CAPITULO # 14

Pasaron 2 semanas cuando volví a la clínica a mi chequeo para recibír mi orden de tratamiento, me sentía algo extraña, pero no le di importancia, tome una larga ducha, me coloque un vestido estilo cóctel, coloque algo de maquillaje para no verme tan mal como, realmente me sentía.

tome unas horquillas bañadas en oro que me había regalo mi padre, pero para mí sorpresa cuando peine mi cabello, mucho del mismo quedó en el.

sabía que esto iba a pasar, había leído sobre los efectos de la quimioterapia, en el artículo había algo sobre la perdida del cabello, pero no pensé que seri tan pronto, tome el mechón de cabello que estaba en mi cepillo, y comencé a llorar.

sentí frustración, dolor, pena, eran un monton de emociones que me embargaban, no podía dejar que nadie me viera así, necesitaba hacer algo.

tome un turbante que había comprado hace mucho tiempo y me lo coloque, tapando así la perdida de mi cabello, quizás no se notara la diferencia aún, pero para mí era algo indignante.

tome las llaves de mi coche y baje a desayunar

-estas segura que no quieres que te acompañe hoy?- pregunto mi madre.

-estare bien, mamá, necesito hacer mis cosas por mi cuenta.

-pero, sabes lo mal que sales cada vez que vas al medico- dijo mi padre reprochando mi decisión

-no me suministraran el tratamiento hoy, solo voy a un chequeo papá, es todo, pueden estar tranquilos - les asegure.

-además debo ir a hacer unas cosas.

-que tipo de cosas- insistió mi madre.

-mama, quieren que lleve una vida lo más normal posible, entonces dejen de sobreprotegerme -les grite.

-lo siento, yo solo quería ser tu apoyo- dijo mi madre avergonzada.

-lo siento mamá, no la estoy pasando muy bien, es solo... necesito ir por... son cosas mías mamá- por más que quería decirle que iba a ir por unas pelucas o alguna cosa para tapar mi cabeza cuando quedará calva, no me atreví a decirle.

me levanté tome mi bolso, deposite un beso en la mejilla de mi madre, y otro en la mejilla de mi padre, y salí a mi cita.

se había vuelto rutina, tenía meses que no asistía a mis clases, las chicas iban a mi casa, llevaban los apuntes y yo enviaba todo por correo, nadie me había visto en público, solo salía para las citas médica y para ir a las quimioterapias.

Roberto y yo habíamos discutido algunas veces por lo mismo, el queria salir a cenar y yo solo me negaba, había perdido peso, estaba más demacrada, mi piel estaba opaca y ahora estaba quedando sin cabello.

vivía en una frustración constante con mi físico, y al mismo tiempo con mis sentimientos, quizás era hora de pasar a ver a la psicóloga, tal vez ella tendría una palabra para sentirme mejor.

llegué a la clínica, el Doctor Frank, me

atendió, me mandó a hacer unos exámenes y me dió la orden para mí tratamiento.

-todo va bien?- me pregunto

-ehh si, supongo.- le respondí.

-es normal todo este proceso Anna, lo importante es que no estas sola, cuentas con tu familia, mi hijo, y mi persona.

-gracias doctor- dije sinceramente.

-ya me puedo retirar?.

-si, claro.- me dijo sonriendo amablemente.

salí directo al consultorio de la psicóloga, espere ser atendida, hasta que fue mi turno de pasar.

-hola, Doc.- le dije avergonzada.

jamas pensé que necesitara verme con una psicóloga.

-hola Anna, como te sientes? - me pregunto mientras tomaba nota.

-toma asiento por favor- dijo mientras señalaba el inmenso sofa que estaba en el consultorio.

-gracias.

-la verdad no sé que hago aquí.- dije mirando mis manos nerviosa.

-no tienes porqué avergonzarte Anna, soy tu amiga, solo quiero ayudarte en todo este proceso.

-es que nadie puede ayudarme, estoy fea, mi piel se marchita, mi cabello se cae a montones, mi cuerpo es tan flaco como el de una anoréxica.- dije enfadada con lágrimas en mis ojos.

-no está mal, que llores Anna, pero esos son efectos secundarios de tu tratamiento, pronto terminarán y volverás a retomar tu vida.

-ya si muero?

-si mueres, habrás muerto mucho antes, porque te limitas a vivir, simplemente por el como te ves, la apariencia no lo es todo, eres linda por lo que eres Anna.

-pero todos me ven con lastima- le dije aguantando mis ganas de llorar.

-ven lo que tú quieres que veas, proyecta a la Anna que quieres que todos vean, y comenzarán a tratarte como tal.

-pero y si no puedo?- seguirán viendo a una Anna asustada, débil y frágil.- me dijo sonriendo.

-tengo miedo.- le confesé.

-todos tenemos miedo Anna.

te contaré una historia, claro si lo permites.

-si, por supuesto- le dije secando mis lágrimas.

-veras, hace 10 años una colega muy cerca, paso exactamente por lo que tu pasaste, también se sintió exactamente como tú te sentiste Anna, sufrió muchos desprecios por verse diferente, incluso cuando quitaron su seno, se sintió incompleta y perdida.

el cáncer no juega, no duda, es cruel, pero está en esa persona, si lo deja ganar fácil o lucha contra el.

-que paso con la Doctora- pregunté curiosa.

-su hija tuvo un accidente donde quedó en coma, ella sabía que si dejaba ganarse por el cáncer, jamás podria verla despertar, así que lucho, cumplió sus quimioterapias, iba a visitar a su hija todos los días, contándole como había progresado.

aunque perdió un seno, jamás se dió por vencida, su hija salió del coma y ella estuvo ahí cuando paso.

-es una historia muy linda, pero es eso solo una historia. -deje algo desanimada, sabía que la Doctora solo trataba de darme ánimos, era su trabajo.

-crees que te invente todo esto?- dijo algo amenazante.

-si, no la culpó, se que es su trabajo, pero yo quiero ser realista.

La doctora se levantó, abrió su bata médica, desabrochó unos cuantos botones de su camisa y mostró su brazier, dónde solo un lado se encontraba ocupado por su busto, el otro estaba vacío.

-como es....

-yo.soy esa Doctora, y mi hija fue la que me dió las ganas de luchar. - dijo sonriendo.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***