en primavera.
- Alondra, el niño está enfermo.
- Si Angélique, el bebé nació enfermito del corazón, esperamos no se vaya muy rápido y tenga la fuerza suficiente para quedarse con nosotros.
**** 20 días después
Angélique: Alondra, deberías mejor ir al hospital con el bebé en lugar de que me lleves a la escuela, yo puedo ir sola.
Alondra: ¡Estás loca!, eres aún una niña, los llevo y me voy directo al hospital.
Angélique: Mejor ve al hospital; sin embargo, no pude convencerla, nos llevó al colegio y se fue directo al hospital que se encontraba a tan solamente unas cuadras del Colegio, desafortunadamente por cosas del destino ese día el hospital no tenía personal médico tan temprano, mi hermana estaba esperando a que llegara el médico de turno.
Salimos del colegio y Alondra no se encuentra, nos vamos hacia la casa ya nos sabíamos el camino, en cuanto llegamos mi hermano entra y yo me quedo de pie ante la puerta, paso y veo a muchas personas dentro sin pensarlo y sin mirar voy hacia mi habitación comenzando a llorar.
¿Por qué no obligue a Alondra a ir al hospital antes?, es mi culpa, yo lo maté, eres la peor persona del mundo.
Alondra entra a mi habitación me ve llorando y me dice ¿Qué pasa?, ¿estás triste porque el bebé ya no estará con nosotros?, volteo a verla, Si, me siento culpable porque nos fuiste a dejar al colegio antes.
Alondra: No es culpa de nadie, simplemente era el momento de que él partiera, estaba sufriendo mucho, simplemente me abraza y yo lloro intensamente.
****Recuerdo de Alondra****
Alondra se encuentra conversando con una de las personas que también están esperando al médico hasta que comienza a sentir pequeñas contracciones en el bebé lo ve un poco morado y casi no puede respirar, comienza a preocuparse e intentar darle un poco de respiración, las señoras que se encontraban alrededor comienzan a gritar por ayuda, una de ellas corre en cuanto ve entrar a un médico.
Sra: Doctor, doctor, por favor ayude a la señora que está allá, lo dice señalando a Alondra, su hijo no respira y ya está moradito.
Dr.: corre directamente hacia Alondra, Señora, permítame al pequeño, deje lo reviso.
Alondra estaba llorando aún así le da el bebé al Doctor quien empieza a hacerle masaje en el pecho e intentar reanimarlo, las enfermeras comienzan a llegar con el equipo para ponerle un respirador, Alondra se encuentra en Shock, ¿Quién no lo estaría?, ingresan al pequeño tratando de salvarle la vida, sin embargo, eso no fue posible.
Dr.: Señora, lamento informarle que no pudimos salvar a su bebé, en el interior del doctor, debí haber estado antes con cinco minutos que hubiera llegado con antelación lo podría haber salvado.
El cuerpo de Alondra se desliza por el muro blanco a sus espaldas, estaba llorando, no podía hacer más con sus manos temblorosas y como pudo llama a su esposo para darle la mala noticia, William llega lo más rápido posible ve llorando a Alondra, únicamente puede abrazarla, a él también le duele mucho el fallecimiento del bebé, sin embargo, no puede dejarse vencer tan fácilmente por el dolor, aún quedan muchas cosas por arreglar, como el sepelio y el cementerio, así que con el corazón destrozado realiza todo el papeleo necesario para después irse a casa de los padres de Alondra para velar ahí el cuerpo del pequeño, nuestros familiares asisten, algunos de ellos más que por unión era más por la curiosidad y la intriga de saber que paso.
Estamos en la casa cuando veo pasar sin levantar la vista a Angélique, ¿Cómo pude olvidarme de ella? la sigo hasta su habitación y la encuentro llorando, sé que aún no ha visto el féretro de pequeño, pero ella sigue diciéndose, que es una mala hermana que no debió aceptar que yo la llevara al colegio, mi corazón ya roto después de escucharla le duele más, sé que no es culpa de nadie, pero esa pequeña de tan solo nueve años no lo sabe, debo decirle que no es su culpa, que estas cosas pasan y poner mi mejor cara aunque sé que me está yendo la vida, así lo hago al parecer ella lo entiende por qué después de un rato se queda dormida.
Angélique: ¡Max!, ¿Por qué te has llevado a mi sobrino?
Max: Hola, no es algo que yo eligiera, era su turno de partir, pero estoy segura de que tú estarás acompañándolo, mira el pequeño va en brazos de un Ángel que lo cuidará hasta que sea su momento de regresar a este mundo.
Angélique: Prométeme que estará bien le digo al ángel.
Ángel: Claro que sí, mira que es feliz y ya no está enfermo.
Angélique: Le da un beso al bebé, “nos veremos en otro momento, cuídate hasta entonces”, gracias puedes seguir.
Max: Ya viste es momento de que regresemos, pero antes puedes darme tu nombre.
Angélique: Volvamos y, con respecto a mi nombre aún no es tiempo de que lo sepas, le extiende la mano y él la toma volviendo a sentir la descarga de energía y desaparece dejando solo a Max.
He tomado una decisión y esa será no interferir en los planes de Max (La Muerte), también el que debo ser feliz.
A partir de esta decisión que toma Angélique, ella se vuelve una persona risueña, aunque al mismo tiempo nadie conoce exactamente su interior, demuestra ser una persona muy feliz, sin embargo, en el fondo siente una gran tristeza al ver partir a todas esas personas.
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