El brujo

Se terminaron las clases y salí de vacaciones, tenía que buscar la forma, de no estar en mi casa, así que le pedí a mi mamá, que me mandara a provincia con mi tía, que era de mi misma edad, era media hermana de mi papá, ya que mi abuelo se volvió a casar después de enviudar.

Después de mucho rogar logré convencerla de que me dejara ir, así que cuando lo conseguí subí a un autobús, ella y su mamá fueron por mí a la estación y me quede con ellas, cuando estaba con ella le platiqué todo lo que me ocurría, la verdad ella era muy diferente a comparación de mis primas de la capital, tenía su corazón más puro, la quería como una hermana lástima que estaba muy lejos y era difícil vernos, me dijo --Definitivamente tienes muy mala suerte, necesitas urgente que te hagan una limpia-- ¿Una que? -- Una limpia, mira mi prima me presento a un señor que hace brujería blanca,-- ¿Qué es eso? Desconocía totalmente del tema, --Bueno es un señor que te talla con unas hiervas, por todo el cuerpo, pero invoca a los santos, para que te quiten el mal que llevas encima-- no sé me da miedo, le digo, que pierdes, a lo mejor y te ayuda, está bien pero tú me acompañas y así lo hicimos, fuimos con el dichoso brujo y me dijo lo que esas personas siempre dicen, --Te están haciendo brujería, por eso siempre tienes tan mala suerte, era joven e ingenua en ese tiempo, por eso le creí, nos sacó el poquito dinero que teníamos, con sus dichosas limpias, hasta que un día empezó a decir que teníamos que ir solas, eso ya no nos gustó y dejamos de ir, pero como sabrán no sirvió absolutamente de nada, ahora leerán porque se los digo.

Mi tía terminó su carrera técnica de secretariado, que duraba dos años, tenía dieciséis años como yo y tuvo su graduación, hubo una gran fiesta y fue mucha gente, no sé cómo se enteró el dichoso brujo que estábamos ahí, entra a la fiesta se acerca a mí y me dice por qué dejaste de ir, yo te iba a ayudar, de pronto me lanza encima una especie de polvo que traía en un frasquito, no sé que era pero me imagino que una especie de droga, brujo al fin conocía de hiervas, porque no podía reaccionar, escuchaba lo que me decía pero no podía mover mi cuerpo, me empezó a decir, que yo era un volcán y que necesitaba hacer erupción y no sé que tantas tonterías más, me agarraba el rostro, quería quitarlo y aventarlo pero no podía, me toma la mano y me empieza a jalar fuera de la fiesta, a donde, no sabía.

Por suerte, una vecina de mi tía, que era mayor que nosotras y una invitada, se dio cuenta de esto, se acerca a mí y me dice ven acompáñame al baño, toma mi mano y me jala sacándome del agarre de brujo, me decía Aidee que te pasa, quien era ese hombre, te acariciaba, te tocaba y no le decías nada, quería reaccionar pero no podía me sacudía y nada pues que te dio, entonces se le ocurrió echarme agua en la cara y con eso pude reaccionar, me sentía fatal, me sacaron de la fiesta y me llevaron a la casa, otra vez lección aprendida, jamás vallas con un brujo es pura charlatanería y puede ser peligroso, ahí está de vuelta mi nube gris.

Estuve con ella, todas las vacaciones, tuve que volver porque tenía que regresar a la escuela, otra vez a mi rutina diaria, pero ya estaba cursando mi último año de la preparatoria, la escuela que era mi lugar seguro, ya no lo era tanto, el profesor de matemáticas me reprobó el muy cínico, tenía que presentar el examen extraordinario, pero para colmo el era el coordinador del área de matemáticas, lo presente una vez y el fue el que lo aplico, me volvió a reprobar, buscaba que me quedara sola para acosarme, que eran pocos los momentos que no estaba acompañada por amigas, se acercaba a mí y me decía, que jamás iba a salir de esta escuela, que el se iba a encargar de eso, que no podía acusarlo que era su palabra contra la mía y que su reputación era intachable, me tenía amenazada, volví a presentar el examen me había preparado muy bien, estaba segura que lo había aprobado pero no fue así, solo tenía una esperanza que era recusar la materia con otro profesor, era mi último semestre no había más.

Tenía que solucionar mis problemas yo sola, si le decía a mi mamá lo que ocurría, le iba a decir a los cavernícolas de mis hermanos, iban a ser un escándalo y hasta podrían expulsarme, todo mi esfuerzo se iba a ir a la basura, no podía permitirlo, cuando comenzó el recursamiento, ayude a mis compañeros con sus tareas les explicaba y hacíamos los ejercicios juntos, hasta que un día, el profesor me preguntó, que porque estaba recursando la materia, si sabía hacer los ejercicios y le entendía perfectamente a la clase, entonces vi mi esperanza y le conté todo al profesor, aun principio no me creyó, pero después confirmo todo lo que le yo le conté.

Así paso mi semestre, matemáticas era la que me preocupaba, el profesor me aprobó, casi lloro de la felicidad una luz en mi nube negra pensé, el maestro me dijo --Aidee quiero pedirte una disculpa-- ¿por qué? --Cuando me platicaste lo del coordinador del área, pensé que todo era una mentira tuya, pero cuando llegó a mi cubículo, a pedirme tus exámenes y todos tus trabajos, comprendí todo, le dije que para qué los quería, me contesto que te importa, los necesito y no me cuestiones, entonces le dije que sabía lo que había hecho y que no se iba a salir con la suya y si te seguía molestando lo ibas a acusar y yo sería tu testigo-- De verdad profesor muchas gracias se me salen las lágrimas, le doy un abrazo, apareció un héroe en mi camino.